El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

'ZARAGOZEANDO'

El entorno del Paraninfo: un jardín que da lecciones

Paco Serón, catedrático y delegado del rector para el plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, es el responsable de que la naturaleza cobre protagonismo en este céntrico edificio

Los cactus del jardín que da a Gran Vía son propiedad de Serón y algunos tienen décadas de vida. Jaime Galindo.

A caminar se aprende caminando y, aunque la formación teórica sea indispensable en cualquier proceso de enseñanza, sin una aproximación práctica a según qué cuestiones resulta muy complicado asimilar conceptos. Esto es lo que defiende Paco Serón, catedrático de la Universidad de Zaragoza, actual delegado del rector para el plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y el responsable de que los jardines del edificio Paraninfo luzcan lo bonitos que pueden contemplarse. ¿Y que tiene que ver una cosa con la otra?

Serón era hace seis años el vicerrector de Prospectiva, Sostenibilidad e Infraestructura y fue el responsable de que el campus público se adhiriera entonces al plan marcado por la ONU para perseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). «Se trataba de una aproximación teórica, pero yo soy partidario que para saber, también hay que saber hacer. Y si quieres cuidar la naturaleza, hay que trabajárselo», cuenta Serón. Y este jardín es un ejemplo de ello.

La primera de las zonas que recorre con entusiasmo este catedrático es el jardín que está entre Doctor Cerrada y el edificio del Paraninfo. Allí, separado por un camino de hormigón, se diferencian dos zonas: una de piedra y otra con césped en la que se instalaron dos grandes jardineras en las que crecen cactus y otras plantas.

A la izquierda, un jardín verde y cuidado, a la derecha, un páramo desierto, símbolo del futuro que nos espera si no actuamos. Jaime Galindo.

«Es un símbolo. Este lado (el que está yermo y lleno de piedras) nos muestra hacia dónde va nuestro planeta si no hacemos nada. Y el otro (el que tiene vida y brilla verde) es lo que se puede conseguir si nos preocupamos por cuidar el entorno», explica. Y cuidar significa cuidar, es decir, preocuparse por las plantas que allí crecen. «Los árboles no me valían, crecen solos. Quería plantas que con las que haya que trabajar», explica.

Así que allí planto unos agaves y cactus, unas plantas que por sí solas no sobreviven al clima aragonés. Por eso, en invierno tienen que ser recubiertos con un invernadero de plástico y también tienen que regarse de vez en cuando. «Es un ejemplo de que para cuidar la naturaleza tienes que preocuparte mínimamente», dice el catedrático.

Cactus suyos y de su madre

En la otra jardinera viven unos cuantos romeros que sí que son autóctonos de Aragón y que crecen de manera autónoma. Y justo al lado, dos grandes tejos venenosos permanecen impertérritos ante el paso del tiempo. Ambos ejemplares son un vestigio del antiguo jardín botánico que rodeaba la antigua Facultad de Medicina, donde se cultivaban especies de las que extraer curas y mejunjes.

Pero esta es solo una de las partes del proyecto de Serón, que se inició hace ya seis años. Otro de estos particulares jardines dedicados a los ODS está en el lado del Paraninfo que da a Gran Vía. «Poca gente se fija», reconoce el profesor, si bien para él es el más bonito y el más especial.

Está dedicado a su madre y es que los cactus que allí crecen son suyos y de su progenitora. «Este me lo regaló cuando yo entré en la universidad», recuerda Serón señalando a un gran bola recubierta de pinchos que tiene casi 50 años. «Estos crecen y crecen mientras siguen vivos y si no se les pudren las raíces. Aunque este verano casi mueren por falta de agua», relata rodeado de plantas que superan el tamaño de un humano.

Pero a esta colección, además de plantas, le faltaban animales, por lo que Serón decidió reformar «una fuente fea» que hay detrás de la cafetería del Paraninfo para convertirla en un estanque. Plantaron nenúfares, echaron unas cuantas carpas Koi y también tres esturiones. «Nos denunciaron al Seprona pero, obviamente, estos están registrados», explica.

En el estanque, además de carpas de colores, viven tres esturiones además de especies vegetales. Jaime Galindo.

El objetivo de todos estos jardines no es otro que conseguir que los alumnos y profesores reflexionen sobre el cuidado de la naturaleza. «Creo que es bueno estar rodeados por naturaleza. Si tenemos que cuidarla, es bueno que veamos que cuesta trabajo. Por eso creo que en todas las facultades tendría que haber un acuario, para que los alumnos vieran que la naturaleza requiere de cuidados», cuenta.

Ante la imposibilidad, por el momento, de llevar su propuesta a cabo, él mismo tiene en su despacho un acuario marino. En él viven diferentes especies de pólipos, blandos y duros, tres peces, un pepino de mar, un erizo y un cangrejo ermitaño. «Lleva bastante trabajo y lo uso también como un experimento sociológico. Hay mucha gente que entra al despacho para contarme sus cosas y ni se da cuenta que está el acuario. Vivimos sumidos en nuestros problemas y no reparamos en todo lo que nos rodea», zanja

Compartir el artículo

stats