Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día

El equilibrio entre ingredientes clásicos y combinaciones novedosas ha convertido sus bocadillos en unos de los más alabados por los zaragozanos

RESTAURANTES ZARAGOZA | Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día

RESTAURANTES ZARAGOZA | Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día / Rubén Ruiz

Alba Ortubia

Alba Ortubia

Zaragoza

La calle Comandante Repollés no cuenta con más de dos metros de ancho, pero aún así ha conseguido convertirse durante décadas en el epicentro del ocio zaragozano. De lugar de “marcha” por excelencia en los 90 a calle de restaurantes emblemáticos en la actualidad, este angosto callejón se ha adaptado con soltura al paso del tiempo. 

Los Zagales es uno de los restaurantes que prospera en “el otro Tubo” de Zaragoza. Eduardo Gracia, su propietario, abrió el establecimiento en 1993. “Estudiaba en el instituto y trabajaba los findes en un bar como camarero. Tuve un accidente de moto y, como pasé por varias operaciones, dejé de estudiar. Ví que el local estaba en alquiler y decidí embarcarme en este negocio”, cuenta el dueño del bar. 

Desde entonces, Eduardo Gracia no ha dejado de trabajar. “Cuando estaba de moda salir por esta zona, los fines de semana eran una locura. Hemos llegado a vender ofertas de litros de JB con cocacola más bocadillo”, recuerda entre risas el propietario. Un día normal, Los Zagales puede despachar 400 bocadillos, que los cocineros preparan a destajo en una pequeña cocina. 

Bocadillos con variedad de ingredientes

El equilibrio entre ingredientes clásicos y combinaciones novedosas ha convertido sus bocadillos en unos de los más alabados por los zaragozanos. Entre los más pedidos, se encuentra el llamado ‘Los zagales’, que contiene bacon, queso, jamón serrano, tomate y aceite de oliva en pan de chapata. El ‘Baturro’, con longaniza de Graus, pimiento verde y huevo frito es otro de los clásicos del local. Los bocadillos pueden acompañarse de sus “solomillitos”, sus patatas bravas rebosantes de mayonesa y sus tapas como el Guardia Civil. 

Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día

Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día / Rubén Ruiz

En honor a la iglesia de San Miguel de los Navarros, ubicada a escasos metros del bar, llamaron a uno de sus platos ‘El infantico’, un bocadillo con bacon, queso camembert y confitura de tomate. Su proximidad con la iglesia atrae a parte de su clientela. “Todos los cofrades nos conocen, porque la mayoría de los pasos de Semana Santa pasan por aquí. En esas fechas estamos siempre hasta arriba”, afirma Gracia.

El propietario asegura que los clientes de Los Zagales son de lo más variopintos. En sus más de treinta años de historia, han conseguido conquistar el corazón de diferentes generaciones y enamorar a los militares y cadetes de la Academia General Militar, que suelen frecuentar el local. “Es curioso porque te puedes encontrar desde gente muy joven, hasta abuelos con sus nietos”, explica Gracia mientras atiende a un grupo de jubiladas que quedan cada viernes en el bar para practicar francés con su profesor.

Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día

Los Zagales, el bar “del otro Tubo” de Zaragoza que vende 400 bocadillos al día / Rubén Ruiz

La resistencia de los pequeños negocios

Aunque Los Zagales se ha ganado la fidelidad de sus clientela, la supervivencia del negocio se volvió toda una odisea en los tiempos de la pandemia. “El Covid fue lo peor, porque al menos durante la crisis la gente podía venir a cenar por poco dinero aquí, en vez de ir a un restaurante”, sostiene el propietario. Consiguieron salir a flote gracias a incorporarse al mundo de los pedidos a domicilio. “Como ya éramos conocidos, fue un éxito inmediato. Desde el primer día, los trabajadores de Glovo y Uber Eats nos decían que éramos de los sitios con más pedidos”, señala Gracia. La carta del servicio a domicilio es idéntica a la del restaurante. Además, los clientes que lo deseen pueden realizar sus pedidos por teléfono y recogerlos en el establecimiento. 

Entre renovarse o morir, este famoso bar zaragozano se decantó por la innovación, y así consiguió esclarecer las tinieblas que tiñeron el futuro de los autónomos durante la pandemia. Hoy en día, Los Zagales sigue luchando contra los desafíos cotidianos. “Cada vez es más complicado encontrar personal y mantener un pequeño negocio. Somos cuatro trabajadores a jornada completa y dos más los fines de semana. La hostelería es muy sacrificada y tampoco nos lo ponen nada fácil”, denuncia Eduardo Gracia. Mientras pervivan negocios como Los Zagales, parte del ADN gastronómico de Zaragoza nunca se perderá. 

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