Como el último día de clase: así está por dentro la antigua Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza

Una pizarra con los garabatos que quedaron después del último día de clase.

Una pizarra con los garabatos que quedaron después del último día de clase. / JOSEMA MOLINA

Iván Trigo

Iván Trigo

Zaragoza

Entrar en un edificio que lleva 16 años cerrado siempre resulta un aliciente para los curiosos. Y más si se trata de una joya del patrimonio aragonés con más de 100 años de historia y situado en plena plaza de Los Sitios de Zaragoza. La antigua Escuela de Artes y Oficios se ha vaciado en los últimos meses de los enseres que todavía quedaban dentro: muebles y todo tipo de cacharros que se han clasificado, valorizado o reutilizado y otros que, simplemente, ha habido que tirar.

Sin embargo, todavía quedan muchos vestigios dentro de este emblemático inmueble que hace dos décadas era frecuentado por cientos de estudiantes cada día. En las paredes de la biblioteca, situada justo nada más entrar al edificio a la izquierda, todavía están colgados los horarios de las tutorías de los profesores y un cartel que reza Se ruega silencio. Y desde luego que silencio hay.

Una planta que ha nacido de forma natural en una pared de la escuela.

Una planta que ha nacido de forma natural en una pared de la escuela. / JOSEMA MOLINA

El edificio tiene una planta baja y dos en altura y todo se configura en torno a un patio central, elemento típico de la arquitectura aragonesa. No obstante, dadas las necesidades de espacio, se levantó en mitad de este hueco abierto una construcción que afea mucho el conjunto, con techos de uralita. En un futuro podría incluso demolerse para devolver al inmueble a su estado original.

En la entrada, una escalera de piedra da la bienvenida a los visitantes. Sus escalones están desgastados por el paso de tanta gente en el pasado y está precedida por unas columnas que sujetan unos arcos de hierro fundido cargados de elementos ornamentales. Detrás, con vistas al patio, se abren unos grandes ventanales que en las últimas plantas se tornan en vidrieras. En las dos primeras plantas hay dos tipos de aulas: las más grandes contienen unas columnas en el centro de la estancia también de hierro que dan un aire muy señorial.

En la mayoría de las aulas, dado que se impartían disciplinas artísticas, hay todavía un lavabo que servía para aclarar los utensilios y lavarse las manos. En las paredes hay murales, frescos y multitud de pinturas que hacían los propios alumnos. Las pizarras todavía conservan los garabatos del último día de clase, así como los pupitres, garabateados de arriba a abajo con nombres, dibujos y números de teléfono.

Plantas en las paredes

El estado de conservación en general es algo deficiente. En alguna que otra estancia el falso techo se ha venido abajo. En otra habitación la humedad ha hecho que crezca en la pared una planta (como puede observarse en una de las fotografías que acompañan a estas líneas). Muchas ventanas no cierran bien y otras están rotas, por lo que ha habido que ingeniárselas para que no sigan entrando palomas.

Dentro del edificio todavía queda un pequeño cuarto en el que se conservan todos los ejemplares del Boletín Oficial del Estado desde 1924 hasta 2009, año en el que se cerró el edificio. Sin embargo, a lo largo de estos últimos 16 años, el inmueble ha tenido varios visitantes. Dentro se han rodado cortos y películas y de ello hay constancia en las paredes y puertas, puesto que todavía hay carteles informativos en los que se indica el camino hacia los vestuarios de los actores y actrices. En otro cuarto se ha desmontado recientemente un pequeño plató de rodaje que simulaba una casa con ascensor incluido. 16 años después, la Escuela de Artes sigue casi intacta y ahora con el polvo recién limpiado. Pero queda mucho para devolverle la alegría que un día recorrió sus pasillos

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