Pedro Lostal decidió ayer presentarse como una persona «ignorante» y «sin estudios» ante los magistrados de la Audiencia Provincial de Zaragoza que le juzgaron por contagiar el sida a su entonces pareja sentimental. «Nunca me consideré una persona enferma, me dijeron que era portador, pero no sabía que podía infectar a nadie», apuntó.

Y es que sobre el estrado se debatió si hubo intencionalidad o no en el comportamiento del encausado. La Fiscalía y la abogada de la víctima, Marina Ortiz, no tuvieron ninguna de que hubo dolo y, por ello, solicitaron que fuera condenado a penas de entre 9 y 12 años de prisión, así como una indemnización máxima de 200.000 euros. Resaltaron que «hoy en día hay suficientes campañas como para saber las precauciones que hay que tomar en relaciones sexuales de riesgos».

Frente a esta posición estuvo la argumentación del abogado defensor, Miguel Guillén, quien destacó que «le amaba, que tenían planes juntos» y que, por tanto, «no la iba a fastidiar así». «Cuando le dijeron a Pedro que era portador del VIH no le dieron ningún tipo de consejo, ni fue tratado porque no sufrió los síntomas que produce, así que fue ignorante de la importancia de la enfermedad que padece», apostilló el letrado, quien quiso hacer dudar al tribunal sobre la persona que pudo infectarla, ya «los test no señalan al responsable y esta mujer trabajaba en un hostal donde se ejercía la prostitución».

PRUEBA

La víctima se enteró del contagio, en septiembre del 2014, cuando iba a donar sangre. Llevaba seis meses viviendo con el encausado, con el que había comenzado una relación sentimental tras conocerse en una red social.

Una noticia que sorprendió a esta mujer, ya que, antes de conocer a Pedro Lostal, los hemanos de la Cruz Blanca le hicieron una prueba que dio negativa. Un resultado que quiso cuestionar la defensa, asegurando que los test son «anónimos», dejando entrever que no se lo pudieron comunicar de ninguna forma, cuando la realidad es que son confidenciales.

También señaló que ella estaba sana, que no había mantenido relaciones sexuales con otros hombres y negó rotundamente que fuera prostituta. «Trabajaba poniendo copas en el hostal y así lo dice mi contrato laboral y coticé a Hacienda», señaló esta mujer. De hecho, su abogada se preguntó: «¿Desde cuándo en este país es legal la prostitución?».