Recuperar la normalidad en el transporte público de Zaragoza no está siendo una tarea sencilla. La demanda sigue por debajo de la de 2019, antes de la pandemia, y la venta de abonos tampoco ha tenido el éxito que se esperaba tras aprobar la bonificación del 50%. Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones, durante la primera quincena del año se han comprado menos títulos que en el mismo periodo del año pasado, con la excepción del anual, que se ha duplicado hasta los 491, una cifra similar a la de 2019.
Hasta el 15 de enero se vendieron 6.683 títulos, frente a los 7.943 del año pasado en las mismas fechas, o los 9.619 de 2019. Un balance que no tiene un impacto directo en el número de usuarios del bus y el tranvía ya que el incremento de viajeros está más relacionado con su progresión y con el fin de la huelga.
Desde el área de Movilidad trabajan para volver a recuperar la confianza de los zaragozanos. A «dos o tres meses» de que Sanidad levante la obligatoriedad de viajar con mascarilla en el transporte colectivo, el número de viajeros sigue creciendo, pero tímidamente. Aunque entre los objetivos de Movilidad está volver a cifras prepandemia, el cambio de hábitos a la hora de desplazarse por la ciudad hace muy difícil que se repitan esas anheladas cifras récord de 2019.
La bonificación municipal
El ayuntamiento, como otros tantos, decidió bonificar el 20% del transporte público para no perder la rebaja del 30% del Estado. Pese a incrementar el precio del billete un 7% –como el IPC–, este descuento del 50% permite compensar el aumento, de manera que los usuarios hoy pagan 12 céntimos menos que el año pasado y siempre que se haga uso de la tarjeta multiviaje cada viaje costará 41 céntimos.
Desde el área de Movilidad confiaban en que esta rebaja sirviera de revulsivo y consiguiera atraer (más bien recuperar) a aquellos viajeros que durante los meses más duros de la pandemia buscaron otros medios para desplazarse por el miedo al contagio. O para los que, hartos de la huelga, abandonaron el bus.
Cierto es que se ha disparado la venta de abonos anuales hasta un 116% en los primeros 15 días del año. En total se han vendido 491, frente a los 227 que se compraron durante el mismo periodo de 2022. Incluso se han superado las cifras del año 2019, cuando se solicitaron 448. Pero no ha sucedido lo mismo con los bonos mensuales o trimestrales. Por ahora, se han vendido 4.186 y 2.006 respectivamente, lo que representa una caída del 16% y 26%. A estas alturas del año todavía no se puede confirmar que los títulos de 30 y 90 días que se han dejado de vender hayan beneficiado a los anuales. «Es pronto para sacar conclusiones», precisan desde Movilidad.
Crecen los usuarios
La demanda de los abonos anuales tampoco se ha traducido en un incremento de usuarios. De hecho, un buen número de los 491 vendidos todavía no se ha activado, ya que se empieza a descontar el tiempo desde su primer uso, no desde la fecha de expedición.
Según los datos facilitados desde el área que dirige la concejala Natalia Chueca, en la primera quincena de 2023 el autobús urbano ha registrado cerca de 2,7 millones de usuarios. Aunque no se puede achacar directamente a la bajada del pecio del billete, la cifra es positiva si se compara con el mismo periodo del año pasado, cuando fueron unos 300.000 menos.
Hay que tener en cuenta que el volumen de usuarios varía por cuestiones ajenas al servicio, como en qué día de la semana caen festivos, las condiciones meteorológicas o el fin de la huelga, por ejemplo. De media, la demanda ha aumentado un 15%.
En el tranvía el balance es más alentador, ya que se ha recuperado mucho más rápido que el bus. El 15 de enero ya se habían registrado cerca de un millón de validaciones, y la demanda está un 20% por encima del año pasado.
La diferencia de usuarios entre los dos transportes colectivos osciló el año pasado entre el 5% y el 10%. El conflicto del autobús urbano, que se prolongó durante casi dos años con paros intermitentes, cambiantes y liosos, provocó que la fuga de viajeros por el covid se prorrogara en el tiempo.
Yendo a los datos, el Urbos 3 registró en 2022 algo más de 24 millones de validaciones, cinco más que en 2021. Aún así, la demanda seguía lejos de las habituales, con un 16% menos de pasajeros, mientras que en el bus este porcentaje se disparó hasta el 22%. En cambio, el autobús urbano registró alrededor de 74 millones de validaciones, un 13% más que en 2021, cuando fueron 65,5.
Desde el área de Movilidad admiten que queda trabajo y que no va a ser sencillo recuperar el 100% de los viajeros porque cada vez son más los que deciden hacer sus desplazamientos a pie, en bici o en patinete eléctrico. Alternativas favorables y sostenibles pese a que jueguen en detrimento de un servicio, que este año le va a costar a la ciudad 134 millones de euros, incluidos los 7,2 millones que, como mínimo, se invertirán de más por la bonificación.
Un gasto al que hay que sumar otros 11 millones de euros por la actualización del precio por kilómetro que el ayuntamiento paga a Avanza, que crece un 14%.