El grupo sindical de Zaragoza que nació sobre un brazo abandonado del Ebro y aprovecha el tirón europeo para rehabilitar sus viviendas

Esta zona de la margen izquierda del río fue construida a finales de los 60

Bloques de viviendas en el grupo Balsas de Ebro Viejo, con el parque Tío Jorge de fondo.

Bloques de viviendas en el grupo Balsas de Ebro Viejo, con el parque Tío Jorge de fondo. / Servicio Especial

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Zaragoza

El grupo sindical Balsas de Ebro Viejo nació a finales de los 60 sobre uno de los brazos abandonados del Ebro, entre la antigua carretera de Huesca (hoy avenida San Juan de la Peña) y el parque Tío Jorge. Ubicado en el distrito del Rabal, en la margen izquierda del río, fue construido para dar alternativas habitacionales a los trabajadores de las áreas industriales cercanas y, medio siglo después, está sufriendo un lavado de cara con el objetivo de confirmarse como mucho más que un conjunto urbano, acercándose cada vez más a la definición de barrio. En total, cuenta con 1.527 viviendas, divididas en 146 edificios que se distribuyen en un espacio cercano a las 15 hectáreas.

Fruto de esos intentos de rehabilitación y modernización, en los últimos años siete de esos bloques residenciales ya han sido reformados a través de distintas ayudas directas promovidas por el consistorio a través de la sociedad Zaragoza Vivienda, aunque ha sido a partir del año 2023 cuando ha empezado a captar un mayor volumen de subvenciones, procedentes del afán europeo por hacer las ciudades más amables y eficientes energéticamente, en consonancia con la línea que debe seguir Zaragoza hasta el año 2030, curso en el que se ha comprometido a ser climáticamente neutra.

Hasta la fecha, ya son seis los millones de euros aportados por la Unión Europea para la rehabilitación de las viviendas. Estos proyectos se dividen en dos fases. En una primera, de certificación, se han obtenido más de 1,6 millones procedentes de la UE destinados tanto a las obras en los propios edificios como a los trabajos de urbanización en el entorno de los mismos. En este punto estan los portales 1, 3 y 5 de la calle Pilar Andrés y los números 9, 21 y 23 de la calle Valle de Pineta, que suman 60 viviendas. 

Por otro lado, en la segunda fase se encuentran las iniciativas que ya se han adjudicado las ayudas europeas, que en este caso ascienden a algo más de 3,3 millones de euros. En este caso, se han visto beneficiados 146 portales residenciales, aunque esta cifra incluye también los locales comerciales ubicados en los inmuebles destinados a la vivienda. Se desglosan en 12 portales comerciales y 136 puramente residenciales, concentrados en 53 bloques, un tercio del total del grupo sindical Balsas de Ebro Viejo.

Bloques de viviendas ya rehabilitados en Balsas Ebro Viejo.

Bloques de viviendas ya rehabilitados en Balsas Ebro Viejo. / Carla Greenwood

Por último, dentro del programa Horizon, se está desarrollando el proyecto piloto InCube, que tiene en ejecución cerca de un millón de euros procedentes de los fondos europeos y que en estos momentos trabaja en la rehabilitación de la cubierta de un edificio situado en la calle Valle de Oza, que agrupa 40 viviendas en los portales 1, 3, 5 y 7. Este millón proviene del dinero sobrante de las convocatorias de ayudas a la rehabilitación de 2019 y 2020, y a cada vivienda le corresponden unos 24.600 euros. Luego, los propietarios deberán aportar otros 10.000.

Mejoras paralelas

A todas estas intervenciones en el entorno de Balsas de Ebro Viejo se suman una serie de actuaciones paralelas de las que el grupo sindical va a verse beneficiado. La primera y más evidente es la ansiada reforma del parque Tío Jorge, que se ejecutará en los próximos años con una inversión de entre seis y siete millones de euros y que en una de sus primeras fases solventará una de las demandas históricas de los vecinos de la zona: la respuesta a las tormentas.

No lo hará con un tanque de tormentas, ya que su coste doblaba el precio total de la rehabilitación, pero sí lo solventará con la renovación del colector de aguas pluviales y fecales que recorre el subsuelo. Será una de las partes más complejas de la intervención, ya que se trata de una tubería de medio kilómetro de largo y 1,4 metros de diámetro, pero desde el consistorio confían en que con ello desaparezcan el 80% de los problemas que hoy se generan cuando hay tormentas.

Además, los vecinos siguen demandando otras mejoras para terminar de acondicionar el entorno de Balsas de Ebro Viejo, aunque tienen un carácter menos urgente. Entre ellas destacan el asfaltado de un solar cercano a la avenida San Juan de la Peña, convertido en aparcamiento, o la tala de algunos árboles cuyo estado supone un peligro tanto para peatones como para vehículos. 

Tracking Pixel Contents