La sociedad municipal Ecociudad Zaragoza ha puesto en marcha una prueba piloto, como había adelantado este diario, para tratar de reducir la presencia de toallitas en los ríos y riberas de la ciudad. Para ello está colocando un sistema de planchas metálicas con unas grandes mallas en tres aliviaderos de la red de saneamiento.

Estos sistemas actúan como coladores gigantes que retienen buena parte de los sólidos y dejan pasar el agua. La concejala de Infraestructuras y Medio Ambiente, Patricia Cavero ha explicado que este mecanismo se va a probar en las tres riberas: en el parque de San Pablo en el Ebro, en el Parque Bruil en el Huerva y en Parque Ríos de Aragón en el Gállego, y si funcionan la intención es ir extendiéndolo progresivamente a todos los aliviaderos.

Cavero ha advertido del grave problema económico y medioambiental que suponen las toallitas higiénicas y desmaquillantes pero también los bastoncillos de los oídos, las tiritas, los discos de algodón, los tampones o el hilo dental que tiramos por el váter y ha recordado que se solucionaría simplemente desechándolos correctamente en una papelera.

Todos estos productos contienen fibras que no son biodegradables o que tardan mucho más tiempo en descomponerse de lo que les cuesta recorrer la red de tuberías y llegar a las depuradoras. La consecuencia es que esas fibras se enredan a lo largo de las conducciones provocando atascos e importantes averías.

La red de saneamiento cuenta con diferentes aliviaderos situados, generalmente, en las riberas. Cuando se producen fuertes lluvias su misión es derivar el exceso de agua hacia el medio natural para evitar inundaciones en las calles y daños en las canalizaciones. Cuando eso ocurre, las toallitas y el resto de productos mal desechados que circulan por esa tubería son arrastrados por el agua junto a colillas de tabaco, plásticos, hojas o arenas que se cuelan por los sumideros.

Hasta 1.800 kilos de residuos

Estos nuevos sistemas de retención con mallas pretenden reducir la llegada de todos esos sólidos al río. Se estima que cada uno permitirá retener entre 1.500 y 1.800 kilos de residuos después de un episodio de lluvia intensa. De hecho, Ecociudad los va a probar durante todo el verano porque es precisamente la época del año en la que se suelen registrar más precipitaciones de este tipo y cuando más entran en funcionamiento los aliviaderos de la red. Las toallitas que aparecen en las riberas tienen también un segundo origen: las crecidas del río Ebro que las arrastran desde aguas arriba junto a otros sólidos.

Las toallitas y otros residuos fibrosos mal desechados por el váter tienen que ser retirados cuando llegan a las depuradoras para evitar que atasquen las instalaciones y ocasionen graves averías.

El sistema consiste en una red que es capaz de retener cientos de kilos de residuos. AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

Sólo el año pasado Ecociudad retiró más de 360 toneladas de toallitas en estas instalaciones. Su separación y traslado al vertedero cuestan a las arcas municipales más de 150.000 euros anuales, a lo que hay que sumar la reducción de la vida útil de los equipos e instalaciones. La acumulación de restos de toallitas fue la causa del colapso que sufrió el digestor primario de la depuradora de la Almozara. Su rehabilitación ha supuesto 2 millones de euros de inversión y más de un año de obras.