El Periódico de Aragón

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ZARAGOZEANDO

El Ebro, el miedo que despierta y ¿las futuras playas urbanas?

En los años 70 los zaragozanos dejaron de bañarse en el Ebro por la contaminación. Podemos propone crear seis playas fluviales a lo largo del tramo urbano del Ebro

Aunque muy poca gente se atreva a meterse, muchos zaragozanos se acercan a las orillas del Ebro para jugar. ANDREEA VORNICU

Zaragoza no tiene playa, por lo menos natural. Pero hubo un tiempo en el que el Ebro, ese río que nos parte por la mitad, sirvió a los ciudadanos mucho más que para pasear por sus riberas. Por el cauce se navegaba, se comerciaba, se transportaban mercancías y en las orillas la gente se bañaba. Y ahora que el calor aprieta en verano, seguro que a más de uno le apetecería poder remojarse si no fuera por la leyenda negra que le acompaña. y

Y es que el Ebro, a pesar de su apacible aspecto, sobre todo en verano, cuando baja calmado, se ha cobrado alguna que otra vida de personas que se confían y acaban arrastradas por la corriente. Puede que por eso miremos a nuestro río con desconfianza, pero lo cierto es que en torno a él hay mucha más vida y muchas más actividades de las que podrían pensar aquellos que solo cruzan los puentes en coche.

Una vez en la ribera, bajando por las escaleras del Náutico, a los miedosos les sorprenderá lo común que es ver a gente haciendo piragüismo (y hasta paddle surf) en el agua. Es una imagen habitual pero sorprende que haya quien no se atreve a meter un pie en la orilla mientras que otros discurren por el medio del cauce con tranquilidad.

Hoy en día, los patos son de los pocos que se atreven a remojarse en el Ebro. ANDREEA VORNICU

El agua, vista desde cerca, llama al baño. En verano no baja marrón y uno puede llegar a entender como hace tan solo unas décadas en La Almozara o en Macanaz había playas a las que cientos de zaragozanos iban a disfrutar cada fin de semana. Eso sí, imaginar que a pocos metros del camino por donde uno paseo puede haber un siluro de dos metros quitan bastante las ganas de sumergirse. Sobre todo a los miedosos, si bien este enorme pez no ataca a los humanos.

Sin embargo, hay quienes sí que miran al Ebro con ganas. Desde Podemos han presentado una moción para este último pleno en la que pedían habilitar hasta seis playas urbanas en las riberas de la ciudad con el objetivo de aliviar los aforos de las piscinas municipales y ofrecer una nueva opción de ocio a los habitantes de la ciudad. Y es que el baño en el Ebro es libre, quien quiere entrar puede, pero si es el ayuntamiento el que habilita zonas específicas para nadar, habría que cumplir una serie de requisitos en cuanto a la salubridad del agua.

En el río es frecuente ver a gente realizando deportes acuáticos. ANDREEA VORNICU

Fue en los años 70 cuando las playas fluviales del Zaragoza dejaron de utilizarse debido a la contaminación del agua causada por los vertidos de la nueva industria que acogió entonces la ciudad. Hoy en día, sin embargo, la calidad del agua del Ebro, gracias a las depuradoras, han mejorado. Y según defiende Podemos, hay mediciones que demuestran que el Ebro sería seguro para bañarse puesto que el nivel de bacterias y microorganismos no resultaría peligroso para los humanos.

A falta de más estudios y de un plan que permitiera acercarse hasta las orillas con comodidad y meterse al agua sin miedo a ser arrastrado por la corriente, los zaragozanos siguen mirando al Ebro con cariño pero desde la barrera.

Desde que se recuperaron las riberas, estas se han convertido en un parque más de la ciudad donde se puede disfrutar del río desde la distancia y donde se puede disfrutar además de algo que no tienen el resto de zonas verdes: animales. Muchos animales. En algunos tramos, los patos y las palomas se relajan en grandes grupos en la orilla. Y sorprende que cuando un humano se acerca, en vez de espantarse se acercan también. Se ve que están acostumbrados a que haya quien les echa de comer.

Nadie sabe hoy si en el futuro el Ebro volverá a ser el mar en el que naden los zaragozanos. Hasta entonces, las orillas son territorio de las aves. Feliz verano. 

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