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Zaragozeando | Los Sitios, la plaza de los edificios fantasma

La plaza de Los Sitios, antigua huerta del convento de Santa Engracia, fue el lugar escogido para levantar los pabellones de la Exposición Hispano-Francesa de 1908. Allí se construyeron toda una serie de edificios majestuosos de los que no queda ni rastro y allí planteó el ayuntamiento construir su nueva sede. 

Museo de Zaragoza, uno de los vestigios de la exposición de 1908

Museo de Zaragoza, uno de los vestigios de la exposición de 1908 / EL PERIÓDICO

Iván Trigo

Iván Trigo

Zaragoza

La Expo del Agua de 2008 sigue muy presente en la memoria de todos los zaragozanos, pero hubo otra, justo cien años antes, que supuso un hito enorme para una ciudad que hacía no tanto que había sanado las heridas de la guerra de Independencia. En 1908, en lo que se llamaba la vieja huerta de Santa Engracia, un entorno hoy rebautizado como plaza de Los Sitios, se desarrolló un certamen que celebró precisamente las relaciones entre España y Francia y por el que pasaron 500.000 visitantes, cuando por aquel entonces la ciudad apenas llegaba a los 100.000 habitantes.

De aquella exposición perduran dos edificios: la antigua escuela de Artes y Oficios, hoy cerrada a la espera de un plan por parte del Gobierno de Aragón; y el Museo de Zaragoza, que actualmente está en obras. Además queda también el monumento a Los Sitios, situado en mitad de la plaza y obra del genial escultor Agustín Querol.

Esta estatua, que por cierto va a ser ahora restaurada, se inauguró cien años después del primer sitio de la ciudad y cien años más tarde de lo que se habían marcado los dirigentes de la ciudad, que establecieron, aún cuando las batallas de 1808 no habían terminado, debía construirse un homenaje a todas las víctimas de la guerra contra los franceses. No obstante, este imponente monumento casi no llega a estar listo para la Exposición Hispano-Francesa de 1908. La empresa encargada de la fundición de las esculturas tuvo problemas y durante el certamen y hasta un año más tarde, las figuras que se expusieron eran los moldes de yeso de Querol pintados en cobre para simular que era metal.

Palacio de la Alimentación de la Exposición Hispano-Francesa, con el museo detrás.

Palacio de la Alimentación de la Exposición Hispano-Francesa, con el museo detrás. / EL PERIÓDICO

Pero el aspecto actual de la plaza de Los Sitios poco tiene que ver con el que se dio entre mayo y diciembre de 1908. Hubo otras muchas edificaciones que se levantaron para la exposición pero que se hicieron con materiales perecederos pensando en su posterior retirada. Es decir, que lo de la mini Romareda portátil no es un invento nuevo.

Entre las construcciones efímeras que se instalaron hubo un casino, un teatro, pabellones para los expositores y un templo mariano, un aspecto que dejó entrever la influencia que tuvieron también los elementos conservadores de la ciudad en la celebración de esta feria que dirigió el industrial Basilio Paraíso.

Cuando el ayuntamiento pudo estar en Los Sitios

Pero todos estos edificios, a pesar de su cuidada arquitectura, se esfumaron cuando terminó la Exposición Hispano-Francesa. Todo este entorno comenzó entonces a urbanizarse de nuevo e incluso en esta plaza el ayuntamiento pensó en construir su nueva sede.

Diseño proyectado de la nueva sede del ayuntamiento en la plaza de Los Sitios.

Diseño proyectado de la nueva sede del ayuntamiento en la plaza de Los Sitios. / EL PERIÓDICO

Fue en los años 20 del siglo pasado cuando los dirigentes municipales llegaron a reservar una parcela y a encargar un proyecto. En 1924 el arquitecto Miguel Ángel Navarro presentó su propuesta para levantar el nuevo ayuntamiento, que tenía un imponente diseño neomudéjar con tres torres, siendo la central más alta que las de los laterales. Pero por falta de liquidez no se pudo llevar a cabo.  

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