Correos obliga a trocear en tres fases la reconversión de los suelos del Portillo
Reclama más dinero del que le ofrecen Adif y el ministerio por dejar su edificio para que sea demolido y ahora podría afectar a los trabajos en Anselmo Clavé

Oficina de Correos en la avenida Anselmo Clavé de Zaragoza. / IVÁN ANADÓN

No hay manera de que la reconversión de los antiguos suelos del Portillo salgan definitivamente del olvido a toda velocidad. Al menos en su totalidad, porque Zaragoza Alta Velocidad, los gestores de estos terrenos ubicados en la cicatriz que separa el barrio de Delicias del centro de la capital aragonesa, tienen sobre la mesa el proyecto de urbanización para transformarlo en una gran zona verde y no podrá ejecutarse al completo en un único lote. Todo porque no se ponen de acuerdo con uno de los inmuebles a demoler, el que ocupan las oficinas de Correos, junto a la antigua estación y pegada a la avenida Anselmo Clavé.
La negociación entre dos empresas estatales, Correos y Adif, está encallada y con diferencias «importantes» porque el dinero que reclama una para abandonarlo y dar paso a su derribo está todavía lejos de la tasación que hace la otra. Y ambas, con el Ministerio de Transportes como testigo, que se ha visto obligado a trocear en tres fases el proyecto de urbanización global elaborado por la UTE formada por la consultora Sers y Satel que, como ya adelantó hace un mes EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, está valorado en 33,8 millones y ya lo tiene sobre la mesa. Su decisión y única intención es que el desencuentro con Correos no paralice todo ni se demore más una licitación que se impulsará el próximo lunes en el seno del consejo de administración de Zaragoza Alta Velocidad (ZAV).
El futuro del edificio de Correos ya está escrito en ese proyecto de urbanización al que se le va a dar el visto bueno oficial en un consejo de administración que estará presidido por el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano. Su intención es comparecer posteriormente junto a la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, y trasladar certidumbre a un proyecto que lleva demasiados años de espera. El Gobierno central, a través de Adif, tiene el 50% del accionariado de ZAV y es quien dirige el timón de una sociedad en la que la DGA y el Ayuntamiento de Zaragoza tienen el 25% cada uno.
La clave de esta negociación es que sin el acuerdo con Correos no se puede derribar el inmueble, ni por lo visto licitar las obras en un solo lote para sacarlas a concurso público todas a la vez. Solo así se cumpliría la posibilidad de ejecutar todos los trabajos que contempla el proyecto de Sers y Satel en un plazo de 14 meses. O adjudicarlos en verano y poder terminarlos antes de finalizar el próximo año.
La tasación
En este caso, la sociedad Zaragoza Alta Velocidad es la dueña del suelo sobre el que se levanta el edificio de Correos en El Portillo, que es propietaria del vuelo (las plantas construidas) de un inmueble cuyo valor es actualmente el nudo gordiano de esta discusión con Adif y el ministerio. Según han explicado a este diario fuentes próximas a la negociación, la cuantía que precisa Correos va más allá del valor de tasación que aporta Adif y ZAV, y parte de la base de que su salida del mismo implicaría un traslado y una inversión adicional por su parte que también habría que satisfacer en esta operación. Mientras, el gestor ferroviario y el ministerio se aferran al valor de la edificación tasada en un precio que no ha trascendido.
Las diferencias actualmente «son importantes» y lo que pretende el Ministerio de Transportes es ganar tiempo para que se zanje esta discusión económica sin paralizar el avance de las obras de reconversión del Portillo en una gran zona verde con usos lúdicos y de ocio, además de habilitar miles de metros cuadrados para usos terciarios. Así, las obras se iniciarían en una primera fase en el grueso del terreno donde se localizan, por ejemplo, la estación de Cercanías, el CaixaFórum o los suelos que lindan con la avenida Escrivá de Balaguer y la calle Escoriaza y Fabro. La segunda incluiría la parcela de Correos, su demolición y urbanización para habilitar terreno donde se ubicarán en el futuro esos usos terciarios, para comercios y oficinas. Y se terminaría con una tercera fase en la que estaría solo incluida la demolición de la antigua estación del Portillo y traslado del actual Centro de Tráfico Centralizado (CTC) de la red convencional de ferrocarril en Aragón, valorada en más de 10 millones de euros y que supondrá el desembarco en la estación de Delicias de esta infraestructura de Adif.
Sin embargo, las consecuencias de trocear el proyecto de urbanización del Portillo serán inmediatas. La más importante, el retraso en el plazo previsto para finalizar todos los trabajos, aunque es cierto que la demolición y el traslado de la antigua estación aún no tiene fecha fijada y comprometida por Adif, que es quien debe garantizarlo. Otro efecto negativo de calado afecta a las obras que se han proyectado en la avenida Anselmo Clavé, que se prevé ensancharla para aumentar el número de carriles y que necesita que el edificio de Correos ya no esté para ejecutarlo íntegramente. El lunes se perfilará cómo salvar este hándicap.
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