L a mayor encuesta sobre acoso escolar en España (24.990 estudiantes es la muestra) asegura que el 23,3% de los escolares (uno de cada cuatro alumnos de la franja que abarca desde segundo de primaria hasta primero de bachillerato) sufren situaciones que, en un discutible uso del término, los autores del estudio han definido como acoso. Ahí cabe todo, desde llamar por motes a los compañeros hasta agredirles físicamente. En Aragón, ese porcentaje baja hasta el 18.20%, siendo la comunidad donde menos acoso se produce.

Los autores del informe son Araceli Oñate, directora del Instituto de Innovación Educativa, e Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). Concluyen ambos, en la lectura más pesimista de las cifras, que unos 250.000 niños en España están en situación de riesgo.

Posibles secuelas psicológicas

A través de las respuestas de la encuesta, los niños revelan un retrato tal vez nada nuevo de lo que sucede en las escuelas desde hace más de cien años, pero que ahora se puede conocer con un microscópico análisis. A la cabeza de lo que abarca el concepto acoso figura la utilización de motes, no dirigir expresamente la palabra a un compañero, reírse de él cuando se equivoca, acusarle de decir cosas que no ha hecho o dicho, burlarse de su apariencia física, imitarle, pegarle y, en general, agobiarle hasta hacerle llorar.

Ese conjunto de situaciones pueden dar pie --sostiene el estudio-- a daños psicológicos. Los más comunes son la depresión y el desarrollo de enfermedades somáticas en el 55% de los casos, seguido del estrés postraumático (54%) y las pesadillas (29,9 %). Un 15% de los menores afectados --aseguran Oñate y Piñuel-- fabulan con el suicidio.

En pleno debate público sobre el fracaso escolar, la encuesta hecha pública ayer añade una nueva perspectiva al conflicto. Según el profesor Piñuel, los incidentes que desencadenan el acoso escolar son a menudo situaciones "absolutamente triviales", como "llegar el último a clase, tener una buena o mala nota con respecto a la media de la clase o ser la más guapa del grupo".

Mayor riesgo entre niños de 7 y 8 años

Uno de los detalles que permite descubrir la encuesta es que ese mal al parecer no hace distinción entre colegios públicos, concertados y privados. Revela también que el riesgo de sufrir acoso escolar se multiplica por cuatro entre los niños de 7 y 8 años. Las probabilidades disminuyen progresivamente conforme se avanza hasta el bachillerato. De hecho, el porcentaje de acoso en las aulas en esa etapa final (11%), cerca ya de los 18 años, coincide con el que se produce en otros ámbitos, como el doméstico o laboral.

El 70'5% dice no tener ningún problema en clase

Los afectados por el llamado acoso escolar, por otra parte, dicen que no conocen la causa de sus males. En cambio, los acosadores sí revelan sus motivaciones para actuar así. Aducen, entre otras razones, que responden a provocaciones previas (22,4 %), que el propósito es gastar una broma (8,6%) o que lo hacen para pasar el rato (3,2%).

Otros datos que destaca el trabajo son que un 70,5% de los escolares no se consideran en situación de acoso y que quienes sí se encuentran inmersos en ese problema suelen compartir clase con los causantes de su situación. El estudio tiene derivadas de todo tipo. Los autores han explorado incluso hasta qué punto los propios profesores no solo no evitan el acoso, sino que participan en él.

El retrato, en resumen, asusta. Pero en medio de esta situación, al menos, los autores destacan un dato positivo: tres de cada cuatro niños acosados no se convierten después en acosadores. También que en el 20% de los casos son los propios compañeros los que detienen actitudes hostiles hacia un alumno.

El perfil de los niños que acosan, según las escalas que han medido los autores, es el de "niños violentos, muy dominantes, autosuficientes, que presentan baja tolerancia a la crispación". Piñuel también destacó que son agresivos, carecen del sentido de la norma, han descubierto que pueden tener éxito y poder social humillando a otros y sufren una desconfianza patológica.

"Si no se actúa, más del 60% de los niños que participan en conductas de acoso cometerá un delito antes de los 24 años", se lanzó el autor del estudio. Oñate, por último, asegura de hecho, como coautora del informe, que uno de los mejores modos para frenarlo es la acción de los propios alumnos y profesores.