Los comerciantes se preparan para las obras en San Miguel: "Había cosas más importantes por abordar en Zaragoza"
Propietarios y empleados de tres negocios ubicados en distintos puntos de la plaza dan su opinión antes de que las máquinas lleguen para los próximos seis meses

El Asador San Miguel, negocio ubicado en la zona de la plaza donde empiezan las obras el lunes. / Laura Trives

Son cerca de las 10.00 y Arantxa Irañeta y sus camareras no paran ni un segundo. Es hora punta y los desayunos, en forma de cafés, zumos, tostadas y churros, se reparten entre los habituales del bar Elementos, punto de encuentro y reunión de los vecinos y trabajadores de la plaza San Miguel, en su parte más cercana a la calle homónima. De hecho, técnicamente pertenece a la calle, aunque la reforma llegará hasta sus puertas. Desde la barra, Irañeta expresa que, pese a que en su lado los trabajos solo durarán dos meses (marzo y abril de 2026), una cosa es la teoría y otra la práctica.
"Los tiempos siempre son muy relativos", dice, para después añadir que, en base a experiencias cercanas y recientes, considera que "acabarán afectando más". "Iremos viendo", concluye, aunque sí reconoce que el faseado le permitirá salvar la Navidad y los Pilares, afectando eso sí al final de la primavera, cuando llega el buen tiempo. En su bar se ubica, además, una zona de carga y descarga que es clave para su negocio. Este jueves se dio a conocer que estas se trasladarán al paseo La Mina.
En cuanto al futuro de la plaza, Irañeta espera que la hostelería del entorno pueda aprovechar mejor los espacios para sus terrazas, aunque sí que matiza que no ve un tono "conciliador" para ello. En cualquier caso, la zona oeste de San Miguel será la última en intervenirse en esta primera fase. Antes, las obras llegarán tanto al centro como a la zona este, la más próxima al barrio de La Magdalena.
Ahí se ubica uno de los negocios históricos de la plaza San Miguel, el asador que lleva su mismo nombre. Gloria Rayego, empleada desde hace más de 35 años, admite que el "miedo" existe en todos los comercios y reconoce que, a su juicio, "había obras más importantes por abordar en la ciudad". "Se va a notar el bajón, claro, nos perjudica", subraya, consciente de que en su caso sí le pillará de lleno la campaña navideña.

Terraza del bar Elementos de la calle San Miguel, en la parte incluida en la reforma de la plaza. / RUBÉN RUIZ
Rayego también recuerda cómo, en el pasado, la tienda de un conocido en la calle Corona de Aragón se vio obligada a cerrar por las obras del tranvía. "Conozco bastante bien cómo funcionan estas cosas, lo he visto en la avenida Navarra. Al final, aquí compra más la gente que viene de paso. Por ejemplo, antes de subir al autobús, que ahora se va a cortar, y la del barrio no compra tanto", reseña Rayego, quien además extiende su preocupación al inicio posterior de las obras del Coso, casi colindantes con su negocio. Respecto a la futura plaza, una de sus trabajadoras bromea: "Ayer nos dijo una clienta que como quiten los árboles se encadenará a uno".
Compensar las pérdidas
Por otra parte, pese a que los negocios del Coso no se verán afectados hasta el próximo verano, sí habrá quien lo notará antes. Incluso por partida doble. Es el caso de la charcutería Magaña, ubicada cerca de la confluencia del Coso y Espartero, zona que se verá en obras, más o menos cerca, durante las dos intervenciones. Su propietario, José García, lleva 40 años al frente del negocio y, si bien ironiza con que "para el verano igual me he jubilado ya", sí muestra su preocupación por las pérdidas.

Charcuterías Magaña, en la parte del Coso más cercana a la reforma de San Miguel. / Laura Trives
"Tenemos una venta muy estable durante todo el año. En momenos puntuales como el Pilar o la Navidad sube un poco más, pero no tanto. Y si el día a día está seis o siete meses parado, nos va a perjudicar. En la avenida Navarra ha habido comercios que han perdido casi un 40% de sus ventas", lamenta García.
En ese sentido, el charcutero ve clave que las administraciones apoyen con ayudas a los locales afectados. Desde el consistorio se ha anunciado una línea de subvenciones de hasta 400 euros al mes y varias exenciones fiscales para tal fin, aunque García es exigente: "Son medidas que están bien, por lo que espero que las cumplan". Con todo, el comerciante sí que es relativamente comprensivo y subraya que en una obra de este calado "es difícil contentar a todo el mundo".
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