La lucha del colegio Cortes de Aragón por tener un patio 'verde': "No tenemos fondos para hacerlo"

El centro fue elegido por el programa ‘Patios X El Clima’ para renaturalizar su recreo hace dos cursos. Iciar Miguel, una madre del centro, explica que, como no tienen presupuesto para llevarlo a cabo, han creado un grupo de padres, madres, docentes y equipo directivo para recaudar dinero

El patio del colegio Cortes de Aragón, sin ninguna zona de sombra.

El patio del colegio Cortes de Aragón, sin ninguna zona de sombra. / Servicio Especial

Zaragoza

Por un patio escolar con espacios verdes y sombras, y por una «apertura del juego». Por todo ello, que «cuesta horrores», luchan las familias y docentes del colegio Cortés de Aragón de Zaragoza. Quien lo cuenta es Iciar Miguel, una madre que forma parte del grupo motor que, compuesto por madres, padres, miembros de la Ampa, docentes y el equipo directivo, trata de recaudar fondos para poner en marcha el proyecto de renaturalización del recreo que el centro pudo elaborar gracias al programa Patios X El Clima del Gobierno de Aragón. Por el momento, tienen la sensación de luchar contra el viento.

Miguel retrocede a finales del curso 2023-2024, cuando ganaron esta iniciativa del Ejecutivo, que consiste en un programa de sensibilización y educación ambiental para transformar los recreos. Este implica una pequeña mención económica para llevar a cabo un proyecto arquitectónico que, señala Miguel, «hicieron entre todos». «Las familias, el equipo docente, incluso los niños llevaron planos para decir cómo querían que fuera su futuro patio», relata. Según señala, ahora «es una enorme losa de cemento». 

Pero el programa no incluye un aporte económico para su ejecución. Por eso, ese «gran proyecto» que se hizo entonces todavía no ha salido de los planos. «No tenemos fondos para llevarlo a cabo», explica Miguel, que añade: «Cuando te pones a sacar presupuesto, es todo horrible, carísimo. No llega para nada», subraya. Lo único que sí se pudo hacer fue «picar un trozo del patio», señala

Desde el centro enseguida se pusieron en movimiento para conseguir fondos en cuanto pudieron, pero Miguel subraya que «en un colegio público es muy complicado que las familias puedan aportar mucho más que cuestiones simbólicas». Fue por esto por lo que surgió el grupo motor con el que se presentan a «todas las subvenciones y concursos vivientes que haya», dice Miguel. «Estamos intentando conseguir más dinero para poder hacer cosas de poco en poco», relata.

Pone ejemplos de algunas iniciativas que ya se llevan a cabo: «Cada año, los niños desde 1º de Infantil hasta 6º de Primaria se leen un clásico de Literatura y lo trabajan. Hace tres años, en el colegio creamos un grupo de teatro de padres y madres para interpretar ese clásico a los alumnos. El curso pasado decidimos abrir la convocatoria a quien quisiera venir (familias, gente del barrio, etc.) y destinar lo recaudado al patio». 

Una zona del patio del colegio Cortes de Aragón mojada.

Una zona del patio del colegio Cortes de Aragón mojada. / Servicio Especial

Desde el Cortes de Aragón insisten en sacar adelante renaturalizar el patio «por el bienestar de los niños». «Mi marido ha ido a recoger mi hija pequeña, que está en Infantil, y en su patio tienen una semipérgola de madera cubierta con una lona y les da un poquito de sombra. Es el único trozo sin sol. Cuando ha llegado, estaba ahí tumbada larga porque el calor les fatiga un montón», comparte la madre, que indica que también es muy insistente con la crema solar.

Miguel subraya que, «además de por la mitigación de las temperaturas que supondría tener un suelo de tierra permeable y no asfalto, o más vegetación, tener un patio renaturalizado también supone que los críos puedan jugar no solo a fútbol o a baloncesto, sino a otras cosas». «Parece una chorrada, pero lleva a abrir el juego, a aprender otras formas de interacción -sostiene-. Hay estudios que muestran que normalmente las partes centrales del patio, que son las superficies más grandes, están ocupadas por niños que juegan a fútbol o con pelotas, y las niñas están en las periferias, más arrinconadas». Por eso, considera que generar estos espacios naturales «podría mejorar esos flujos para que las niñas puedan también disfrutar del patio».

Y, aunque Miguel señala que están un poco «decaídos» porque «es muy difícil», el colegio continúa en la lucha por renaturalizar su patio. «Igual en otro centro que tenga otras circunstancias no tienen capacidad para que haya un grupo de gente que se mueva, y eso no quiere decir que no lo necesiten», sostiene Miguel. Porque, afirma, la renaturalización «tendría que ser algo para todos». Por un patio escolar con espacios verdes y sombras, seguirán luchando contra el viento.

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