Acción Social
"Los mayores también han aprendido a dejarse ayudar por un desconocido"
Han roto barreras para aceptar la atención de una persona ajena a la familia en su propia casa
«Tiempo y personal para conocer e intervenir». Esta es la clave para ofrecer la mejor atención posible a lo mayores, con necesidades propias de la edad, explica Azucena Diez Casado, directora técnica del centro municipal de los Servicios Sociales del zaragozano barrio de El Rabal. Lleva trabajando por su bienestar desde hace más de 20 años y asegura que ha cambiado tanto el modelo de atención como la mentalidad de los mayores.
«Recuerdo que cuando empecé a trabajar siempre renegaban del aseo, no les gustaba que una persona ajena se encargara de algo tan íntimo y personal y costaba convencerles. Ahora entienden hasta que lo haga un hombre», dice Azucena, que considera que la lucha contra la soledad no deseada en tan importante como el resto de funciones que desempeñan las auxiliares, a las que desde hace unos se les exige un curo de atención sociosanitaria. «Antes no, se realizaba una entrevista y se contrataba a los perfiles más aptos, a los que posteriormente se formaban», explica.
Desahogo y ayuda para el cuidador
«Muchos están muy bien atendidos por sus familiares y este servicio les sirve de desahogo para liberar y compartir las cargas del cuidado, pero otros están más solos», comenta Azucena, que asegura que a veces creemos que nuestros mayores se sienten solos cuando, en realidad, no es así. Los que tiene más autonomía para salir a la calle «van a la farmacia, a por el pan, a las tiendas de barrio, se cruzan con vecinos y sienten que forman parte de una red, por lo que cuando les preguntas dicen que no se sienten solos», asegura.
Esta situación cambió radicalmente durante el confinamiento en casa. Insiste en que es importante destinar el tiempo suficiente a la valoración previa de las necesidades de los mayores para poder darles la mejor atención, que varía notablemente. Incluye las labores del hogar como la limpieza o la cocina de alimentos, pasando por el aseo personal, o el acompañamiento a la hora de hacer la compra, asistir al médico o realizar recados. O simplemente, la compañía, la escucha y la conversación.
«Es muy importante que la primera atención se realice en su casa, en su hogar, porque se siente más seguros. Este tipo de servicios son pasos previos a un posible ingresos en una residencia, por eso son muy importantes», subraya Azucena, que asegura que las empleadas acaban formando parte de sus vidas. «Nos dicen que son como de su familia porque se sienten atendidos y cuidados», celebra. «Al final, todo radica en lo mismo, en conseguir que tengan calidad de vida».
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