El Ayuntamiento de Zaragoza ha sacado del olvido alguno de sus equipamientos más emblemáticos. Aunque todavía quedan en la lista de pendientes algunos tan señalados y nombrados como los Baños Judíos o la antigua cárcel de Torrero, otros han tenido mejor suerte, como los depósitos de Pignatelli, donde en este mes se inaugurará el gigantesco parque el que se han convertido. O Giesa, que ha empezado a coger forma y, ahora, ya puede utilizarse su zona exterior.
El ayuntamiento es el titular de 51 equipamientos que están incluidos en el Catálogo Histórico Artístico de Zaragoza y en el Interés Arquitectónico, que suman 64.000 metros cuadrados y que darles una salida es, cuanto menos, costoso. Tras años de abandono y proyectos fracasados, parece que la tendencia ha cambiado por dos motivos: la apuesta por la colaboración público-privada y los fondos europeos, una oportunidad de oro. Por ahora, la capital ha captado de Europa 1,7 millones para reformar, restaurar, rehabilitar y reabrir la torre de Santa Engracia y en la Celda del Prior.
La finca de Movera, que será subvencionada al 100% por Bruselas, podrá reconvertirse en un novedoso centro sociocultural y el recinto de La Cartuja (al 95%) se abrirá como centro intergeneracional y albergue de peregrinos. «Se trata de dos edificios históricos que van a dar servicio a los vecinos de los barrios rurales de nuestra ciudad», celebró el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano.
Giesa, una apuesta millonaria
En lo que afecta al área de Urbanismo, también se ha solicitado financiación para darle una segunda vida a Giesa. Dotar de contenido a las naves requiere de una inversión cercana a los 50 millones de euros, una cuantía inviable para las maltrechas arcas municipales, que llegaron a contemplar una partida de 1,5 millones en 2021 para la redacción e inicio de su rehabilitación.
El consistorio ya tuvo que actuar de urgencia y derribar las naves Norte, Central y las Oficinas debido a su lamentable estado después de 14 años de abandono, y se ha habilitado un espacio exterior de 4.200 metros cuadrados para uso y disfrute de los vecinos, con zonas deportivas, juegos infantiles y paredes para grafitis de calidad. Una actuación que le ha costado al ayuntamiento 100.000 euros, a los que hay que sumar otros 18.000 de la adjudicación de la asistencia técnica del plan director, que deberá definir los usos a implantar, su programación y plan de inversiones.
La Harinera de Casetas, un proyecto vecinal
También se confía en la llegada de fondos para ejecutar la rehabilitación de la Harinera de Casetas, donde el ayuntamiento ha tenido que invertir 300.000 euros en emergencia para consolidar y mantener la estructura. El proyecto vecinal que quiere impulsar dependerá de que lleguen ayudas.
Los edificios abandonados y sin uso no permanecen cerrados cogiendo polvo sin más, sino que le generan un coste a la ciudad. Es lo que sucede con el Palacio de Fuenclara, que lleva ya cuatro décadas clausurado.
En 2003 fue catalogado como bien de interés cultural y en la hemeroteca son varias las propuestas que se han diseñado para reabrirlo. Sin embargo, no hay financiación para acometer la reforma integral que exigiría este inmueble. Tampoco desde las iniciativas privadas. El consistorio incluye cada año una partida específica destinada a su mantenimiento. Este 2023 es de 125.000 euros.
Los Baños Judíos se quedan sin presupuesto
Hasta este ejercicio también aparecía una específica de los Baños Judíos, pero en las cuentas de este año directamente ha desparecido. En realidad, no afecta porque hasta ahora no se gastaba la partida. Dos décadas después de su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC), desde el Gobierno de PP-Cs han optado por dejar a cero el proyecto hasta que resuelven las múltiples y complejas incidencias que se han encontrado en el único vestigio de la cultura serfardí, como su acceso y los planes de seguridad.
Tampoco se ha avanzado nada en la musealización de la antigua Imprenta Blasco que se prometió cuando se decidió reconvertir este inmueble en un bloque de viviendas sociales. De la casa cuartel de Palafox ni se habla, completamente en el olvido. Como ocurre con el taller de los Hermanos Albareda, en la plaza de los Sitios.
La reconversión de Pignatelli, Averly y Pontoneros
Entre los equipamientos que han pasado a mejor vida destacan tres: la residencia de Pontoneros, los depósitos de Pignatelli y Averly, donde se está construyendo un complejo residencial de lujo y apto para pocos bolsillos. Tres proyectos de gran calado que han salido adelante a través de la colaboración público-privada.
En el nuevo parque de Pignatelli los trabajadores ultiman los retoques que quedan pendientes antes de la inauguración de los 23.609 metros cuadrados de zona verde. Una operación que ha exigido una inversión de 5,8 millones que se financian con la construcción de viviendas, también de lujo.
En cuanto al cuartel de Pontoneros, el próximo mes de septiembre se abrirán las puertas de la nueva residencia universitaria. Otro proyecto que llevaba años esperando pasar a mejor vida y que, tras varios intentos de distintos gobiernos, no ha sido hasta esta legislatura cuando se ha logrado impulsar.
Una vez más, ha sido a través de la colaboración público-privada, y una empresa belga ha sido la encargada de asumir los 29 millones de euros que cuesta su reconversión.
Otros edificios se han utilizado para prácticas de oficios y de rehabilitación de los alumnos de escuelas taller, como en el pabellón de acceso al cementerio de Torrero, la Nave de la Ternera del Matadero o la Casa del Director de la Azucarera.
Lo que se ha hecho y lo que falta por hacer
Los antiguos depósitos de Pignatelli: Más de 23.000 metros cuadrados de zonas verdes, paseos y estanque
La explanada de cemento de los antiguos depósitos de Pignatelli pasará a la historia en los próximos días. A finales de este mes se inaugurará el nuevo y gigantesco parque de 23.609 metros cuadrados que acabará así con esta cicatriz de la ciudad, que aislaba al barrio de Torrero, que tiene que salvar el canal.
La reconversión de los depósitos ha exigido años de negociación y una inversión de 5,8 millones, que se han financiado mediante la construcción de una promoción de 65 viviendas de lujo, con vistas al propio parque, en la calle Santiago Guayar, que se reformará para convertirse en la conexión principal del entorno del paseo Ruiseñores con el parque y darle salida por la calle Maestro Estremiana. La edificación, que ya puede verse, estará terminada a finales de este año. En este caso, se construirán otras 35 viviendas protegidas.
Este proyecto se diseñó con grandes paseos y zonas de descanso y esparcimiento que se sumarán a las del parque Pignatelli. Redactado por el arquitecto Héctor Fernández Elorza, se apoya en la estructura de los antiguos depósitos y distribuye el parque en tres zonas principales, entre las que destaca el gran estanque. Un diseño que pretende, ante todo, conservar la imagen de los depósitos de agua construidos por el ayuntamiento en 1876, los primeros que tuvo la ciudad, y que incluye un anfiteatro. A futuro, se contemplan distintos equipamientos sociales y deportivos.
El antiguo cuartel de Pontoneros abrirá como residencia universitaria
La reforma del antiguo cuartel de Pontonero en una residencia universitaria, en la calle Madre Rafols, va a permitir que los jóvenes estudiantes tengan una alternativa habitacional más en la ciudad y, a su vez, regenerar una zona muy degradada, como es el entorno de la calle Pignatelli. Este equipamiento llevaba más de una década esperando una nueva oportunidad y será el próximo mes de septiembre cuando reabra sus puertas.
Los trabajos de rehabilitación y ampliación marcha al ritmo previsto y ya se ha ejecutado el 60% del primer edificio en inaugurarse. La inversión, a cargo de la empresa belga Xior Student Housing Spain, asciende a 29 millones de euros, que amortizará durante los 75 años que gestionará y explotará el nuevo centro residencial.
Eta nueva residencia va a contar con 337 habitaciones --110 con cocina-- con capacidad para 377 estudiantes y múltiples espacios comunes como salas de estudio, de conferencias y multiusos, talleres de idiomas y cultura, biblioteca y una zona de coworking. Espacios que también podrán utilizar los vecinos. Además, habrá 12 apartamentos reservados para investigadores y postdoctorales.
A la espera de concretarse el precio definitivo del alquiler de las habitaciones, una individual y sin pensión rondará 545 euros al mes, mientras que el de la básica rondará los 377 euros. Desde Zaragoza Vivienda defienden que están por debajo de la media española.
Tras el desalojo del Buñuel la cárcel de Torrero espera los planes municipales
Hasta hace bien poco en Zaragoza había dos edificios municipales okupados, pero tras el desalojo del antiguo instituto Luis Buñuel, solo queda la cárcel de Torrero, que el equipo de Gobierno de PP-Cs quiere convertir en un equipamiento de barrio.
A la espera de que se licite la reforma de la planta baja del Buñuel, la sociedad Zaragoza Vivienda recibió hace un año el encargo de diseñar un nuevo centro para el distrito. El concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, ha dicho en reiteradas ocasiones que hasta que no haya un proyecto definido no se procederá al desalojo de esta instalación, rebautizada como Centro Social Okupado Kike Mur por el colectivo que las okupa y que organiza actividades con frecuencia. Básicamente porque las probabilidades de que vuelva a ser okupado son altas.
No es lo que ha sucedido en el Luis Buñuel, desalojado el pasado 8 de febrero y donde el ayuntamiento va a crear un centro de mayores. La propuesta municipal plantea crear una cafetería con comedor, un salón de actos o sala polivalente con sus vestuarios, otra intergeneracional junto a la entrada, un aula TIC con terminales y wifi, un espacio de realidad virtual para actividades de apoyo cognitivo, ocio y cultura, además de salas para realizar talleres y actividades dinámicas con gimnasio.
Para adecentar la primera planta se han reservado 500.000 euros. Un mes después, todavía no han salido a licitación los trabajos.
Los Baños Judíos caen en el olvido eterno pese a su valor histórico
El futuro de los baños judíos está en punto muerto. Declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), el consistorio los adquirió en 2006 y durante años estuvo negociando con los propietarios del inmueble un justiprecio. Tanto es así que se tuvo que crear una comisión de expertos para establecer el precio, que se fijó en 70.108 euros.
Datan del siglo XIII y son el único vestigio de la cultura serfardí que conserva la ciudad. Durante años ha tenido una asignación presupuestaria, mínima, pero lo suficiente como para pensar que su recuperación estaba dentro de los planes del Gobierno. Ahora ni aparece en los presupuestos de PP- Cs. Al parecer, presenta demasiados problemas que impiden que su entrada sea accesible, además de que no cumplir con las medidas de seguridad exigidas. Así que, hasta que se encuentre una solución, el proyecto está aparcado.
La sala de los antiguos baños judíos del siglo XIII está dispuesta a modo de claustro con galerías abovedadas con crucería sencilla apeadas sobre diez columnas de piedra, alrededor del espacio central rectangular cubierto con bóveda esquifada.
Durante la construcción del edificio, en 1974, se desmontaron, trasladaron y reconstruyeron los baños en su emplazamiento actual. El estado de conservación es bueno y estaría en condiciones de convertirse en museo.