La avenida de Zaragoza que nunca ha funcionado como tal

La posibilidad de pacificar esta vía de entrada a la ciudad no ha llegado a asentarse en el debate urbano

Un joven pasea este domingo por Zaragoza con La Torre Outlet de fondo.

Un joven pasea este domingo por Zaragoza con La Torre Outlet de fondo. / Rubén Ruiz

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Zaragoza

La privilegiada ubicación geográfica de Zaragoza le ha permitido ser siempre un nodo entre diferentes puntos del país. Distintas ciudades que, en mayor o menor lejanía, permiten llegar hasta la capital aragonesa, bien como destino final o bien como estación de paso, en tiempos relativamente cortos. En el ámbito de las carreteras, múltiples vías nutrían las entradas de la ciudad, a las cuales daban nombre. Y de aquellos nodos, estos nudos. Madrid, Cataluña, Valencia, Navarra, Soria o Logroño son solo algunos de los apellidos que llevan las avenidas de Zaragoza.

La diferencia entre ellas radica en que los desarrollos urbanos que ha vivido la capital en las últimas décadas han provocado que algunas estén perfectamente integradas en el entramado urbano y, otras, no tanto. En el último caso citado, que hace referencia a la avenida de Logroño, es tan evidente esta última situación que en el imaginario popular nadie la llama así. Para casi todos, sigue siendo la carretera de Logroño, la N–232. Una avenida urbana que nunca ha llegado a instalarse definitivamente en el debate urbanístico de la ciudad pero que, en varios momentos, ha tenido la oportunidad de hacerlo.

Esta pasada semana se ha recordado uno de ellos. Toda la polémica suscitada por la ilegalidad declarada del centro comercial de La Torre Outlet ha devuelto a los medios las continuas informaciones sobre las antiguas instalaciones de Pikolin en la carretera (no avenida) de Logroño. Precisamente, el levantamiento de este complejo recuperó para la causa un debate, el de convertir la vía en una avenida urbana como se pudo hacer en su día con la avenida Cataluña que, de hecho, sigue desarrollándose. 

La N-232, carretera de Logroño, con varios coches este pasado domingo.

La N-232, carretera de Logroño, con varios coches este pasado domingo. / Rubén Ruiz

Inaugurado en 2020, los vecinos de la periferia zaragozana, desde Miralbueno hasta urbanizaciones como la de Torres de San Lamberto, vieron una oportunidad con la apertura de este centro comercial para pacificar la carretera de Logroño. Una coyuntura que, con el estancamiento del Barrio del Ave, había quedado en barbecho. Y, hace tan solo un mes, la asociación de Torres de San Lamberto, donde residen unas 2.000 personas que pertenecen al distrito de La Almozara, anunciaron una recogida de firmas para hacer realidad ese deseo hasta La Torre Outlet.

Especialmente, la mayor concentración de riesgos para el peatón se concentra una vez pasado otro centro comercial, el de Augusta. Entre este y su homólogo de Pikolin hay, además de vecinos, negocios tan insignes como el restaurante El Cachirulo y, ojo, un desvío por Miralbueno hacia el aeropuerto por la N–125. Una vía en la que, curiosamente, el Ministerio de Transportes va a invertir tres millones de euros para dotarla de un carril bici y "humanizarla". En definitiva, transformarla en una avenida urbana. Esa que tanto echan en falta otros vecinos de la ciudad como los ya citados.

Más de 20.000 coches

¿Qué supondría? Probablemente, crear carriles bici y ampliar las aceras para que el tránsito peatonal fuese más seguro. Medidas que irían acompañadas, cómo no, de una limitación de la velocidad en un tramo en el que, cabe reseñarlo, pasan miles de vehículos al día. Pero lo cierto es que, en estos momentos, la posibilidad de que la avenida de Logroño sea una avenida urbana real no parece cercana.

La oportunidad de las intervenciones en la carretera del aeropuerto podría servir, quién sabe, para revitalizar esa opción. Del mismo modo que en su día lo hicieron el Barrio del Ave o La Torre Outlet. 

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