La plaza que se prepara para ser el 'hola' y 'adiós' al centro de Zaragoza
La reforma de este céntrico espacio comenzará en noviembre y durará hasta 2027

Iglesia de San Miguel de los Navarros, en el oeste de la plaza, con el mural de la puerta del Duque de la Victoria y un bus de fondo. / Rubén Ruiz

La plaza San Miguel afronta su último año con el aspecto que ahora tiene. La que un día fue una de las puertas de acceso a Zaragoza, con la extinta entrada del Duque de la Victoria –ahora homenajeada con un mural–, se encuentra en la actualidad en un momento en el que será puerta de entrada al centro de la ciudad, como hasta ahora, pero también de salida, con la continuidad estética que le dará la reforma a un entorno que se prolongará desde el paseo Independencia hasta la plaza por el renovado Coso Bajo, que mudará su piel al mismo tiempo.
La previsión es comenzar en noviembre con los trabajos, valorados en 8,9 millones de euros, y que, en primera instancia, abordarán la parte oeste de la plaza San Miguel, la que da a la iglesia homónima. Desaparecerá con ello la característica isleta que ahora da cobijo a la parada del autobús de la línea 38. Una zona que tuvo cierto sentido en su momento, ya que por ahí pasaba la línea 11 del antiguo tranvía de Zaragoza, que conectaba el Parque Grande con el barrio de San José en la que fue la última línea del tranvía, clausurado en 1976 hasta que en 2011 se volvió a poner en marcha. Ahora los técnicos municipales han considerado que, lo mejor, es que dicha isleta pase a mejor vida. Mientras, la parada del 38 se unirá al resto en los carriles centrales, donde ya existe una marquesina en la que paran, entre otros, el 39.
Cabe recordar que, en su día, la plaza San Miguel fue uno de los puntos marcados en rojo para crear un posible intercambiador para los autobuses del área metropolitana de Zaragoza, sobre todo los que también bordean el Huerva. Poco más se ha sabido de aquella idea y, ahora, los vecinos y negocios de la plaza se preparan para varios meses de obras que, si bien tendrán que convivir con las molestias, creen que «merecerá la pena».
El pasado lunes, durante la presentación del aspecto que tendrá San Miguel en 2027, la alcaldesa Natalia Chueca ya pidió «paciencia», consciente de que las afecciones serán tan inevitables como necesarias. En su primera fase, que durará diez meses, los negocios afectados se ubicarán en el lado oeste del entorno, entre la plaza y la calle San Miguel. Uno de ellos es el 3 Elementos, un conocido bar que hace esquina con la calle Comandante Repollés y que ve la reforma, «en principio», «positiva». Así lo dice su gerente, Arantxa Irañeta, que se resigna ante un «tiempo largo con molestias» que le recuerda a lo vivido por algunos de los locales de la calle colindante, que en algunos casos incluso cerrarontemporalmente.
En su caso, esas afecciones podrían ser menores al contar con otra puerta de entrada al bar por la calle Comandante Repollés, la que da al Coso, aunque Irañeta destaca que la gente, por lo general, es «muy práctica». También muestra su interés por ver cómo será en el futuro la capacidad de la plaza para ubicar terrazas, aunque reconoce que la cota cero «le gusta mucho» y que, eso sí, espera que no afecta a la zona de carga y descarga y que incluso la mejore. «Entre semana hay veces con muchas molestias, porque es un espacio acotado, la gente aparca y de vez en cuando se escucha algún pito. Si solo para mí ya necesito un camión de Ambar», dice entre risas.

El quiosco y el bar 3 Elementos, en el interior del entorno de San Miguel. / Rubén Ruiz
Más cercano todavía a la calle San Miguel, en el portal de enfrente, se ubica uno de los negocios cuyo modelo está en peligro de extinción, el quiosco regentado desde hace 22 años por Julia Vergara. «Le doy 15 años como mucho, porque la mayor parte de la gente que viene a comprar papel tiene más de 50 años», subraya la quiosquera, que lamenta que «cada día se vende menos». Respecto a las obras, al igual que su vecina de negocio, también se resigna ante las «muchas molestias» que causarán, aunque coincide en que «merecerá la pena». «Espero recuperar lo que pierda durante la reforma cuando esté la plaza lista», concluye.
Una vez rehabilitado el oeste, ya no será hasta la tercera y cuarta fase cuando se abordará la parte central y el lado este, el más cercano a La Magdalena, que conservará su carril bici y que también verá desaparecer su isleta. Aunque ese será otro capítulo para el que aún quedan varios meses.
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