Las radios, agotadas en los bazares por el gran apagón: "Teníamos pocas pero ya no queda ni una"

“Velas, radio, pilas y linternas. Eso buscaba todo el mundo”, explica un tendero del centro de Zaragoza

Estante con las linternas disponibles en un bazar de la calle Mayor.

Estante con las linternas disponibles en un bazar de la calle Mayor. / EL PERIÓDICO

Iván Trigo

Iván Trigo

Zaragoza

“Radios no tenemos porque ya casi no se venden, pero ayer era lo que buscaba todo el mundo”. Habla el propietario de la tienda Dekora de la calle Don Jaime I, en el centro de la capital aragonesa. “Fue un caos. Hasta la hora de comer aún pudimos hacer algo cobrando en efectivo, pero a partir de las 16.00 ya casi no vendimos nada y cerramos”, añade el tendero, llamado Rafael. 

Su tienda fue una a las que la gente acudió intentando comprar cosas de otro tiempo que normalmente ya nadie necesita. “Velas, radio, pilas y linternas. Eso buscaba todo el mundo”, explica el hombre antes de tomarse un café y afrontar, hoy parece que sí, un día normal.

Pero en los días anormales, como lo fue el lunes, el poder de lo analógico siempre resurge frente a lo digital. Y es que la dificultad para acceder a internet y la falta de luz hizo casi imposible que la ciudadanía se pudiera informar a través de los diarios digitales y la televisión. En ese contexto, la señal FM se convirtió en el único salvoconducto de la población hacia los pocos datos que se conocían sobre lo que estaba sucediendo.

Esperanza, vecina del Actur, fue una de las zaragozanas que acudió a uno de estos bazares para hacerse con un transistor "de los de toda la vida" porque, según explica, "no podía conectar con Alexa para que le explicara lo que estaba pasando", cuenta en referencia al dispositivo de voz inteligente de Amazon.

"La gente venía a preguntar por radios y teníamos, pero en la tienda solo había pocas y se agotaron. En el almacén tenemos muchas más pero no pudimos traerlas", explica el propietario de un bazar en la calle Mayor de Zaragoza. "No nos funcionaba nada. Intentábamos ver con linternas y cobrar en efectivo. Tampoco vino mucha gente, pero los que vinieron querían pilas, radios, velas y linternas", explicaba el vendedor.

En su tienda ha preparado un expositor con todo aquello que la gente iba buscando el lunes. Linternas e incluso pequeñas botellas con gas butano. "Es todo lo que me queda, pero no te creas que hoy la gente ha venido. Como todo ha vuelto a la normalidad, parece que ya se han olvidado", explica. En ese momento justo, un hombre preguntaba precisamente por linternas. "Pero que vayan a pilas, que no necesiten cargador", explicaba.

"Es más que nada por si acaso. Ayer cuando necesitaba no tenía una y hoy me he acordado. No sé cuándo la volveré a necesitar, pero así ya la tengo", explicaba el cliente.

En otro bazar cercano también habían preparado una pequeña mesa con productos necesarios en caso de apagón. "Aquí encendimos velas porque con la linterna no era cómodo estar todo el rato. Vino gente que quería comprar una radio pero no tenemos. Nadie nunca compra", explicaba el tendero.

"Espero que vuelva la conciencia del dinero en efectivo"

El apagón dio al traste con un gesto muy normalizado a la hora de pagar, ese de sacar de la cartera una tarjeta bancaria para abonar el importe de grandes compras o incluso de un café. Tanto es así que, a algún zaragozano, el apagón le sorprendió sin billetes ni monedas en sus bolsillos, tal y como sucedió este lunes en Pikar, un establecimiento de comida para llevar ubicado en la calle Princesa de la capital aragonesa. "A los clientes de confianza les dimos lo que quisieron y han venido esta mañana a pagarlo. Solo nos pasó con ellos, con la gente de confianza y alguno no quería llevárselo, pero se lo ofrecimos", ha explicado a este diario Marcos Escanilla, uno de los encargados del establecimiento.

Ese frenesí de clientes provocó que, a las 16.00 horas, el mostrador ya quedara "vacío" después de que, desde el otro lado, vieran "caras" que no habían visto "en la vida". "Soy de naturaleza confiada y, si no vuelven, bastante desgracia tienen porque ahí es cuando se demuestra cómo es uno. Hay abuelitos que siguen con dinero, pero la mayoría pagan con tarjeta. Espero que vuelva la conciencia de pagar en efectivo y nos dejen de manipular con las tarjetas y con la tecnología", ha confiado este trabajador.

En el Martín Martín de la plaza Roma, por ejemplo, sus trabajadores han recordado que los clientes pagaron con "mucho billete de 50 euros" e incluso han precisado que la gente estaba "muy nerviosa" hasta el punto de que "se dejaron dinero entre amigos". "Hubo cuatro o cinco que intentaron pagar en tarjeta haciéndose los locos y que luego nos daban los billetes. No sé si fue jeta o si pensaron que teníamos grupo electrógeno", ha dicho una de sus empleadas, la misma que ha lamentado que "la gente lleva muy poco dinero en efectivo".

En algunos bares del centro de Zaragoza sus camareros sí apreciaron la diferencia entre los clientes que llegaban a mediodía, sin dinero en efectivo, y aquellos que lo hicieron por la tarde ya provistos de "algún billete de 20 euros" que tenían guardados en casa.

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