Zaragoza se llena de colores para celebrar el Carnaval: "Ha venido al desfile lo mejorcito de la peña"

Cientos de peñistas salen a la calle con sus disfraces y protagonizan el pasacalles de la capital aragonesa

Zaragoza

Fiesta Pagana es el nombre de una de las canciones que llevó al éxito al grupo Mägo de Oz y que acabó por convertirse en uno de sus himnos más reconocidos. Y una fiesta pagana es también el Carnaval, esa celebración en la que, dice la tradición, todo está permitido. Este sábado por la tarde se ha celebrado su gran desfile en Zaragoza, en el que se han dado cita los icónicos personajes que caracterizan el pasacalles de la capital aragonesa: Don Carnal y Doña Cuaresma, el Rey de Gallos, el Caballero de la Hornilla, la Mojiganga y el Conde de Salchichón. Emblemático el canto y emblemáticas estas figuras: qué empiece la fiesta.

Es sábado por la tarde y, mientras el cielo de la capital aragonesa se vuelve cada vez más gris, la plaza San Miguel se llena de tonos amarillos, verdes, morados, rojos. Son los trajes que visten los peñistas de Zaragoza, que están preparados desde primera hora de la tarde para el gran desfile del Carnaval. La música no deja de sonar y por encima de ella se alzan las voces de quienes una hora más tarde saldrán a desfilar. Es el caso de Ana y África, dos Minions que entre risas dicen: "Hemos perdido a Gru".

Su peña empezó a preparar el disfraz de Carnaval poco después de que terminaran las navidades por "organización". Descartaron la opción de los vikingos, entre otras, y escogieron ser Minions porque, cuenta Ana, hay un peñista "al que le quitas el pelo y es Gru". El objetivo para ellas no es competir con el resto de peñas, sino "pasarlo bien". "Venimos a repartir globos y a disfrutar de la experiencia", afirma África.

Y es también "disfrutar" y "estar en familia" lo que busca Mar, que va disfrazada de motera y que forma parte de 'Las Borrajas del Infierno'. "No puedes poner nada que identifique a la peña", cuenta. Otro motero se suma a la conversación y especifica que este sábado desfilarán cerca de 60 personas de su peña. "Estamos aquí casi todo lo mejorcito de la peña", dice Ana entre risas.

El negro de sus disfraces contrasta con los cientos de colores de traje de José Javier y sus compañeros peñistas, que van disfrazados de las comparsas de Río de Janeiro. "Cada grupo de personas de la peña hemos hecho diferentes trajes para emular varias comparsas de Río de Janeiro", dice. Y los han recreado con todo lujo de detalles. Algunas peñistas visten una falda azul, corta, de flecos y brillantes. Sus muñecas las adornan unas plumas de color naranja y de su espalda salen unas alas blancas con plumas. En las orejas y en la cabeza, plumaje azul y naranja. "Empezamos a preparalo a primeros de año. Se hace la reunión pensando que hay dos meses vista para prepararlo", comenta. Ahora, su única petición es que no llueva durante el desfile.

El reloj avanza y a las 17.55 horas son ya varias las personas que cogen sitio en la acera para el momento del desfile. Entre ellas están María Jesús y Ramona, que aunque no son espectadoras habituales del desfile de Carnaval, no han querido dejar pasar la oportunidad de ver los disfraces. "Cuando teníamos los críos pequeños sí veníamos siempre, pero ahora ya no tenemos tantas ganas", dice Ramona. María Jesús añade: "Coincide que hemos bajado a tomar un café y ya esperamos". Su plan es "acercarse un poquico" para ver los disfraces y disfrutar de la tarde de celebración.

Peñistas desfilan este sábado disfrazadas de abeja en el pasacalles de Carnaval de Zaragoza.

Peñistas desfilan este sábado disfrazadas de abeja en el pasacalles de Carnaval de Zaragoza. / Rubén Ruiz

Mientras, nuevos peñistas van sumando color a la plaza San Miguel. Llaman la atención los trajes negros y dorados de las abejas, que tienen todo lujo de detalles y que son manuales. Una de las disfrazadas es Pili, que lleva unos labios verdes brillantes, unos ojos de purpurina y colores y una bolsa de basura a modo de falda. "Están hechos a mano de principio a fin", dice David, que viste un traje blanco de apicultor con una careta protectora decorada con pequeñas abejas.

Pili llama entonces a otra compañera: "Mira, también tenemos flores. Está todo hecho con papel", dice. Según indica David, llevan "varios meses" trabajando en los disfraces. El apicultor explica que "el material es económico" pero el trabajo ha sido "muy costoso". Y es que tanto niños como adultos se han disfrazado. "En total estaremos unos 30", dice David, que matiza que en la peña son 450 personas.

Unos minutos más tarde, empieza el pasacalles. Los zaragozanos se agolpan en las primeras filas para ver a los personajes recorrer la plaza San Miguel, el coso, la plaza España, la calle Alfonso I y la plaza del Pilar. Es la última gran fiesta antes de que comience la Cuaresma, un periodo de cuarenta días de abstinencia en el que, según la tradición cristiana, los creyentes deben dedicarse a cultivar su espiritualidad y en el que no pueden comer carne porque se considera un exceso.

Pero Carnaval es un momento de bullicio. Y aunque parece que la fiesta está relacionado solo con el mundo cristiano -sus fechas se establecen en función de la Pascua, que se celebra el primer domingo después de la primera luna llena de primavera-, son muchas las voces dicen que la celebración tiene orígenes paganos y fue posteriormente cristianizada por la Iglesia Católica.

Lo que está claro es que la fecha demanda celebración y así lo hacen los zaragozanos. Porque, dice la tradición, todo está permitido en Carnaval.

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