Vacíos urbanos en Zaragoza: las máquinas calientan motores en el Portillo mientras Aceralia sigue a la espera

El proyecto del Portillo ha requerido de años de negociaciones dirigidas por gobiernos de distintos colores que, finalmente, acabaron en acuerdo en 2023

Los suelos de la estación del Portillo en una imagen de archivo.

Los suelos de la estación del Portillo en una imagen de archivo. / ANDREEA VORNICU

Carlota Gomar

Carlota Gomar

ZARAGOZA

Los intentos para desatascar la cicatriz urbana más céntrica de Zaragoza no han sido pocos. Gobiernos de distintos colores han tratado de sacar del destierro una pastilla de 56.171 metros cuadrados que exige de una inversión de 34 millones de euros y que incluye la demolición del mítico edificio de Correos. 

Hace casi dos décadas que estos suelos, entre los barrios de Delicias, La Almozara y Casco Histórico, llevan acumulando maleza y polvo a la espera de una mejor vida. El acuerdo «histórico» inicial, que se alcanzó (verbalmente) en 2022 y se firmó un año después en el seno de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), contemplaba la reconversión de este entorno que envuelve la antigua estación de tren en una gran zona verde de más de 10,6 hectáreas. En la sociedad están representados el Gobierno central a través de Adif (50% de las acciones), la DGA y el consistorio zaragozano (ambos con el 25% cada uno). Tres instituciones por las que han pasado gobiernos de distinta índole, lo que no ha ayudado en las conversaciones que año tras año se iban o bien estancando, o bien posponiendo.  

Si las previsiones y los propósitos se cumplen, esta brecha urbana recibirá las primeras máquinas este mismo año, con retraso y por un coste mayor al previsto inicialmente, puesto que el proyecto se ha encarecido hasta un 50%, alcanzado los 34 millones de euros. El anteproyecto preveía una inversión de 20,9 millones. En cuanto al singular edificio de Correos, su demolición se ha adelantado a la primera fase, mientras que el derribo de la antigua estación del Portillo sí que se hará en la segunda.  

La del Portillo no es la única cicatriz urbana que va a sacar el olvido el Gobierno del PP porque en el cronograma, una vez ejecutada la reconversión de los antiguos depósitos de Pignatelli y con las obras de demolición en el antiguo colegio Jesús y María ya iniciadas, destaca otro vacío urbano histórico: Aceralia. En la margen izquierda, una pastilla todavía más vasta de 159.080 metros cuadrados cambiará de color más de dos décadas después. 

A la espera de que alguna de las propiedades mueva ficha, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), tras su recalificación, ya permite la construcción de 850 viviendas, 50 de ellas protegidas, zonas verdes, equipamientos. 

Alcanzar un acuerdo con Saica no fue una tarea sencilla y llevó años de negociaciones. Para poner la guinda, la Sareb también tenía mucho que decir y que ceder, ya que era la propietaria de gran parte del suelo. 

La multinacional, que es propietaria de los suelos que ahora serán reconvertidos en espacios de uso público, siempre se mostró muy reacia a construir viviendas en este terreno por el miedo a que los futuros inquilinos se quejaran de vivir junto a su factoría, entre otras cosas. 

La solución para solventar este escollo pasará por construir una gran zona verde entre las viviendas y los terrenos industriales, además de un espacio libre de transición entre el uso residencial y las vías del ferrocarril. 

Para Aceralia no hay plazos sobre la mesa, pero sí para el Portillo, donde las máquinas podrían empezar a picar a finales de este año. El proyecto definitivo ya está listo para salir a exposición pública y está previsto que salga a licitación antes del verano por lo que, si los plazos se cumplen, su reconversión podría dar sus primeros pasos en este mismo ejercicio. 

El propósito del ayuntamiento pasa por tener la zona verde terminada en 2026. Las obras durarán alrededor de 14 meses, aunque es posible que se prolonguen. El proyecto también contempla la construcción de una gigantesca torre de viviendas de 20 alturas y 220 viviendas que, está por ver si finalmente se impulsa y que completará así la lista de skyline de Zaragoza, al que también habrá que sumar el de Vía Hispanidad, con 22 plantas y 67,5 alturas.

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