A Fondo
Soledad o aislamiento: una sociedad mutante
Tampoco vivir acompañado es garantía de no vivir en soledad. Se puede sentir la soledad rodeado de muchas personas

Dos mujeres. / Miguel Ángel Gracia
Gustavo García Herrero
Vivimos en una sociedad mutante. Pocas generaciones han tenido que vivir cambios tan profundos en tan poco tiempo: cambios tecnológicos, políticos y económicos, en las estructuras familiares y en los roles hombre-mujer, hijos-padres, en lo rural y en lo urbano, en las relaciones laborales, en los transportes y en la comunicación, en las relaciones personales y sociales…
Su intensidad y la rapidez con la que se están produciendo hace difícil asumirlos. Hemos nacido en el marco de unos modelos de vida que se han trastocado de manera radical y que nos obligan a replantear nuestras expectativas y a recolocarnos continuamente en nuestra forma de vida y en nuestras relaciones. Y no es fácil.
Las situaciones de soledad de las personas mayores hay que contemplarlas en esta perspectiva de cambio profundo y acelerado, que hace tan difícil asimilar sus consecuencias. Estas situaciones han existido siempre, pero eran excepcionales y vinculadas a pobreza o personas sin familia («ancianos desamparados», se decía). Actualmente, con distintas características y efectos, ya no son excepcionales ni exclusivas de determinada edad.
Sus causas no están en situaciones personales, sino en el modelo de sociedad, en las formas de vida y convivencia. En las nuevas formas de producción, en las nuevas estructuras familiares, en las tecnologías, en la organización del territorio y la convivencia y, muy especialmente, en los nuevos valores de la individualidad y privacidad, en la crisis del compromiso. La sociedad líquida.
Circunstancias que han venido para quedarse. Con ellas, la soledad también. Tenemos que adaptarnos, sin obsesionarnos con «luchar contra la soledad», sino en generar estrategias personales y sociales para afrontarla a cualquier edad, especialmente, cuando deriva en aislamiento, que afecta a todas las esferas de la vida de la persona: emocional, relacional, falta de apoyos …
La soledad, como aislamiento, es el fenómeno más extenso de exclusión social hoy. Pero es invisible, ya que no crea tensión social, conflictividad, violencia ni amenaza a la seguridad o al bienestar del resto de la ciudadanía. Tampoco genera demanda. Los servicios públicos no se sienten presionados por personas que planteen la soledad reclamando respuestas institucionales. Habrá muchas demandas que tengan que ver con las consecuencias de la soledad para algunas personas (necesidad de apoyos domiciliarios, seguridad …), pero pocas que planteen la soledad como problema y la necesidad de compañía, como demanda.
Por eso, la soledad de las personas mayores sólo es actualidad cuando se producen acontecimientos que generan impacto mediático, cuando aparece muerta en su casa alguna persona sin que nadie, durante días, semanas o meses (a veces años), se haya dado cuenta. Lo que preocupa no es tanto que una persona viva sola, sino que muera sola.
Considerando la soledad como fenómeno global e invisible de exclusión social, además de favorecer una mejor comprensión de lo que puede suponer cuando afecta a las personas mayores, ayuda a prevenir mejor, ya que el envejecimiento no es sino la prolongación de la vida adulta. Si en etapas anteriores de la vida se viven en soledad, aunque deseada y disfrutada, esta situación se cronificará y tendrá consecuencias conforme avance la edad y, con ella, las limitaciones personales.
No se puede identificar la soledad con hogares unipersonales de mayores de 65 años. Vivir solo no es necesariamente vivir aislado, sin relaciones familiares o sociales. Tampoco vivir acompañado es garantía de no vivir en soledad. Se puede sentir la soledad rodeado de muchas personas y hasta bien cuidado, y con cariño. Por eso es poco efectivo elaborar censos para controlar las situaciones de soledad.
Tampoco es fácil discernir si las situaciones de soledad son voluntarias o no deseadas. No se puede deducir de lo que dice la propia persona sobre si vivir y estar sola es o no su decisión libre. ¿Hasta qué punto se puede hablar de libertad para elegir si no existen alternativas? ¿O si se ha perdido la motivación o la capacidad para las relaciones personales o sociales?
La soledad es íntima. Es vivencia, sentimiento … Hay estudios que afirman que más de la mitad de la población (57%) dice tener en algún momento sentimiento de soledad; paradójicamente, sólo reconocen este sentimiento el 30% de las personas que viven solas. También reflejan mayor sentimiento de soledad en países del sur de Europa que en países del norte, donde tradicionalmente hay más personas que viven solas; quizás por eso disponen de más estrategias para abordar la soledad.
También hay estudios que indican que la soledad es mucho más sentida entre personas jóvenes (en torno al 80% entre 18 y 25 años dicen haber sentido en algún momento la soledad), frente a algo menos del 40% de las personas mayores de 65 años.
Se puede reclamar a la Administración respuestas a algunas de las consecuencias que afectan a las personas mayores que viven solas, como su seguridad o los cuidados que puedan necesitar en situaciones de dependencia. Pero la Administración no puede garantizar compañía. Es el voluntariado y, sobre todo, la buena vecindad, quienes pueden aportar compañía humana, facilitando además vínculos con el entorno y oportunidades para ampliar la red social.
Es tarea colectiva construir entornos que hagan posible las relaciones personales de proximidad. Y hablar de la soledad como algo inherente a las formas de vida y convivencia de la sociedad actual. Porque, con hijos o sin hijos, la intimidad, la privacidad que hoy queremos disfrutar cada uno de nosotros y nosotras es la semilla de lo que en el futuro puede ser nuestra soledad. Deseada o no deseada. Soledad.
- El 'otro' bar Artigas, el clásico de Zaragoza que enamoró a la princesa Leonor: 'He alimentado a todo el Ejército
- La mayor residencia de estudiantes de Zaragoza pasa el 'ecuador' de sus obras: la clave para ir más rápido de lo previsto
- Dimite un alto cargo de Educación del Gobierno de Aragón y señala a Tomasa Hernández: 'En los momentos complicados he sentido una falta de respaldo a mi gestión
- El bar del campo del Valdefierro en Zaragoza o el triunfo de la 'cabezonería': 'Viene gente del barrio y de otros clubes a almorzar
- La Aemet alerta de la llegada de una masa de aire muy frío que congelará Aragón: nevadas y termómetros bajo cero
- Un camión tira la catenaria del tranvía de Zaragoza y obliga a cortar la línea: “Se ha escuchado un estruendo muy fuerte”
- El Gobierno de Aragón duplica el impuesto del agua en más de 65.000 recibos: ¿Qué hacer si te han cobrado doble?
- Este es el barrio de Zaragoza en plena expansión que contará con 1.514 viviendas nuevas en 2030