Un oasis de creación junto a la antigua Quinta Julieta

El artista Florencio de Pedro mantiene en la Quinta Julieta una finca que, desde hace 35 años, ha sido el hogar de su arte y el taller en el que ha dado sentido a sus bocetos

Patio interior del Taller de los sueños de Florencio de Pedro.

Patio interior del Taller de los sueños de Florencio de Pedro. / FDP

Iván Trigo

Iván Trigo

Hay un rincón en esta ciudad que se ha convertido un paréntesis incrustado en medio del ruido, el caos y las prisas del día a día. Alejado, por el momento, de la civilización, el artista Florencio de Pedro enseña con mimo y detalle las estancias de su finca, cuyo nombre no podría ser más evocador: El taller de los sueños. Entre estas pareces el creador guarda recuerdos de toda su obra, muestras de un trabajo que pronto tendrá que trasladar a otro lugar de la capital aragonesa.

Hasta entonces, De Pedro sigue disfrutando de una finca que bien merece una visita y a la que invita a todo el mundo con el que comparte una conversación. El espacio es digno de querer compartirse: en el centro, un patio emerge verde rodeado de un claustro de columnas en cuyos límites el artista acumula bocetos, obras de arte, materiales listos para convertirse en expresión y vivencias vividas a lo largo de casi 35 años, «media vida de creación». Todas las estancias del hogar dan ese patio, como si de una domus romana se tratase. Pero en los cuartos, en vez de ánforas y reclinatorios, hay más obras de arte: en el baño, en la cocina, en el comedor. Todos y cada uno de los rincones de esta casa, una de las pocas construcciones que quedan en pie en lo que se conoce como la Quinta Julieta.

Y es debido a su ubicación que al Taller de los sueños no le queda mucho tiempo. En esos mismos terrenos se va a comenzar a levantar en los próximos meses Parque Venecia II, donde hay proyectados 1.115 pisos. «Ya no queda nadie, estoy yo como guardián del territorio. Al lado de la casa antes había un corral con ovejas y un pastor. Pero en cuanto se fueron tiraron todo», cuenta De Pedro, que para el que no lo sepa es autor de muchas obras que pueden contemplarse en las calles de la ciudad. El más conocido es quizá el monumento a la Constitución, situado en el inicio del paseo del mismo nombre junto a la plaza Paraíso. Pero no es el único. Recorrer su taller supone ir contemplando muchas piezas que uno reconoce por haberlas contemplado antes.

Él mismo advierte que «un artista no se jubila nunca», aunque en estos momentos su principal creación es resistir ante una expropiación de la que es su finca y por la que apenas le ofrecen «100.000 euros». Hace unos meses plantó en los terrenos aledaños una de sus últimas obras, un bosque poético que clama por la pervivencia de un rincón que ha sido obra e inspiración de De Pedro. «Sí, claro, estamos buscando donde ir, pero con el dinero que nos ofrecen no hay nada que hacer», lamenta.

Mientras, la vía administrativa se le agota puesto que el pasado jueves el Gobierno municipal aprobó desestimar el recurso de reposición interpuesto por De Pedro contra el proyecto de reparcelación de Parque Venecia II. «En otoño las máquinas comenzarán a arrinconarme», dice, mientras contempla el mapa con el diseño del futuro nuevo barrio de Zaragoza, un lugar que se convertirá en el hogar de mucha gente pero que pondrá fin a un taller en el que De Pedro tanto ha soñado.

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