Adrián García, ganador de la mejor tapa de Zaragoza: "Empezamos con ideas locas hace un año"

El joven chef de 29 años de Brasserie Fire se corona un año más en la XXIX Edición del certamen oficial más antiguo de España, organizado por Cafés y Bares

Brasserie Fire se alza con el premio a Mejor Tapa de Zaragoza y provincia de 2024

Brasserie Fire se alza con el premio a Mejor Tapa de Zaragoza y provincia de 2024 / Rubén Ruiz

Carlota Gomar

Carlota Gomar

ZARAGOZA

"Empezamos hace un año a trabajar en la tapa con ideas locas y después de probarla una y otra vez para conseguir la perfección dimos con la ideal". Habla el joven cocinero de 29 años Adrián García, ganador, por segunda vez, del premio a la Mejor Tapa de Zaragoza y Provincia con su Corona de los valles de XXIX Edición del Concurso de Tapas de Zaragoza y Provincia.

Con la resaca de la emoción todavía en el cuerpo y entre fogones, no pasa por alto que es el cuarto año consecutivo que la tapa que diseña está entre las mejores. "Es la segunda vez que gano el primer premio", subraya desde las cocinas del restaurante Brasserie Fire, situado en la calle Santiago de la capital aragonesa. "Lo veíamos muy difícil y no solo nosotros. Anoche todo el mundo me decía que habíamos conseguido algo muy complicado, que era ganar por segunda vez", recalca.

Foto de familia de la XXIX Edición del Concurso de Tapas de Zaragoza y Provincia.

Foto de familia de la XXIX Edición del Concurso de Tapas de Zaragoza y Provincia. / RUBÉN RUIZ

La tapa, paso a paso

El bocado merecedor del aplauso de la hostelería zaragozana es el siguiente: una tapa elaborada con esfera de suspiro de monja, relleno de guiso de ternasco de Aragón IGP al vino tinto de la DOP Somontano, coronada con falso rubí esferificado de frutos rojos, marinados con chile chipotle caramelizado y cilantro encurtido. 

No ha sido sencillo encontrar la tapa perfecta que tenga "un poco de cada provincia". "Queríamos hacer un homenaje a la cocina aragonesa mezclando lo tradicional con la innovación", explica este chef, que además también ha diseñado junto al valenciano Piñero la vajilla. "Todo estaba medido", precisa.

"Llevamos un año entero trabajando. Teníamos mucha presión porque veíamos complicado que el jurado nos volviera a elegir, pero nos habíamos propuesto conseguirlo y el resultado ha sido increíble", explica Adrián, amante de la cocina desde los 13 años. "Lo he mamado desde pequeño porque mi padre se dedica a la hostelería, así que siempre he estado muy familiarizado y por eso estudié cocina", cuenta Adrián, que montó su primer restaurante con apenas 23 años.

Ahora, con el subidón, ya piensa en su siguiente objetivo: Madrid Fusión.

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