METEOROLOGÍA

Más allá del María Zambrano: los estragos de la tormenta de julio en Zaragoza son visibles dos meses después

Los estragos causados por la tormenta del pasado 6 de julio en Zaragoza son todavía visibles en algunos puntos del barrio de Parque Venecia

El Lidl sigue cerrado y el acceso al campo de tiro con arco está arrasado

El campo de tiro con arco sigue en muy mal estado. La fotografía fue realizada el pasado 31 de agosto.

El campo de tiro con arco sigue en muy mal estado. La fotografía fue realizada el pasado 31 de agosto. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Iván Trigo

Iván Trigo

Zaragoza

Hace ahora casi dos meses, el cielo se rompió sobre Zaragoza. El 6 de julio tormenta sin precedentes sorprendió a muchos vecinos de la capital aragonesa inundando calles y causando numerosas afecciones. No hubo muertos a pesar de las imágenes que dejó la lluvia torrencial, pero los efectos de la tromba de agua se dejaron notar durante días. La peor parte se la llevó el colegio María Zambrano, pero en los alrededores de este centro los estragos causados por aquel fenómeno siguen siendo visibles.

Aquel día, la Z-30, a la altura del barranco de la Muerte, entre Parque Venecia y el barrio de La Paz, se convirtió en un torrente de agua en el que quedaron atrapados varios zaragozanos en sus vehículos. Hoy, nada hace pensar que por allí discurrió un río de aguas bravas que alcanzó casi un metro de altura. Quedan algunas adelfas en la mediana que todavía están tumbadas. Y hay maleza arrastrada por la corriente que todavía no ha sido retirada. Se nota, eso sí, el cambio de color entre las baldosas antiguas y las nuevas que tuvieron que colocarse para reponer las que levantó la corriente.

En este barrio de nueva construcción, el Lidl –situado justo en frente del colegio María Zambrano– sigue cerrado. El agua entró con fuerza y lo inundó todo. Hoy es visible aún la marca que dejó el agua en el párking, que alcanzó una altura de casi dos metros en el subterráneo, provocando numerosos daños materiales.

Cerrado 8El Lidl sigue sin abrir y la marca de agua en el garaje es visible. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Cerrado 8El Lidl sigue sin abrir y la marca de agua en el garaje es visible. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA / iván trigo

Dentro del supermercado, el barro sigue ensuciando el suelo. Han retirado todas las estanterías y pasillos. El edificio está vacío y no parece que la reapertura vaya a ser inminente. Los trabajadores, mientras, están en erte. Unas vallas colocadas en la entrada del aparcamiento informan de que no se puede acceder. Y un cartel aclara en la puerta del establecimiento: «Estamos cerrados por obras tras la inundación».

En el entorno se nota que, desde aquel día, apenas ha llovido. Las baldosas aún mantienen una fina pátina de barro seco que les quita lustre. Los arbustos que decoran los parterres también siguen acumulando restos que trajo la riada y que ahí se quedaron hasta que, quizá otro torrente, se las lleve.

Advertencia 8 Un cartel alerta en Parque Venecia del riesgo por lluvias. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Advertencia 8 Un cartel alerta en Parque Venecia del riesgo por lluvias. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA / iván trigo

En los semáforos de la avenida de Tiziano todavía se deja ver la altura a la que llegó el barro en esta vía, que por momentos se convirtió en un río de aguas marrones.

Sobre el tanque de tormentas de Parque Venecia, situada entre el gran muro de piedra que separa las viviendas del tercer cinturón y las calles del barrio, ya no queda nada que no sean hojas y restos de vegetación en alguna esquina. Un cartel avisa: «Zona inundable. Abandonar en caso de lluvia».

Donde sí que sigue siendo evidente la cantidad de agua que cayó el pasado 6 de julio es en la trasera del colegio María Zambrano. El suelo del pinar está conformado ahora por una gruesa capa de barro seco y agrietado debido al calor de las últimas semanas.

En el campo de tiro con arco que hay justo detrás de la comisaría de Policía también sigue siendo evidente lo extraordinaria que fue la tromba de agua que cayó en la capital aragonesa.

Allí, parte de las vallas que rodean el perímetro siguen en el suelo. La tierra se acumula en el acceso y la basura arrastrada por la riada saltea el paisaje. Y la escena se repite en la trasera del cementerio de Torrero y en los alrededores del campo de rugby. Desde aquel día de verano, Parque Venecia no es el mismo barrio. El temor de que algo similar vuelva a repetirse está ahí y, hasta el momento, lo único que se ha hecho para evitar unas afecciones similares ha sido levantar un muro de un metro de altura en la trasera del María Zambrano.

El 6 de julio de 2023 cayeron en Zaragoza unos 50 litros en poco menos de una hora. Y las repercusiones son todavía visibles dos meses después.

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