Movilidad Urbana

De paseo por 'Zaragoza Central'

EL PERIÓDICO habla con los más afectados por la zona de bajas emisiones de Zaragoza para conocer cómo les afectan las restricciones

En la calle Espoz y Mina de Zaragoza se amontonan las furgonetas de reparto.

En la calle Espoz y Mina de Zaragoza se amontonan las furgonetas de reparto. / Jaime Galindo.

Carlota Gomar

Carlota Gomar

El pasado 1 de enero entró en vigor en Zaragoza la zona de bajas emisiones provisional. Una medida impuesta por Europa que afectará, en su primera fase, a las calles comprendidas entre paseo Echegaray, San Vicente de Paúl, el Coso, Conde Aranda y la calle Mayoral, algunas de ellas ya están restringidas al tráfico, por las que solo podrán circular los vehículos con etiquetas B, C, ECO y Cero. Estas son las vías limítrofes, pero no se verán afectadas por los cambios.

Según estas restricciones, uno de cada cinco coches, alrededor de 56.400 coches, no podrán acceder a estas calles al no tener etiqueta. Representan un 21,24% del parque automovilístico de Zaragoza, mientras que el resto, más de 209.000 turismos, podrá hacerlo sin problema, al menos en esta primera fase. 

¿Qué opinan los zaragozanos y los comerciantes de la nueva 'Zaragoza Central'? EL PERIÓDICO analiza el impacto y los beneficios que va a tener con los sectores más implicados, como los transportistas, los comerciantes y la hostelería, y con los vecinos.

"La gente busca terrazas en las que no moleste el ruido de los motores"

Montse Galve, propietaria del bar Sonora.

Montse Galve, propietaria del bar Sonora. / Jaime Galindo.

En el bar Sonora, en la calle Espoz y Mina, tienen que lidiar día tras día con las motos que aparcan en las aceras. El espacio reservado para su velador está marcado en el suelo, pero aún así hay demasiados moteros despistados que lo utilizan como parking. «Una vez, después de cuatro horas, acabamos llamando a la Policía Local para que retirara una moto porque no podíamos montar la terraza», explica la encargada, Montse Galve. 

A favor de la zona de bajas emisiones, admite que los clientes agradecen los ratos en los que reina la calma en la calzada y no pasan vehículos. Que esto suceda es casi una utopía porque por esta vía pasan muchas furgonetas de reparto.

«Por estas calles el follón de coches es diario porque hay muchos bares y tiendas, así que es impepinable que pasen furgonetas», admite Galve, que asegura que «el que quiera venir al centro lo hará igualmente, haya restricciones o no, porque cuando uno va de bares suele dejar el coche en casa, así que en ese sentido no creemos que vaya a tener un impacto negativo en los comercios de la zona».

"A los repartidores nos vendrá bien porque habrá menos coches"

Roman Echeverría es repartidor de la zona del centro.

Roman Echeverría es repartidor de la zona del centro. / Jaime Galindo.

Las mañanas en la zona de bajas emisiones de Zaragoza son frenéticas. Una locura de furgonetas de reparto, mensajería y distribución de mercancías que recorren las calles buscando algún hueco para aparcar en las zonas de carga y descarga. «A nosotros ya nos va a venir bien esta decisión porque, en teoría, tendría que haber menos tráfico», explica Roman Echeverría, de la empresa Jeson, mientras se desplazar hacía la plaza Santa Cruz. «Ahora, por ejemplo, había un coche aparcado en la zona reservada y he tenido que buscar otro sitio. Cuando vas cargado, recorrer unos metros de más sí que importa», señala. 

Miguel Ángel Benito, de Zarvigas, ha aparcado su furgoneta en la calle Manifestación, detrás de un coche con etiqueta verde. A favor de la zona de bajas emisiones, considera que limitar el acceso en San Pablo «no tiene mucho sentido» porque «hay pocos comercios y mucho residente». «Si lo piensas, los que viven ahí van a poder circular si o sí, así que creo que esta medida no va a acabar teniendo el impacto deseado», señala.

"No creo que vaya a provocar un incremento en el número de ciclistas"

El responsable de la tienda La Pomada, José Manuel Tome.

El responsable de la tienda La Pomada, José Manuel Tome. / Jaime Galindo.

En el corazón de la zona de bajas emisiones de Zaragoza se encuentra la tienda de bicis La Pomada, en la calle Manifestación. Su visión, más verde y sostenible, va pareja a la limitación del tráfico y en favor de las dos ruedas. Sin embargo, no cree que las restricciones vayan a jugar a favor de los ciclistas. «Es una zona muy pequeña. Si se quiere provocar un cambio en la Movilidad hay que proponer alternativas. En Zaragoza el problema es cultural porque la ciudad tiene una buena infraestructura para ir en bici y el tiempo acompaña, pero aún así no es la opción más elegida porque se prefiere ir andando a los sitios», explica José Manuel Tome, que cree que el cambio en la Movilidad «irá más lento que en otras ciudades». 

Sobre las restricciones, señala que se deberían extenderse a las empresas de reparto y distribución de mercancías, «pero con sentido». «Hay que proponer alternativas, dar un tiempo para que puedan renovar sus flotas». De hecho, los repartidores coinciden diciendo que, a sus jefes, no les haría ninguna gracia verse obligados a cambiar sus vehículos.

"A día de hoy, tal y como está planteada, se va a conseguir poco"

Efrén Mendoza vive en el corazón de la zona de bajas emisiones.

Efrén Mendoza vive en el corazón de la zona de bajas emisiones. / Jaime Galindo.

Efrén Mendoza vive en la calle Santiago. Pillado in fraganti por Manifestación, aplaude la decisión de Europa de limitar el acceso de los vehículos contaminantes, aunque cree que la medida es innecesaria. Es más, considera que habría que poner en marcha otro tipo de trabas. «A los que fuman no les dicen nada, también contaminan», comenta. 

Según Efrén, «se va a conseguir más bien poco» con la zona de bajas emisiones aprobada por el Gobierno de Zaragoza de forma provisional y que se ampliará en el próximo año y medio. 

«En realidad pueden seguir circulando por estas calles casi todos los vehículos. Algo sí que se notará, sobre todo en el tráfico, porque pasarán menos coches y habrá menos ruido. La gente, cuando sabe que hay limitaciones, busca otros caminos así que es posible que circulen menos coches por aquí. Eso sí que será positivo», explica. En su caso, hace tiempo que solicitó la etiqueta. «Cuando se empezó a hablar del tema decidí pedirla porque sabía que acabarían llegando las restricciones a Zaragoza», explica.

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