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Unión Sincera del Cierzo: nace una nueva logia masónica en Zaragoza

"Somos gente normal haciendo un poco el friki que se junta a hablar sobre temas sociales". La Unión Sincera del Cierzo es una entidad masónica integrada en el Gran Oriente de Francia

Homenaje de los masones a la figura de Santiago Ramón y Cajal. U.S.D.C.

Zaragoza cuenta desde este sábado con una nueva logia masónica en la ciudad. Su nombre es Unión Sincera del Cierzo y es parte de una federación con 250 años de historia, el Gran Oriente de Francia. Al acto de «encendido de luces», como se denomina en lenguaje masónico al nacimiento de una nueva logia, han acudido unas 130 personas. El evento tuvo lugar en su «taller» de forma privada, pero antes realizaron una ofrenda floral al busto que hay en la Gran Vía de Ramón y Cajal, eminente científico y masón.

¿Pero que significa todo esto?¿Qué hacen los masones?¿Quiénes son? Eduardo R. es el venerable maestro de la nueva logia. «Como si fuera el presidente de una asociación. Lo elegimos por votación cada año», explica él para hacerse entender, que admite el misterio y la intriga que genera todo lo que tiene que ver con la masonería. «Hay mucho desconocimiento», cuenta.

«Bien. ¿Qué hacemos los masones? Pues en nuestro caso nos reunimos cada 15 días para debatir, con la particularidad de que esos debates son teatralizados y esa teatralización es el rito. Utilizamos símbolos y rituales y sobre ellos generamos metáforas que te ayudan a reflexionar sobre los temas cotidianos», explica. «Para que me entiendas, somos personas normales haciendo un poco el friki», resume, tratando así de despojarse de la «leyenda negra que les rodea». «Hablamos de temas sociales, ahora por ejemplo estamos debatiendo mucho sobre la importancia de la laicidad», cuenta.

La masonería se basa en tres conceptos básicos: la igualdad, la fraternidad y la libertad, ideas que cobraron fuerza a raíz de la Ilustración. «Somos gente muy diferente pero que nos juntamos para hablar y que siempre buscamos que podemos aprender de los demás, por eso siempre hemos estado perseguidos en los regímenes autoritarios», dice Eduardo.

En España, parte de la mala fama que tienen los masones se debe a la persecución y señalamiento que hostigó Francisco Franco durante 40 años. «Fue el único que dictó una ley específica contra los masones». Hasta en su último discurso público, pocas semanas antes de morir, el dictador golpista achacó «a la conspiración masónica izquierdista» la mala reputación en el panorama internacional que tenía el régimen en sus últimos coletazos de vida. «En Utebo, por ejemplo, mataron a más personas acusadas de masonería que masones había. Servía de pretexto para todo», apunta Eduardo.

¿Secretismo? Evitar 'spoilers'

¿Y por qué tanto secretismo? «No lo hay. En TVE emitieron hace ya décadas un rito de iniciación. El secreto se debe a que los ritos que seguimos son experiencias íntimas. No pueden explicarse con palabras. Es como ser padre, no puedes definir lo que sientes. Y es verdad que de un grado a otro de la masonería no se explican los ritos por los que hay que pasar, pero eso es para no hacer spoilers. Si ves una película sabiendo cuál es el final no tiene el mismo efecto. Pues aquí pasa lo mismo», cuenta.

En la masonería hay tres grados o tres niveles: los aprendices, que son los que acaban de entrar a formar parte de una logia, los compañeros y los maestros. «Para entrar tienes que rellenar un formulario y pasar tres entrevistas. Y para ascender tienes que asistir a las reuniones y trabajar. ¿A qué llamamos trabajar? A presentar escritos sobre los que luego debatimos», explica Eduardo.

Antes de solicitar el ingreso, cuenta el venerable masón, el individuo debe tenerlo claro. Y, por cierto, hay que presentar un certificado de antecedentes penales. «Primero tienes que documentarte bien porque a veces se nos acerca gente con ideas equivocadas que se piensa que esto es la Royal Society y que aquí contactamos con los extraterrestres. Somos gente normal», insiste Eduardo, que descarta que en sus reuniones se muevan los hilos del mundo. «Nada más lejos de la realidad. Somos gente con inquietud. Y en España no seremos más de 3.000 personas», enfatiza.

La recién nacida logia Unión Sincera del Cierzo es la primera perteneciente al Gran Oriente de Francia radicada en Aragón. Esta federación es la referente de la masonería adogmática mundial, al tratarse de la más antigua y numerosa federación de masones de Europa: activa ininterrumpidamente desde 1775 cuenta en la actualidad con 50.000 miembros repartidos en 1.200 logias en todo el mundo, explica su web, Masonería Zaragoza.

Dos corrientes diferenciadas

Dentro de la masonería hay dos grandes ramas, la inglesa, más tradicional y que no acepta mujeres entre sus filas, y la que representa el Gran Oriente de Francia, más liberal y denominada «adogmática». Dentro de esta variante, para ser miembro de una logia no se exige creer un Dios revelado, como sí ocurre en otras facciones. «Ateos y agnósticos son bienvenidos. Las ideas metafísicas (espirituales-religiosas) pertenecen a la apreciación individual de sus miembros», aclara Eduardo.

Por tanto, esta nueva logia es laica y no persigue la idea de que existe un Gran Arquitecto del Universo, un Dios en el que sea cual sea la religión a través de la que se manifieste hay que creer, como ocurre en la masonería dogmática.

Los símbolos, eso sí, suelen ser comunes a todos ellos. El triángulo, las estrellas, el compás, la escuadra. «O el mazo, el cincel y la piedra bruta, que representa nuestra aspiración a convertirnos a ser mejores personas, convertirnos en piedras cúbicas talladas, aunque siempre hay aristas y cantos que hay que seguir tallando», explica.

Gran parte de esta simbología es heredada de los gremios medievales libres, constructores y arquitectos que levantaron catedrales viajando por las ciudades europeas y que fueron el germen de lo que después fueron las logias masónicas.

La nueva logia Unión Sincera del Cierzo nace con 23 miembros. Por el momento, comparten su templo con otras dos logias, pero aspiran a crecer y poder contar con su propio local. Y por cierto, si el ingreso en la masonería supone «una serie de pasos que integran un proceso largo y difícil», la salida, por el contrario, solamente precisa la presentación de una carta de dimisión. «No atrapamos a nadie», zanja Eduardo, que reconoce, de todas formas, que dado el estigma no es fácil salir declararse públicamente como masón. «Nunca me han dicho nada malo más allá de la sorpresa, pero hay gente que se juega su trabajo». 

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