ESPECIAL 225 AÑOS DEL TEATRO PRINCIPAL
La intrahistoria de las estatuas del Teatro Principal: las musas de la inspiración
Ocho musas vigilan desde lo alto del Teatro Principal las idas y venidas de los transeúntes. En el interior, cuatro más reciben a los artistas a las puertas del espacio de camerinos; y, aún hay otra, que posa discreta a un lado de la puerta de salida de emergencia.

Los bocetos de las cuatro alegorías de Félix Burriel / MIGUEL ÁNGEL GRACIA
Son Talía, Melpómene, Euterpe y Terpsícore, las musas que inspiran al Teatro Principal de Zaragoza. La historia de las actuales estatuas del Teatro Principal comenzó con la reforma de la fachada de los arquitectos Regino y José Borobio en 1837, que quisieron dotar al edificio de una decoración acorde a la actividad artística que se desarrollaba en el mismo.
Con ese fin, encargaron al artista Félix Burriel, con el que ya habían colaborado en otras ocasiones, la realización de unas esculturas. Burriel realizó los bocetos de cuatro figuras en yeso patinado y de unas dimensiones en torno a 30 centímetros de altura, que tituló Comedia, Danza, Música y Tragedia. Pero la falta de presupuesto y un contexto complicado por la guerra civil española, dejaron sin materializar el proyecto.
Hasta 1970 no se retomó la idea de coronar el edificio con esculturas. Para entonces, Burriel, ya mayor y delicado de salud, propuso al ayuntamiento que fuera un antiguo discípulo suyo, Francisco Rallo, quién modelara las nuevas esculturas. Rallo realizó cuatro figuras de nueva factura, diferentes a los bocetos de Burriel. En concreto, las musas de Rallo representan a Talía, Melpómene, Euterpe y Terpsícore, tienen 2,3 metros de altura cada una y están realizadas en piedra artificial.
La escultura de Talía sujeta en su mano una máscara sonriente que muestra de frente a la altura de su cintura. Euterpe apoya una cítara sobre su pierna derecha mientras sujeta el instrumento con las dos. Terpsícore tiene más movimiento, ya que agarra con sus manos el manto movido por el viento mientras baila. Por último, Melpómene, sostiene una máscara de gesto triste a la altura del hombro izquierdo.
De estas esculturas se realizaron quince estatuas y se colocaron cuatro en cada una de las fachadas, menos en la de Don Jaime, en la que se ubicaron tres por razones de espacio. En 1985, con la reforma del arquitecto José Manuel Pérez Latorre, que transformó sustancialmente las fachadas y el interior del edificio, algunas de las estatuas cambiaron de ubicación. En la fachada se colocaron ocho estatuas, cuatro en la fachada principal y las otras cuatro en un resalte del tejado de la plaza José Sinués con calle Blasco.
En el interior del edificio se ubicaron cinco, cuatro de ellas en el espacio de camerinos, que reciben a los artistas; y la última, Melpómene, que posa discreta a un lado de la salida de emergencia. Las otras dos esculturas, hasta completar la quince, se trasladaron a la entrada del Teatro del Mercado en la plaza de Santo Domingo. Son Talía y Euterpe.
En 2022, se consolidaron in situ las ocho esculturas de las fachadas, se repararon las grietas que se habían detectado y se les retiró toda la polución acumulada, luciendo nuevamente con todo su esplendor.
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