El Casco de Zaragoza: ¿qué calles quedan por reformar?

Con la futura transformación del Coso y de la plaza San Miguel, donde se ganará espacio para el peatón, quedará pendiente la pacificación de dos importantes arterias

La calle mayor, con sus estrechas aceras.

La calle mayor, con sus estrechas aceras. / Laura Trives

Iván Trigo

Iván Trigo

Fue el alcalde José Atarés el que reformó el paseo Independencia. Más tarde, Juan Alberto Belloch le dio un lavado de cara con la construcción de la línea 1 del tranvía, un proyecto que transformó también el Coso en su camino hacia César Augusto y todo el entorno del Mercado Central. Además, fue también un Gobierno socialista el renovó el paseo Echegaray para la Expo y el que llegó a plantear cambiar el sentido de la circulación en el Coso Bajo con el más que posible objetivo de peatonalizar Don Jaime I –lo que nunca llegó a hacerse–. Con ZeC, comenzó la transformación del interior del Casco Histórico de la ciudad con la creación de las primeras calles a cota cero, un modelo que, pese al revuelo que montó Azcón en su momento, el PP ha ido extendiendo. Y ahora, ¿qué queda por hacer en el corazón de Zaragoza?

Con la recién anunciada reforma de un tramo del Coso se renovará otro de los límites de la antigua ciudad romana, embrión de la capital aragonesa tal y como la conocemos. Fue con Pedro Santisteve en la Alcaldía cuando se diseñó un plan para semipeatonalizar o pacificar todo este entorno, un plan que se inició en Don Jaime I y que tuvo mucha contestación por parte de un PP que, después, ha replicado este mismo modelo. No hay más que ver la recién estrenada calle Manifestación, con la calzada y las aceras al mismo nivel. O Méndez Núñez y la plaza Sas, donde también se ha intervenido en los últimos años para elevar la cota del espacio dedicado a la circulación.

Lo mismo ha ocurrido con las calles Mundir I, Arcedianos y Sepulcro, en el entorno de la plaza de San Bruno, que ya cuentan con plataforma única. Y cerca del cogollo central de la ciudad también han sido reformadas siguiendo este mismo modelo Predicadores, San Miguel y Jerónimo Blancas. Y exactamente lo mismo se planteó en un tramo de la calle San Jorge –el que rodea a la plaza Nolasco–, aunque la alcaldesa renunció a ello a pesar de ser una promesa de la época de Azcón.

No obstante, dentro del casco antiguo de la ciudad, quedan importantes vías –como también quedan en muchos de los barrios de esta ciudad– que seguro que gustarían de una reforma. Es el caso de San Vicente de Paúl y de la calle Mayor, dos vías que se cruzan y que mantienen aún gran parte del espacio reservado para el tráfico entre sitios de aparcamiento y carriles para la circulación.

Estado del asfalto de San Vicente de Paúl.

Estado del asfalto de San Vicente de Paúl. / Laura Trives

Con todo, ahora sin las polémicas que se generaron antaño, el casco de la ciudad sigue una transformación que seguirá por el Coso y la plaza San Miguel pero que no habrá concluido.

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