El Periódico de Aragón

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URBANISMO EN ZARAGOZA

El diseño de la nueva Romareda no saldrá de un concurso público de ideas

Serrano descarta, por los tiempos establecidos, sacar a licitación el diseño del futuro estadio. Se trabaja en una cesión para que el club costee las obras a cambio de la explotación del campo

El Real Zaragoza, o quien se encargue de la gestión, pagará las obras a cambio de los ingresos que genere la explotación. ÁNGEL DE CASTRO

Prudencia y discreción son las dos palabras que más repite el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, Víctor Serrano, cuando habla del proyecto del nuevo estadio de fútbol en la ciudad. Pero este lunes Serrano comparecía en la comisión de Urbanismo a petición del PSOE y queriéndolo o sin querer, dio pistas del camino que ha marcado ya el equipo de Gobierno de PP y Cs. Y en usa cosa fue claro: por falta de tiempo, el diseño de la nueva Romareda no saldrá de un concurso público de ideas, como sí que ocurrió en los tres intentos anteriores por tener un nuevo campo. No explicó, eso sí, a pesar de la insistencia del concejal del PSOE, Horacio Royo, porqué se ha desechado el proyecto de Lamela, que ya preveía que el estadio se quedara donde ya está.

"Si queremos, tal y como exige la FIFA y la UEFA, que el estadio esté terminado un año antes del Mundial (2029), lo siento pero no nos podemos permitir un concurso de arquitectura y no podemos alargar los plazos", afirmó Serrano. Y es que la cuestión de La Romareda está estrechamente ligada a la candidatura de Zaragoza para convertirse en sede del Mundial de 2030, que España y Portugal aspiran a organizar pero que todavía no tienen garantizado.

Por estos mismos plazos, antes del 30 de septiembre, los encargados de esta candidatura (el Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón, el Real Zaragoza y la Federación Aragonesa de Fútbol) deben entregar la información requerida por la Federación Española y que dé las garantías de que la ciudad podrá acoger partidos cumpliendo con todos los requisitos de la FIFA.

Y será después, según dijo Serrano, cuando haya novedades sobre la nueva Romareda, pero no antes. "En muy corto espacio de tiempo va a haber novedades sobre el proyecto. Y ustedes serán los primeros en conocerlas", les dijo al resto de grupos municipales, que insistieron en la transparencia del proceso. "Esas novedades, basándome en la prudencia, que no es falta de transparencia, se podrán explicar punto por punto y coma por coma y con total transparencia. Y en eso está el equipo de Gobierno y la otra pata, el Real Zaragoza", explicó Serrano. "Y se está trabajando con discreción porque es la única manera de trabajar estas cuestiones", insistió.

No obstante, seguidamente, el concejal de Urbanismo confirmó que están trabajando ya en un modelo de gestión del campo que suponga la cesión demanial del equipamiento. Esto implica ceder los derechos de explotación del estadio a quien se encargue de construirlo, por lo que el ayuntamiento mantendrá la titularidad del suelo y apenas tendrá que poner dinero para la reforma. Sería entonces y presumiblemente, puesto que esa cesión sí que se sacaría a concurso público, el Real Zaragoza el que pague las obras a cambio, eso sí, de quedarse con los ingresos que genere la nueva Romareda durante los años convenidos.

Que el adjudicatario encargue el proyecto

Y esto encaja a la perfección con las palabras del director general del club, Raúl Sanllehí, quien en una entrevista con este diario explica que si los inversores pueden recuperar el dinero a través del alquiler de espacios y de los eventos que se celebren más allá de los partidos, el Real Zaragoza pondrá "cero límites" a su participación en el proyecto. Es decir, que por dinero no será si pueden recuperar lo que cueste la reforma. Según las estimaciones de Serrano, el campo podría generar unos 10 millones al año basándose los ingresos que generan otros estadios.

Este modelo de gestión, en el que será el propio club el que se encargue de costear el grueso de la reforma, permite también que el diseño del nuevo estado no tenga que depender de un concurso público en el que se elegiría el mejor proyecto mediante la libre concurrencia. "Si no van a ser las arcas municipales las que van a sostener el proyecto, entenderán ustedes –les dijo Serrano a los concejales de la oposición– que quien vaya a ser adjudicatario de esa cesión tenga todo el derecho del mundo a encargar el proyecto a quien considere". Es decir: a dedo.

Así con todo, pese a la prudencia y la discreción, el futuro de La Romareda comienza a despejarse en el consistorio. Declaración tras declaración, las piezas del puzle empiezan a encajar.

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