La oposición lo tiene claro, a Natalia Chueca le dan un «suspenso» en sus primeros tres meses en el cargo. En realidad, lo raro sería lo contrario. Pero tampoco sus socios preferentes, Vox, valoran los primeros pasos dados por la alcaldesa de forma positiva. «Está dando una imagen de frivolidad que, a nuestro juicio, no se corresponde con la dignidad del cargo que ocupa», asegura el portavoz de Vox, Julio Calvo, que le tiende la mano para «hacer una política de adultos que haga frente a las necesidades reales de los ciudadanos».
Desde la ultraderecha insisten en que Chueca perdió «una oportunidad de oro» rechazando un Gobierno en coalición. Como ocurre desde las filas del PSOE y Zaragoza en Común (ZeC), cuestionan la decisión del PP de prorrogar durante cuatro años la contrata del bus. «No está lo suficientemente justificada, y con toda evidencia ya tenían estudiado durante la pasada legislatura y han mantenido en secreto durante la campaña electoral», afirma Vox, que también acusa a Chueca de «ocultar» la subida del recibo del agua y las basuras.
La portavoz del PSOE, Lola Ranera, tampoco escatima en calificativos. Según la socialista, «el gobierno sin gestión» de Chueca se ha basado estos tres meses en «mentiras». Las primera, dice, por prorrogar la contrata del bus «con agosticidad y alevosía» y después de cuatro años criticando los pliegos que en su día diseñó el PSOE. «Los peores de la historia decía Chueca» cuando estaba al frente de Movilidad, recuerda Ranera, que también hace mención al «tarifazo del agua».
La tercera «gran mentira» para el PSOE es el proyecto de La Romareda, al que ahora se han sumado, aunque con peros y condiciones. «Tienen que asumir su responsabilidad porque ponemos en riesgo el llegar al Mundial 2030», subraya Ranera, que insta a Chueca a que «deje de pensar como una influencer y de gobernar a golpe de tuit».
ZeC sí que le da un aprobado a Chueca. «Es sobresaliente en marketing y suspende en la gestión», apuntan con sorna desde la plataforma ciudadana. Para su portavoz, Elena Tomás, los 100 primeros días están marcado por «los recortes y un absoluto abandono de lo público y los barrios, en favor de los intereses privados y de una política de marketing que poco tiene que ver con mejorar la vida de los vecinos de Zaragoza; ni su salud, ni el medio ambiente, ni los problemas de vivienda».
«Quienes venían a gestionar bien las cuentas y a bajar los impuestos, imponen un tarifazo», denuncia Tomás, que recuerda que la primera modificación de crédito del PP «recortó» las partidas destinadas a mejorar las calles y plazas o a las ayudas de urgente necesidad.