La cuenta de Instagram que muestra animales salvajes en Zaragoza: "No hace falta irte al Pirineo o al Moncayo"

Adrián Royo sube a la cuenta de 'Aragón es salvaje' fotos de todo tipo de especies captadas con su cámara

Cámaras utilizadas para el fototrampeo en Zaragoza

Cámaras utilizadas para el fototrampeo en Zaragoza / Adrián Royo

Aragón es una comunidad con una increíble fauna, rica en todo tipo de especies de animales y que muchas otras comunidades autónomas envidiarían. Sin embargo, muchos de estos animales son a menudo extremadamente difíciles de ver, ya que viven escondidos en zonas rurales del territorio, fuera de la urbe. Por ello, para quienes les gustaría disfrutar de su belleza, existen técnicas como el ‘fototrampeo’, que consiste en la ocultación de cámaras en bosques y otras zonas de campo. 

Adrián Royo es un joven zaragozano de 30 años, del barrio de La Almozara, que tiene como pasatiempo captar las imágenes más impactantes de la fauna aragonesa en los alrededores de Zaragoza. Estas imágenes, que captura colocando su cámara en árboles de la capital aragonesa, sobre todo, en el ámbito rural, las sube luego a su cuenta de Instagram: @aragon_es_salvaje.

Según nos cuenta el propio Adrián, empezó con este proyecto en redes hace ya varios años: “Abrí la cuenta en 2020. Al principio eran más fotos de paisajes. Lo del fototrampeo empezó hace dos años”. Aunque no son muchas las personas dedicadas a esta tarea, especialmente en el ámbito aragonés, se trata de una práctica emergente que cada vez más personas realizan en entornos rurales.

La cuenta de instagram ‘Aragon es salvaje’ se especializa en mostrar lo rica y variada que es la fauna del territorio aragonés. Por ello, explica Adrián, casi todas las imágenes que recoge en sus redes sociales las hace en las proximidades de la capital: “La mayoría de las fotos son en la comarca de Zaragoza. A 20 o 30 kilómetros a la redonda como mucho”.

Corzo macho captado en los sotos del Ebro

Corzo macho captado en los sotos del Ebro / Adrián Royo

Este hobby de Adrián poco tiene que ver con su profesión y sus estudios. El joven de La Almozara estudió la carrera de Historia. Aun así, admite que el ámbito rural ha sido siempre una de sus pasiones: “Siempre me había gustado el campo. Desde pequeño”. Hace dos años, Adrián decidió empezar a compartir esta pasión a través de las redes sociales. “Me di cuenta de que podías grabar cosas cerca de Zaragoza. Que no hacía falta irte al Pirineo o al Moncayo”, añade.

Además, aunque pueda parecer que se requiere de una cámara muy sofisticada para esta práctica, y que su precio podría llegar a ser muy elevado, la que usa Adrián es tan barata como efectiva: “Las que uso son cámaras de la marca iZeeker. Tengo varios modelos”, explica. Esta marca de cámaras, especializada en tecnología de imagen para diferentes terrenos, ofrece una gran cantidad de modelos útiles para el ‘fototrampeo’ por debajo de los 40 euros.

Búho real captado en los alrededores de Zaragoza

Búho real captado en los alrededores de Zaragoza / Adrián Royo

Animales salvajes dentro de la ciudad

Lo lógico sería pensar que, después de dos años realizando esta práctica, el joven zaragozano ha debido encontrarse con todo tiempo animales al revisar las grabaciones de su cámara. Sin embargo, lo que comenta Adrián es que a menudo resulta más sorprendente la ubicación del ejemplar que el propio animal: “Lo más curioso que te encuentras, más que animales extraños, son animales habituales en lugares poco comunes”, indica.

Por lo que nos cuenta, probablemente, muchos zaragozanos se sorprenderían también al saber lo cerca que pueden llegar a tener animales salvajes, en muchas ocasiones, incluso dentro del núcleo urbano de la ciudad. Uno de los ejemplos de estos avistamientos habituales, pero de igual manera impactantes, es en uno de los parques más famosos de Zaragoza, en el barrio de Ranillas: “Junto al Soto de Ranillas, en el Parque del Agua, he captado muchos jabalíes”, cuenta.

Tal y como explica Adrián, ahora resulta más fácil captar animales salvajes en entornos urbanos gracias a la expansión de algunas especies, como zorros o corzos. “Cuando era niño veías menos cosas. A lo mejor, hace 20 años, no había castores”, concluye.

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