Zaragoza ya tiene su propio museo de la repostería con tartas de queso y 'crumbl cookies' en vitrinas

Los zaragozanos parecen ser muy lamineros. En poco tiempo la apertura de heladerías, pastelerías o lugares de dulces de moda se ha disparado en la capital aragonesa, aunque hay un lugar que ha dado un giro de 180 grados al concepto de negocio al que estamos acostumbrados.

Amalaleche Gallery, en Gran Vía número 11, es el único museo de Zaragoza donde confluye el café de especialidad con el arte y la alta repostería. En contraste con el anterior negocio que había en aquel local previamente, la Pollofrería, este céntrico local ofrece un concepto de pastelería de lujo take away con sus dulces expuestos en vidrieras como auténticas joyas exclusivas.

Su nombre se debe, además de al ingrediente, a que "está todo tan bueno que te engancha aunque no quieras". Para conseguirlo cuentan con un obrador artesanal donde elaboran todos los días el producto que se ofrece al cliente, especializándose en las tartas de queso ‘Premium’.

"Nos centramos en unas tartas de gorgonzola que han tenido una gran acogida, aprobadas siempre con sobresaliente por la gente que pasa por aquí a quien le damos a probar", comenta satisfecho uno de sus empleados.

Otro de sus productos estrella es su versión de las famosas Crumbl Cookies, las galletas estadounidenses que han dado la vuelta al mundo a través de TikTok, aunque ellos han optado por “hacerlas sin relleno para que no empalaguen tanto”. Tampoco puede faltar el café de especialidad cuyo olor te hace entrar al pequeño local sin pensarlo.

Todo esto viene acompañado de una estética minimalista protagonizada por tonos pastel y una música que te incita a darte un dulce capricho. “Para nosotros definitivamente la buena estética de un local es fundamental, pero también la estética del producto, incluso la de nuestra máquina de café. Creemos que a la gente le gusta ver algo fuera de lo típico”, afirma.

Ellos mismos se definen como "una combinación entre el lujo y la cercanía". "Nos gusta ser un negocio más cercano de lo normal, aquí ponemos un café y algo más, nos gusta hacer las cosas con amor a pesar de nuestro nombre”" cuenta su empleado entre risas. De hecho, bastan solo cinco minutos para apreciar la relación cercana que buscan crear con sus clientes, incluso conociéndose los nombres de los más habituales, algo que ya solo pasa en "sitios de toda la vida".

De los comienzos duros al "no paramos"

Enfocando el negocio desde el amor y la creatividad decidieron apostar por el concepto take away para "tener siempre en mente la atención al cliente y menor cantidad de más calidad para no perdernos”.

Sus comienzos fueron duros al abrir sus puertas en pleno julio, cuando la ciudad se vacía debido a las altas temperaturas, teniendo que hacer frente a un periodo donde "no entraba nadie". No obstante, ahora viven uno de sus momentos más dulces. “Hace unos días vinieron dos influencers aragoneses, @bocamarts y @franvsoler, su vídeo de Amalaleche en Instagram ya tiene más de 120 mil visualizaciones y desde el jueves que lo publicaron no paramos”, afirma.

El goteo de personas que se anima a probar los productos de Amalaleche es constante. dejando reflejado en Google una experiencia de cinco estrellas.