El Kaplan, el restaurante de Zaragoza que ha vivido una montaña rusa: "Todo lo he aprendido a controlar detrás de la barra"

Este establecimiento se ha mantenido ante todo tipo de situaciones durante sus 32 años de historia

Zaragoza

Durante el siglo XXI España ha vivido momentos de todos los colores: unos primeros años, donde parecía que el país iba sobre raíles, un golpe duro como fue la crisis del 2008, una posterior recuperación que se extendió durante varios años, una pandemia que volvió a retoceder a todo el mundo y una recuperación que llega hasta nuestros días. Una montaña rusa que, por supuesto, alcanzó a todos los comercios de España que han vivido momentos de inestabilidad de manera constante como es, por ejemplo, El Kaplan, un restaurante situado en la calle de Nuestra Señora de Sancho Abarca 4, el cual ha conseguido ser uno de los supervivientes a todos estos sucesos.

Antonio Grijalba, dueño del establecimiento, es el principal responsable de que El Kaplan se encuentre con vida en estos momentos. Tras abrir a finales de 1993, este local ha vivido todas y cada una de las crisis que han ido azotando a España. Con trabajo duro y mucho esfuerzo, ha conseguido seguir a flote de manera constante sin muchos altibajos. "Ya había trabajado desde los 16 años en hostelería, llevo muchos años dentro del mundillo", comenta Antonio al que le sobre experiencia y siempre ha demostrado valentía para probar nuevas tendencias.

Dos reformas en dos malos momentos

Los orígenes de este popular restaurante del centro de Zaragoza se remontan a hace más de tres décadas cuando dos amigos abrieron el local, ilusionados y con ganas de sacar adelante el negocio. El nombre elegido fue El Kaplan, un término desconocido para muchos incluso para el propio Antonio, que descubrió más adelante que este nombre es habitual en Estados Unidos y tiene origen judío.

"En el año 2007 hice una reforma integral, donde dejé mucho dinero, ya que fue una reforma estructural de todo el establecimiento", explica Antonio. Tras esta reforma llegó la primera crisis, la de 2008, donde El Kaplan consiguió sobrevivir pese a ella. "La crisis nos pilló un poco después que al resto. Aprendí de todo detrás de la barra y fue muy duro. Sobrevivimos aprendiendo a controlar todo y, por desgracia, también despidiendo a gente hasta que nos quedamos una empleada, mi mujer y yo", añade Grijalba.

El covid-19 les pilló en 2020 tras otra reforma. En un solo mes pasó de reinaguruar a cerrar por la pandemia. "El 13 de febrero de 2020 nosotros abrimos nuevamente El Kaplan al público tras realizar otra reforma y en marzo llegó el covid-19 por lo que tenemos que cerrar por más de un año. Fueron momentos todavía más duros, aunque con esfuerzo y trabajo conseguimos volver a salir adelante", explica Antonio.

La oferta, un placer para el gusto

El Kaplan destaca por su sabrosa comida, que es elaborada con productos del comercio de proximidad, de máxima calidad lo que permite ofrecer al comensal una elaboración del más alto nivel. "Aquí no compramos productos elaborados, sino que todo viene del comercio de proximidad, que es algo más caro, pero la calidad es exquisita", comenta Antonio acerca del tipo de producto que ofrecen.

Entre los platos más demandados por los comensales de este restaurante zaragozano se pueden encontrar el cachopo, el tomate rosa, la ensalada de bonito con esparragos, todo lo que lleve ternasco de Aragón y las hamburguesas, que son de La Finca. "Nosotros planteamos siempre tres platos del día para los cuatro que abrimos que son el jueves, viernes, sábado y domingo", explica Antonio.

Con esfuerzo, paciencia y trabajo todo acaba llegando y de todo se acaba saliendo por duro que sea el suceso. Este es un ejemplo y, desde su apertura tras el covid, El Kaplan vuelve a ser un lugar de referencia, de calidad, de precio no desorbitados, es decir, un establecimiento que visitar si se quiere disfrutar de un ambiente cercano, de una comida rica y de producto local y, en definitiva, si se quiere comer a gusto.

Tracking Pixel Contents