El homenaje a una gesta en Zaragoza que tardó un siglo en materializarse

La resistencia de los vecinos de Zaragoza frente a la invasión francesa de 1808 no surtió el mismo efecto un año después. En febrero de 1809, la capital aragonesa capituló ante el ejército napoleónico. Sin embargo, estos dos hitos fueron reconocidos por un Real Decreto expedido en Sevilla por la Junta Central, gobierno de facto durante la ocupación, que dispuso solo un mes después que un monumento recordara el "valor" y la "gloriosa defensa" de los zaragozanos en la plaza. Pero no fue hasta un siglo después, en 1908, cuando esta disposición se materializó, inaugurándose aprovechando la exposición hispano-francesa de Zaragoza.

En aquel entonces, el monumento se ubicaba en el centro de la avenida principal del recinto expositivo, en lo que era la antigua huerta de Santa Engracia, que incluía también la actual plaza de los Sitios. Es uno de los pocos elementos, junto al Museo Provincial o la Escuela de Artes y Oficios, que permanecen en pie desde la exposición. La obra fue adjudicada al escultor catalán Agustín Querol, quien ya había ejecutado gratuitamente el monumento central de plaza España. 

La primera piedra se colocó el 22 de marzo de 1908 y la inauguración se celebró en octubre de ese mismo año, con la presencia de Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Una inauguración que tuvo que realizarse con los modelos de yeso que Querol había utilizado para esculpir el monumento, pintados de bronce, por los problemas de la fundición Ballarín durante la fabricación de las figuras de bronce, que finalmente se colocaron para las fiestas del Pilar de 1909. Año en el que, por cierto, murió Querol, aunque dejó su firma grabada en bronce a los pies de la figura alegórica de coronación, bajo la cabeza del baturro muerto.