La Semana Santa también es laica. En el barrio de Torrero están convencidos de ello. En realidad, no les falta razón. A fin de cuentas, la festividad católica suplanta en el calendario la celebración del equinocio de primavera, presente en la mayor parte de las culturas del planeta (al igual que el solsticio de verano, San Juan, o el de invierno, Navidad). Ayer los vecinos de Torrero celebraron la fiesta del sol, un evento que se prolongó más de diez horas y que busca conmemorar el equinocio de primavera lejos de postulados religiosos.

"Llevamos seis años celebrando esta fiesta", explicó Javier Grassa, presidente de la Asociación de Vecinos Venecia de Torrero. "Además de la parte lúdica se invita a todos los colectivos ciudadanos para que coloquen su puesto y expongan sus problemas". Alrededor de los pinares de Venecia, en el extremo occidental del barrio, se desplegaba toda la parafernalia. El escenario no sólo servía de acto festivo, sino también reivindicativo. La zona, plagada de pancartas de protesta contra la subida de la luz, los recortes en educación, en copago en sanidad y la actuación policial por el desalojo del Centro Social Ocupado Kike Mur, parecía una continuación de la jornada de protesta del jueves.

Aunque en realidad, va al margen. No en van, se trataba de la séptima edición. La jornada contó con muchas actividades, que sirvieron tanto para los adultos como para los más pequeños. A mediodía comenzó el teatro Arbolé, y por la noche se organizó el festival Pina Rock, con grupos de toda Zaragoza tocando en directo y gratuito.

Es la otra Semana Santa del barrio de Torrero, tradicionalmente reivindicativo y contestatario. Para recolectar dinero para el distrito, colocaron una gran barra. Los beneficios irían a financiar actividades de la asociación o multas que se le pongan a miembros del colectivo, como los afectados por el desalojo del Kike Mur.

"Es una fiesta reivindicativa, y lo hacemos sin subvenciones", subrayó Grassa. Cada tenderete, eso sí, obtendría sus propios beneficios. El ritmo era frenético. El evento contó con un montón de gente, convencidos de que hay otra semana no santa que celebrar.