Correos pide 2 millones para marcharse del Portillo pero el ministerio y Adif le ofrecen la mitad
El pulso entre las dos empresas públicas no impedirá que el contrato de obras se licite en un solo contrato, aunque la ley permitiría modificarlo si no se alcanza a tiempo un acuerdo

El edificio de Correos en los terrenos de la antigua estación del portillo, junto a Anselmo Clavé. / Iván Anadón

Uno de los secretos mejor guardados hasta ahora sobre la reconversión de los suelos del Portillo es la negociación abierta entre Adif y el Ministerio de Transportes con la empresa estatal Correos por el edificio que esta ocupa junto a la antigua estación y que es clave para desarrollar los terrenos que en el futuro albergarán los usos terciarios, contiguos a la avenida Anselmo Clavé y que se prolongan hasta la confluencia de las calles Santander y Escoriaza y Fabro. Diferencias muy «importantes» que siguen sin acuerdo por tasaciones muy dispares sobre el inmueble.
Pues bien, según ha podido saber este diario, esta discrepancia es de un millón de euros de diferencia entre lo que pide Correos y lo que ofrece Adif y el ministerio. Pero no se trata de una conversación informal, están apoyados en documentos oficiales encargados por ellas mismas a entidades de reconocido prestigo. Por un lado, el gestor ferroviario ha presentado una oferta que no llega al millón de euros por el vuelo del edificio, que es lo que realmente es propiedad de la empresa postal, ya que el suelo es de Adif.
Por otro, Correos encargó una tasación que eleva esa estimación a los dos millones de euros, el doble de lo que le ofrecen, y no es que lo haya calculado una empresa privada independiente que se pueda entender que es de parte y a su medida. Esta tasación en realidad la ha hecho la Sociedad Mercantil Estatal de Gestión Inmobiliaria de Patrimonio, más conocida como Segipsa, que es una empresa pública propiedad del Gobierno de España, dependiente del Ministerio de Hacienda y que realiza para la Administración General del Estado este todo tipo de actuaciones y otras más. Pulso entre poderes públicos al más alto nivel.
La solución, según informan las fuentes consultadas por este diario, pasaría por encargar una tercera tasación por parte de Zaragoza Alta Velocidad a instancia de Adif y del propio ministerio. Una nueva actualización que sirva para acercar posturas y que, tal y como garantizó el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, se aceleren las negociaciones y las obras del Portillo no se retrasen "ni un minuto".
Las obras, al final, en un solo contrato a licitación
Mientras, en paralelo avanzará el proyecto de urbanización del Portillo, que llegará en una licitación prevista para mayo o junio con la principal duda resuelta: cómo se va a sacar a concurso público las obras. Una cuestión clave que estuvo sobre la mesa del consejo de administración de Zaragoza Alta Velocidad el pasado lunes y que tiene una solución fácil de entender.
El pulso con Correos, como ya adelantó este diario, había obligado a trocear el proyecto en tres fases: una para el grueso de los terrenos al margen del edificio de Correos, y que representan más del 80% del coste de ejecución global, otra segunda para la demolición y reurbanización de los suelos de este inmueble y los aledaños junto a Anselmo Clavé y la confluencia de las calles Santander y Escoriaza y Fabro, y una tercera para el traslado de la antigua estación y las instalaciones de Adif del centro de control de tráfico ferroviario a la intermodal de Delicias.
Esa división por fases estaba clara, solo faltaba decidir cómo sacar la licitación, o mejor dicho, si esta reconversión global valorada en 33,8 millones de euros se sacaba en un solo concurso o en dos. Y la decisión fue la de hacerlo en uno solo, dejarla para mayo o junio y así darle margen a la negociación entre Adif y Correos para desbloquear ese acuerdo para traspasar la propiedad a Zaragoza Alta Velocidad.
Pero era más perjudicial hacerlo en dos licitaciones distintas, no tanto por el coste o los plazos, sino por el hecho de asumir el riesgo de tener a dos empresas distintas trabajando en la zona, en superficie y en el subsuelo, con infraestructuras que, además, están obligadas a conectarse. Era duplicar esfuerzos y en manos de dos adjudicatarios que podrían no entenderse o uno demorar la terminación del otro, además de aumentar el gasto en contratación de aspectos relevantes asociados a la obra como los que afectan a la seguridad y la salud laboral.
¿Y si para entonces no hay acuerdo entre Adif y Correos? Este es sin duda el peor de los escenarios posibles y, aún así, tendría fácil resolución. Y es que la ley actualmente permite tanto revisar el coste al alza con modificados que en ningún caso deben superar el 20% del precio de adjudicación, como reducir unilateralmente las unidades de obra hasta aminorar igualmente el coste total de ejecución en un 20%.
Y los terrenos que se verían afectados por este parón con el inmueble de Correos representan menos de ese 20%, de manera que si no se desatascara, Zaragoza Alta Velocidad podría sacar estos trabajos del contrato ya adjudicado y preparar un nuevo concurso posteriormente que afectara única y exclusivamente a esta porción de terreno del Portillo.
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