Zaragoza estudia cómo minimizar las afecciones por la nueva pasarela del Huerva que había generado polémica vecinal

El ayuntamiento ha sacado a concurso las obras para renaturalizar el tramo comprendido entre los viveros Sopesens y Gran Vía por 16,8 millones

Estado de las obras en los viveros Sopesens del Huerva; unos metros más abajo irá la polémica pasarela.

Estado de las obras en los viveros Sopesens del Huerva; unos metros más abajo irá la polémica pasarela. / Jaime Galindo

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Zaragoza

Zaragoza ha dado este lunes uno de los últimos pasos administrativos que le restaban del proyecto de renaturalización de las riberas del río Huerva, a su paso por la capital aragonesa. El ayuntamiento ha sacado a licitación el segundo tramo de las obras, el que va desde los antiguos viveros Sopesens hasta el soterramiento de Gran Vía, por un precio de 16,8 millones de euros. Este contrato se incluye dentro de la fase 2 y se suma al primer tramo (entre Miguel Servet y la desembocadura en el Ebro) que ya se publicó la pasada semana por 8,5 milllones. En total, cerca de 25,5 millones de euros.

La novedad más significativa reside en algunos ligeros cambios respecto al anteproyecto que el consistorio sacó a licitación pública hace unas semanas. La polémica principal, traducida en varias alegaciones vecinales, consistía en una de las nuevas pasarelas peatonales, la que va a unir Manuel Lasala con La Luz, y que generó controversia por sus afecciones a las casas inmediatamente posteriores. Los vecinos denunciaban que se iba a crear un muro de hormigón y que, además, en el caso de los bajos la pasarela pasaba junto a sus ventanas y generaba problemas de intimidad.

En ese sentido, el ayuntamiento asegura que va a intentar que las afecciones sean mínimas, aunque el puente se construirá donde estaba previsto. Y es que en total se presentaron hasta 107 alegaciones, de las que cerca de un centenar eran por la citada pasarela. Técnicamente, eran "inviables", por lo que se terminó acordando adaptar el diseño para hacerlo "más permeable" en lo que respecta a su "impacto visual". Las posibilidades están en bajarla de altura o acortarla.

Así avanzan las obras en las riberas del Huerva en Zaragoza

Laura Trives

Otra de las alegaciones más destacadas era la petición de ensanchar la acera en el entorno de Gran Vía 33. De hecho, el consistorio aprobó en pleno una moción de Vox para estudiar su viabilidad, aunque se ha terminado desechando porque, según fuentes municipales, "el ámbito queda fuera de la actuación y afectaría a elementos de titularidad privada". Con todo, en este caso también se va a hacer una pequeña adaptación de la confluencia de las calles Cervantes y Catalina de Salazar para mejorar la movilidad para los servicios de prevención.

Recta final de la primera fase

La alcaldesa, Natalia Chueca, ha visitado este lunes el avance de las obras de la primera fase, las cuales van "en plazo", tras una inversión de 8,4 millones, toda vez que se solventaron una serie de circunstancias que retrasaron un par de meses la entrega prevista. Esta situación, que generó un pequeño sobrecoste, no supone ningún contratiempo para la segunda fase que empezará en septiembre.

La regidora, que estaba acompañada de los concejales de Urbanismo, Víctor Serrano, y Medio Ambiente, Tatiana Gaudes, así como de representantes del Gobierno de Aragón, ha detallado que los trabajos consistían básicamente en "destruir para después construir". En otros términos, lo que la constructora aragonesa MLN ha ejecutado hasta ahora ha consistido en el saneamiento de las riberas y de las redes del entorno, para así poder dejar el terreno preparado a la renaturalización propiamente dicha.

La intención ahora es la de empezar tras el verano con las obras en ambos tramos, teniendo una duración de 8 meses el comprendido entre Miguel Servet y la desembocadura (el cual han visitado este lunes los responsables municipales) y de 15 meses la parte que acaba de salir a licitación, entre los antiguos viveros y Gran Vía. Por tanto, se espera que para comienzos de 2027 la obra en su conjunto esté concluida.

34 millones de inversión

Cabe recordar que la inversión total de este proyecto, circunscrito entre los estratégicos de la legislatura, asciende a cerca de 34 millones de euros, con 20 de ellos asumidos por el Gobierno de Aragón y otros cinco captados de fondos europeos a través de dos convocatorias de la Fundación Biodiversidad, canalizados a través del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco). El resto del montante, unos nueve millones, sale de las arcas municipales.

Una de las principales novedades del tramo que se ha sacado a licitación este lunes está en la creación de cinco nuevos parques, uno de ellos sobre el nuevo tanque de tormentas que se ubica en los viveros Sopesens, que ya está concluido y está siendo tapado en estos momentos. Además, se van a pacificar e integrar en el entorno de las riberas hasta ocho calles de la zona.

Mientras, en el segundo tramo se rehabilitarán otras tres zonas verdes. Cabe recordar que la presencia de especies exóticas invasoras, concretamente de ailantos, ha obligado a talar en torno a 1.500 árboles que posteriormente serán sustituidos por más del triple procedentes de especies autóctonas y no invasivas.

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