El Periódico de Aragón

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LOS DÍAS GRANDES DE ZARAGOZA

La falta de personal apremia a la hostelería a 15 días del Pilar

Es "difícil" reservar en los restaurantes para el día grande y el resto de los comercios evoluciona a "muy buen ritmo" | Los profesionales del sector coinciden en la dificultad para encontrar camareros

Los carteles de 'Se buscan camareros' se reparten por toda la ciudad. ANDREEA VORNICU

Faltaban las fiestas del Pilar para terminar de encajar las piezas de ese puzle de experiencias que nos robó el covid y que se ha ido completando este verano con la celebración de las fiestas patronales en los pueblos. Uno de los sectores que espera como agua de mayo esta última pieza del puzle es la hostelería de Zaragoza. Ya comienza a ser difícil hacerse con un hueco en los libros de reserva de los bares y restaurantes de la capital aragonesa que, este año, se enfrentan a un problema generalizado a nivel nacional: encontrar camareros. De hecho, los carteles de 'Wanted' se reparten por toda la ciudad, como si del viejo oeste se tratara.

José María Marteles, presidente de la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza, asegura a este diario que el principal problema radica en que los picos de trabajo en la hostelería se dan durante los fines de semana y los festivos, «periodos en los que la mayoría de la población disfruta de su ocio». «Esto supone un escollo importante para la conciliación de la vida familiar y laboral», admite Marteles, para quien es «crucial» apostar por la formación para abordar esta «carencia de personal y profesionalizar y prestigiar el sector».

En esta profesionalización del sector incide Miguel Ángel Salinas, gerente del Grupo Canterbury. «Hay dificultad para encontrar camareros buenos. Mano de obra hay, pero lo difícil es encontrar camareros con experiencia y con ese perfil que buscamos: joven y con buenas maneras», explica Salinas que, de momento, tiene «cubierta» su plantilla.

En busca de camareros

«Se precisan camareros y camareras. Enviar su currículos por correo electrónico a blckhrse1997@gmail.com». Este es el cartel que preside la entrada del bar The Black Horse en la calle Don Jaime. Allí, explica Juan, su encargado, que llevan recibiendo curriculums durante dos semanas, pero hay un factor fundamental para entender «la dificultad de encontrar personal». «Los camareros de Zaragoza han ido a todas las fiestas de todo el verano. Y algunos pues quieren tener fiesta en su ciudad. Antes de la pandemia sabías que para los Pilares iba a haber lo mismo de siempre», argumenta Juan mientras lamenta que «falta gente seria y con ganas de trabajar». «Es como en todas las profesiones», sentencia.

Con él coincide plenamente el presidente de la Asociación de Cafés y Bares, quien apunta que este problema de la mano de obra es «estructural» e «intersectorial» ya que también afecta «de forma acusada» a la logística o el transporte. Sobre las críticas que se vierten al sector por una supuesta mala remuneración a sus empleados, Marteles apostilla que «basta con comparar tablas salariales del convenio de hostelería con las de otros convenios sectoriales».

Con las fiestas a la vuelta de la esquina, el presidente admite que sus asociados ya les trasladan la dificultad por «conseguir una reserva» para el día del Pilar, mientras que el comportamiento de las reservas el resto de días está evolucionando a muy buen ritmo. Es el reflejo de la ilusión de los zaragozanos, que «tienen ganas de disfrutar del ocio» y las fiestas locales son «la ocasión perfecta» para ello. Precisamente, él confía en que el impacto económico de las fiestas pueda «llegar a superar» las cifras de consumo y facturación de 2019.

«No obstante, la incertidumbre sobre cómo evolucionará la situación económica tras los Pilares es alta y debemos ser muy prudentes», matiza. Y es que las fiestas de este año van a ser «más caras» que otros años por el contexto inflacionista. «Desgraciadamente, no existe ninguna fórmula mágica para combatir la subida de precios. Ante un incremento generalizado de los costes, el comportamiento lógico es incrementar los precios al consumidor, pero no podemos perder de vista que la capacidad adquisitiva de estos últimos también está muy mermada», asegura Marteles.

«Cuando estaba el Parking Norte se repartían el pastel entre los dos y de lo que se trata es de que todo el mundo trabaje»

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A su vez, defiende que el incremento del precio medio en los establecimientos hosteleros es «muy inferior» al incremento de costes que han tenido que asumir en cuestión de aprovisionamiento de materias primas o alquileres: «Todo ello, a costa de los márgenes y de la rentabilidad de los negocios, que cada vez está más comprometida».

Un aspecto que no quiere pasar por alto el gerente del grupo Canterbury es el hecho de que Zaragoza ya solo ofrece un solo macroespacio como Espacio Zity. «Desde que ha entrado un poco el sentido común, ya trabajamos todos. Es de lo que se trata, de que todo el mundo trabaje. Es nuestra época de cosecha y cuando también estaba el Parking Norte se repartían la mayor parte del pastel entre los dos. Y no solo los días importantes, sino también entre semana, que es donde los locales de hostelería hacemos el Pilar», critica Salinas, quien no llega a comprender que se ofrecieran dos espacios con entre 20.000 y 25.000 personas aunque entiende que haya que adaptarse y entender que los tiempos de antes ya no van a volver en detrimento de este sector. «Hace veinte años trabajabas todos los días y todos los días muy bien». 

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