Zaragoza vuelve al siglo XV para revivir la coronación de Fernando I de Aragón

La catedral de La Seo acoge el nombramiento de el primer monarca aragonés de la Casa de Trastámara en un fin de semana histórico

Zaragoza

Nobles y caballeros visten sus trajes medievales. Están preparados para el gran momento. El cortejo real sale del palacio de la Aljafería de Zaragoza y desfila hacia la plaza de La Seo. Se respira la emoción en la ciudad. El reloj marca las 18.30 horas y ya son más de 100 las personas que aguardan expectantes en la catedral del Salvador. De pronto, suenan las trompetas. Ha llegado el gran momento: la coronación de Fernando I de Aragón. Es el punto álgido de este fin de semana en el que la capital aragonesa se ha vestido de gala para regresar a 1414 y recrear, por primera vez, el nombramiento del primer rey aragonés de la Casa de Trastámara.

Desde la catedral de La Seo se escuchan los casos de los caballos, el roce de los trajes medievales, las conversaciones del siglo XV. El cortejo real, compuesto por más de 200 recreadores de toda Europa, ha llegado a la plaza. Y hay un claro protagonista. Viste una larga y pesada capa dorada y granate, y un mantón blanco y negro de lana cae sobre sus hombros. Suenan gritos y vítores. Un caballero armado presenta, en una bandeja, el gran complemento: la corona. 

Los primeros en entrar en la catedral son los frailes y monjes de capa negra, que en una esquina del escenario esperan a la llegad de Fernando ‘El Justo’. Minutos más tarde entonan, al unísono, un canto medieval. El cortejo entra a la catedral y desfila de forma ordenada por su interior. Los espectadores se giran, murmullan, atienden. Y se hace el silencio. 

Los cánticos medievales resuenan de nuevo por la catedral mientras Fernando de Antequera desfila por la catedral. El olor a incienso es cada vez más potente y, poco a poco, las voces musicales se aflojan. Mientras, los medievales preparan cada uno de los detalles. Fernando I sube al escenario y, arrodillado, comienza su discurso: “Señor Dios, Tú has querido elegirme rey y regidor de este pueblo, lo que te agradezco mucho (…)”. Sus palabras dan comienzo al proceso de coronación.

Un narrador cuenta, paso a paso, un proceso que en el siglo XV no era abierto al público y que duraba hasta dos días. Fernando I se levanta del trono y los nobles que le asisten le quitan una a una las capas que lleva: las ligas de seda, las calzas de lino, la túnica de seda… Así dan paso a la bendición de las armas, a la que sucede el momento de la unción. A las 19.45 horas, el monarca coge la corona y, con solemnidad, la apoya sobre su cabeza. Fernando I vuelve a ser rey de Aragón.

Actividades en el parque de La Aljafería

Este momento álgido se engloba en un fin de semana de recreación histórica para Aragón. Porque, además de la plaza de La Seo, también el parque de la Aljafería ha viajado a 1414. Allí, el sol matutino hacía brillar este sábado las armaduras de los cabellos del Medievo mientras de fondo se escuchan las ovaciones de los que, unos pasos más atrás, siguen ensimismados las competiciones de niños de esgrima medieval. A su vez, varios grupos aprenden la caligrafía de hace seis siglos, y otros atienden a la exhibición de tiro con arco. Todo un regreso al siglo XV.

Atentas y sin perder detalle, dos Pilares -primas entre ellas- fotografían la primera de las casetas. «Está muy logrado, y hay suerte porque ha salido el sol», dice una de ellas, que matiza que «está muy bien recreado, van contándote cada uno un poco lo suyo». El campamento recreacionista cumple sus expectativas. «Sé que lo ha preparado José Luis Corral. Vamos, que sé que es bueno», apunta. Corral es uno de los historiadores que, como Esteban Sarasa, forma parte de esta iniciativa que ha impulsado la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.

Las Pilares siguen su paseo y se entremezclan en uno de los grupos que se para a apreciar como, una mujer vestida de época, enseña varias pieles de animales. Unas son de bisonte, otras de cabra y, otras, de oveja. «Antes se comían lo de dentro y, lo de fuera, era para abrigarse», cuenta a los asistentes.

De pronto, un grito: «Arqueeeros, flechas y... ¡soltad!». Vestidos con un traje rojo y negro y botines marrones, tres hombres disparan a una madera con una imagen de un ciervo. «¡Wow!», exclaman los espectadores al ver la buena puntería de los lanzadores, que después explican detalles sobre este tipo de armas.

Gonzalo y Diego son dos jóvenes que, con sus cámaras buenas colgadas del cuello, han estado viendo este y otros actos del campamento. «Es muy entretenido y original. Y esperaba que hubiera menos gente, la verdad», dice Gonzalo, que comenta que querían haberse apuntado a una charla de paleografía, pero no han podido por cantidad de gente. «No nos hemos podido meter», matiza.

Lo que más les ha llamado la atención, además de los arqueros, es el combate medieval. En el participan varios niños, que luchan con sus espadas y aprenden esgrima medieval junto a los caballeros uniformados. Rosa y Francisco observan con atención lo que tienen frente a ellos. «Es interesante conocer un poco nuestra historia de años atrás», expresa Rosa.

La recreación continuará este domingo y lo hará con Fernando I de Antequera ya nombrado, de nuevo, monarca de Aragón.

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