Veinteañeros, migrantes y sin hogar: el nuevo perfil de las personas que viven en las calles de Zaragoza
Más de 60 personas viven en la calle. Las entidades del tercer sector hablan de "sobreocupación" y alertan de que no están preparadas para afrontar la nueva realidad

Un joven traslada un colchón, ayer, en el entorno del Centro de Historias de Zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

El sinhogarismo ha cambiado. Ya no se habla de personas mayores en una casi insalvable situación de cronificación, con problemas de adicciones y salud mental. Ahora, las personas sin hogar son jóvenes veinteañeros, llegados principalmente de África, en busca de una oportunidad. Jóvenes que, de ser atendidos e introducidos en itinerarios de inserción, tendrían un futuro mucho más alentador que el que, a día de hoy, tienen.
Zaragoza no es ajena a un problema que afecta a varias capitales de España y que preocupa a las entidades sociales que llevan años luchando contra una realidad a la que, muchos, le han dado la espalda y otros utilizan políticamente. La situación que se vive ahora en el entorno del Parque Bruil y el Centro de Historias ha hecho saltar las alarmas, pero hay entidades del tercer sector que llevan tiempo alertando de esta situación.
Según el recuento realizado por el Ayuntamiento de Zaragoza, hay 61 personas durmiendo a la intemperie en esta zona. Pero no son las únicas porque muchos jóvenes han creado sus asentamientos en el entorno de la estación Delicias y Caixa Forum, además de recurrir a los garajes y trasteros que les alquilan ilegalmente y en condiciones penosas.
Según las entidades consultadas por este diario, ahora, con el buen tiempo, serán más los que opten por dormir al raso. "En invierno es muy duro dormir en plena calle, pero ahora con el verano van a preferir la calle que los garajes o trasteros", explican. Por no hablar de las infraviviendas que se menudean en la ciudad. O los hostales ilegales en condiciones deplorables, como el de plaza Roma, desalojado hace dos semanas.
¿Por qué Zaragoza?
Es difícil saber el número exacto de jóvenes sin hogar, pero las entidades aseguran que cada vez atienden a más. Según explican, eligen Zaragoza porque es una ciudad "amable y acogedora" y no resulta tan hostil como Madrid o Barcelona. Además, el tamaño de la ciudad facilita sus desplazamientos y los servicios públicos y sociales son más accesibles y, lo que es más importante, la lista de espera es menor.
También porque la vida en Zaragoza es más económica que en ciudades como Valencia, Bilbao, Málaga o Pamplona aunque, ahora, la vivienda ya no resulte tan accesible, después de haberse incrementado el precio del alquiler un 11% en el último año.
Tres perfiles de jóvenes
En Zaragoza se habla de tres nuevos perfiles. En primer lugar, aquellos a los que les deniegan el asilo y tienen 15 días para abandonar el país, dejándoles en una situación complicada, al quedarse sin papeles transcurrido este tiempo. Después están los jóvenes extutelados que llegan a España asegurando que son menores y, tras realizarles una radiografía de la muñeca de la mano y comprobar que tienen mayoría de edad, se quedan desprotegidos, sin tutela y en la calle. Y, por último, los jóvenes que no pueden solicitar la documentación porque llevan menos de dos años residiendo en España o no pueden demostrarlo.
Según el recuento realizado por el consistorio el pasado 5 de junio en el entorno del Parque Bruil, más del 70% son migrantes, jóvenes que vienen a trabajar y cuando acaban los tres meses de protección iniciales, se van a la calle mientras esperan que se resuelva su petición de asilo, según explicó la concejala de Políticas Sociales, Marian Orós. De las 60 personas que esa noche pernoctaron en esta zona, 31 eran malienses y argelinos y, el resto, de otras nacionalidades como Marruecos, Rumanía, y España,
Las entidades sociales han pasado de atender situaciones de personas sin hogar cronificadas, con serios problemas de adicciones y salud mental, a trabajar con jóvenes cuya única alternativa pasa por formarse, aprender el idioma y confiar en las administraciones. "No estamos preparados porque los recursos estaban dirigidos a un perfil totalmente distinto", aseguran estas entidades, que hablan de "sobreocupación".
Destacan la importancia de la prevención, puesto que, de darles una alternativa y encaminarlos en itinerarios de inserción, podrían tener un futuro.
Esta situación, no obstante, no es nueva y ya en 2024 se empezó a alertar de que cada vez había más jóvenes malviviendo en la calle. Actualmente representan el 30% de las personas sin hogar. El pasado mes de diciembre, durante la presentación de la evaluación técnica del Plan integral para las personas sin hogar y el nuevo reglamento del albergue municipal, de 1994, ya se alertó de que el uso del centro municipal por parte de los jóvenes se había incrementado, pasando de los ocho menores de 30 años que utilizaron alguna vez las instalaciones a los 24 de este 2024. Una cifra que puede resultar menor, pero que evidencia una realidad, puesto que los jóvenes evitan acudir a este tipo de instalaciones.
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