La nueva alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha heredado una operación plazas y avenidas que pretende ampliar con grandes actuaciones en el centro de la ciudad. En el listado de obras pendientes se encuentran la reforma del Coso Bajo, la avenida Valencia, la segunda fase de las avenidas Navarra y Cataluña o la plaza Nolasco que tendrán que compartir el protagonismo con la rehabilitación integral de los paseos María Agustín y Pamplona.
Se trata de una arteria principal que ha estado en el punto de mira en varias ocasiones. Desde la llegada del tranvía a la ciudad, su reforma se ha ligado a una hipotética línea 2 que no parece que vaya a ejecutarse, ya que el PP enterró este proyecto en la pasada legislatura, con Jorge Azcón como alcalde.
Ahora, la nueva regidora recupera el debate. En una entrevista concedida a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Chueca admite que habría que empezar a trabajar en esta arteria «para adaptarla a las necesidades reales del siglo XXI». Un objetivo a medio-largo plazo por su complejidad que, confiesa, puede ser «polémico» porque exigirá reducir el número carriles de circulación.
«Todas las calles que estamos reformando son ahora más amables», matizó Chueca, que puso como ejemplo la actuación que se está llevando a cabo en la avenida Navarra, ahora con andadores y aceras más anchas, arbolado, zonas ajardinadas, un carril bici en la medianera y espacios en los que estar, tanto para mayores como para pequeños.
«Son dos casos distintos porque la avenida Navarra era una carretera y María Agustín y Pamplona son un paseo», subrayó la regidora, que insistió en que hay que estudiar todas las alternativas posibles para conseguir que esta céntrica vía «sea más amable y humana», con zonas verdes, un carril bici y menos vehículos contaminantes y ruidosos.
Un objetivo a largo plazo
Por ahora, la reforma del paseo es más bien un deseo, un planteamiento que se enmarca en la agenda 2030 y en el compromiso adquirido por el ayuntamiento para que Zaragoza sea una ciudad climáticamente neutra dentro de siete años. Para lograrlo, entre otras muchas cosas, parece obligado que se reduzca el tráfico privado del centro de la capitales.
«Habrá que estudiar muy bien y con cuidado esta reforma para que no se incremente el tráfico. Se trata de un punto neurálgico de la ciudad por el cruce que hay en la plaza Paraíso y es una actuación que hay que analizar muy bien para que no genere más problemas de los que tenemos ahora», explicó.
Los paseos María Agustín y Pamplona soportan un importante volumen de tráfico cada día. Se tata de un eje de entrada a la ciudad por el que circulan entre 18.000 y 19.000 vehículos de media al día, según los aforos de tráfico de Movilidad. En concreto, la puerta del Carmen absorbe alrededor de 45.000 vehículos diarios, mientras que la plaza Paraíso supera los 47.000.
Los atascos entre la puerta del Carmen y la plaza Paraíso son frecuentes, principalmente por las tardes y en dirección al centro de la ciudad. No sucede, en cambio, en el sentido contrario, donde podría ganarse espacio para el peatón a costa de la calzada.
Nuevos hábitos de los conductores
La apertura de la prolongación de Tenor Fleta, en principio, debería tener un efecto positivo y restar coches de forma progresiva y constante al paseo Pamplona y parte del de María Agustín. Su inauguración hace ahora un año supuso la creación de un nuevo acceso al tercer cinturón, por lo que se ha convertido en la mejor alternativa para los conductores, que ahora pueden desviarse por Goya hasta Tenor Fleta evitando el paseo Pamplona, la plaza Paraíso, Constitución y Cesáreo Alierta, un recorrido mucho más lento y con atascos en las horas punta.
Todo está por ver porque esta actuación no será inmediata y habrá que ejecutarla por fases al tratarse de una vía de más de un kilómetro y medio desde el paseo Echegaray hasta la plaza Paraíso. Además, las necesidades son bien distintas según su tramo, y nada tiene que ver el paseo Pamplona, con aceras anchas y arboladas, con el resto del paseo, que conforme se aleja del centro va estrechando el espacio destinado a los peatones.
También habría que prestar especial atención al cruce de María Agustín con Escrivá de Balaguer. Esta es la intersección con más tráfico de la ciudad, hasta 30.000 en sentido salida de la ciudad. De hecho, la zona más conflictiva coincide con la intersección con Anselmo Clavé y la calle José María Escrivá que da acceso a la rotonda de la Ciudadanía.
Mismo propósito: calles más peatonales
Todas las actuaciones han estado dirigidas a devolver a los peatones el espacio que nunca debieron perder. Una tendencia que no es exclusiva de Zaragoza. Las reformas se diseñan con un mismo propósito: hay que crear calles con aceras anchas por las que pasear y estar, con zonas verdes, arbolado, juegos infantiles y sin coches.
Por ejemplo, la mitad de la superficie de la avenida Navarra será de uso peatonal tras su reforma, pero no se trata de un fenómeno que afecta únicamente a grandes avenidas en las que reinaba el asfalto, sino que esta política de hacer calles «amables» también se aplica en otras más pequeñas, como San Miguel, con mucho menos volumen de tráfico, donde el 93% será semipeatonal.
O Reina Fabiola, en San José, donde sus aceras han pasado de representar el 32% del espacio al 46%, y a tener una anchura de 5,4 metros, con árboles y bancos y diez metros de plataforma única en los pasos de peatones que se encuentran a la altura del mercado y en la intersección con Lorenzo Pardos.