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Sin refugio en Zaragoza: 60 personas sin hogar desalojadas de la estación Delicias y un albergue desbordado

Las instalaciones municipales no tienen plazas libres desde hace semanas

Personas sin hogar en la estación Delicias de Zaragoza antes del desalojo.

Personas sin hogar en la estación Delicias de Zaragoza antes del desalojo. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Carlota Gomar

Carlota Gomar

ZARAGOZA

Sin alternativa en Zaragoza. Las más de 60 personas sin hogar desalojadas de la estación de autobuses de Delicias en la madrugada del sábado no tienes a dónde ir. El albergue municipal está hasta los topes desde hace semanas y no hay ni una sola plaza libre para poder ofrecerles una alternativa habitacional aunque sea de forma temporal.

La situación de sinhogarismo que vive Zaragoza, y que afecta a otras tantas capitales del país, está alcanzando niveles históricos, agravada por la crisis migratoria que azota al país.

Cada vez son más las personas que se encuentran en situación de calle en la ciudad y, lo que es todavía más preocupante, cada vez son más jóvenes. Desde las entidades sociales insisten en la importancia de trabajar con estos chavales, de evitar que su situación se cronifique ya que todavía tienen una oportunidad de volver a integrarse en la sociedad.

Pero la realidad es bien distinta. Prueba de ello es el asentamiento del parque Bruil, hasta donde se han trasladado varios de los desalojados de la estación Delicias, en plena noche y bajo la lluvia. Fuentes de los Servicios Sociales del consistorio aseguran que no han detectado un pico en el número de solicitudes para pernoctar en las instalaciones del albergue, con todas sus plazas cubiertas y con unas obras -las del exterior- todavía en marcha y que permitirán mitigar la situación. Al menos eso se espera.

El gerente de la estación de autobuses de Delicias, Íñigo Laín, explicó que la situación era insostenible por los problemas de convivencia que se estaban registrando en las instalaciones por las noches, por lo que el Consejo de Administración, del que forma parte del Gobierno de Aragón, acordó cambiar las normas y prohibir el acceso a todas aquellas personas que no tienen billete de viaje, es decir, a las personas sin hogar que se resguardaban por la noche en la estación. Una medida que, por cierto, se aplica en la zona de trenes.

El propio Laín admitió que esta medida lo que hacía era «trasladar el problema a otro lado». Y así ha sido. Ayer ya se vio a más gente en el campamento improvisado del parque Bruil, el más grande de la ciudad. También alertó alguna entidad social de la presencia de personas en situación de calle bajo el puente de los Gitanos, que se suman a otro enclave que empieza a preocupar por el número, el de la plaza Europa.

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