El barrio de Zaragoza con 160 años de historia que reivindica su existencia

La asociación vecinal ha organizado una exposición fotográfica para insistir en su "identidad", ahora a caballo entre dos populosos distritos

Confluencia entre San José, Miguel Servet y Compromiso de Caspe, vértice sobre el que nacería Montemolín.

Confluencia entre San José, Miguel Servet y Compromiso de Caspe, vértice sobre el que nacería Montemolín.

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Zaragoza

En pleno casco urbano de Zaragoza, entre dos distritos que, juntos, suman más de 100.000 habitantes, hay un barrio que no se cansa de reivindicar su existencia y, más importante todavía para sus vecinos, su "identidad". Se trata de Montemolín (o Bajo Aragón), cuya arteria principal estaría en la calle Miguel Servet y que, según denuncian desde la asociación vecinal Larrinaga, fue "partido por la mitad" en 1981, con la creación de los distritos zaragozanos. En ese momento, la parte derecha de la calle, la antigua carretera de Castellón, quedó delimitada en San José y, la izquierda, en Las Fuentes.

"Para empezar, hay que distinguir entre lo que es un distrito, que tiene un componente más administrativo, y un barrio, que es más sentimental, identitario", razona José Ignacio Josi Sauca, historiador y vicepresidente de la asociación vecinal. Y es que, según Sauca, hay varias evidencias documentadas que dejan rastro de la existencia de Montemolín, con identidad propia, ya desde la segunda mitad del siglo XIX. "En 1866 ya aparece, en el entorno de la estación de Utrillas, un lugar bautizado como La venta de Montemolín. El término fue generalizándose y en 1876 se creó la Policía Rural de Montemolín", cuenta el vecino, quien añade que hasta 1965, un siglo después de esa primera acepción, Montemolín contó con alcalde rural. 

Las fiestas, presentes en el barrio desde 1922, son otra de sus señas de identidad. "A partir de 1981 es cuando quedamos tocados. Se notaba, por ejemplo, cuando íbamos a pedir la subvención tras organizar las fiestas. ¿Quién asumía eso, San José o Las Fuentes?", prosigue Sauca, quien afirma que fue hace una década, aproximadamente, cuando retomaron la reivindicación de su propia existencia. "Es un poco tedioso tener que demostrar continuamente las cosas", lamenta.

Precisamente, otra de las demandas del barrio es que se les reconozca a nivel institucional. Por ejemplo, cuando se presenta la reforma de una calle. "Nos fastidia ese ninguneo", continúa Sauca, quien calcula que solo en la parte histórica del barrio ya viven actualmente unas 15.000 personas, aunque la cifra se multiplicaría por dos si se tienen en cuenta los nuevos desarrollos. Los límites actuales llegarían al vértice ubicado en la confluencia de la avenida San José con Compromiso de Caspe, y se extendería por Torre Ramona, buena parte de la huerta de Las Fuentes e incluso algunos caminos que rodean el río Ebro.

Apeadero de Miraflores, en una imagen de 1912.

Apeadero de Miraflores, en una imagen de 1912. / Anteayer fotográfico zaragozano

Dentro de este espacio, se incluyen lugares como la plaza Utrillas o el antiguo Matadero. Esa pertenencia, dicen desde el barrio, queda demostrada con las nomenclaturas de hace décadas. "Cuando no existían las calles, los emplazamientos se numeraban como diseminados. Por ejemplo, el Matadero era el diseminado número 7 de Montemolín, la estación Miraflores el número 60...", sentencia Sauca al respecto.

Reivindicaciones

Esta identidad será la que la asociación reivindique entre el 19 y el 30 de junio en el centro cívico Salvador Allende, con una exposición que incluirá 35 fotografías históricas y actuales del barrio. Incluida la historia de su doble denominación. "Montemolín es el nombre más rural, mientras que Bajo Aragón se le dio porque entre finales del XIX y principios del XX el barrio comenzó a crecer y llegó mucha gente de esa zona", asegura el historiador.

Pero la identidad no es la única causa que defiende la asociación vecinal Larrinaga. "Lo importante es la calidad de vida de nuestros vecinos, y para eso es importante tener esa identidad. Hay que replantearse los distritos, no puede ser que en Nueva York haya cinco y en Zaragoza una veintena", asevera Sauca, quien se reunirá, junto a su asociación, con Pilar Cortés, concejala de Distritos del consistorio. La principal reivindicación vecinal reside en "planificar y ordenar" la Orla Este, pero también se detiene en cuestiones más concretas como las "aceras".

"Rudi, como alcaldesa, ya nos prometió que se reformarían desde la plaza Utrillas en adelante. Pero como estamos en tierra de nadie...", expone Sauca, quien también sostiene algunas "alegaciones" al Bosque de los Zaragozanos y que concluye: "No estamos en contra de ningún barrio. Solo queremos que se nos escuche". 

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