Francisca Navarro Langarita, desaparecida en el 2012 cuando salía de la peluquería en el barrio zaragozano de Santa Isabel, o Juan Jesús Duro Gil, en paradero desconocido desde la Nochevieja de 1991 en Saviñán, son dos de los 83 aragoneses cuya pista se perdió un día y que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado siguen buscando, a pesar del tiempo transcurrido.

Aunque es una cifra importante, tan solo seis son consideradas por el Ministerio del Interior como de alto riesgo confirmado por la Unidad de Policía Judicial. Dentro del total, tal y como señalan fuentes consultadas, existen algunas sobre las que se mantienen activas las denuncias, pero tienen que ver con personas de las que se desconocía su localización tras la guerra civil y sus seres queridos pidieron ayuda para saber dónde están.

De esas 83 denuncias con las que trabajan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la mayoría se concentran en la provincia de Zaragoza con 66, seguida de Huesca con 12 y cinco en Teruel. De hecho en esta última provincia tan solo hay un caso que pueda considerarse de riesgo.

En el conjunto del país se mantienen activas 4.164 denuncias, de las que 3.905 se refieren a situación de riesgo limitado (93,7%) y 259 de alto riesgo (6,2%). En cuanto a las provincias donde se ubican más denuncias activas, destacan Cádiz (588), Barcelona (396), Madrid (293), Granada (268), Málaga (235) y Almería (214).

TIPOS / La mayoría de los casos los protagonizan hombres, en el 74,3% de las denuncias; de nacionalidad española, en un 75,2%; y con edades comprendidas entre los 36 y 50 años, en el 29% de los casos. Los mayores de 65 años representan un 27,1% en la estadística que maneja el Ministerio del Interior.

Entre los tipos de desapariciones resaltan las escapadas juveniles, que se concentran en los fines de semana y que terminan apareciendo por sí mismos a los dos o tres días, hasta las personas mayores que sufren algún problema de salud que les desorientan. También están los casos de personas que deciden irse para quitarse la vida o los que son víctimas de algún tipo de secuestro, estos últimos los menos habituales tanto en España como en Aragón.

Actualmente, en la comunidad aragonesa las unidades especializadas en menores tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil trabajan con 27 casos de chicos y chicas desaparecidos. Ninguno de ellos tiene un riesgo que sea inquietante para los investigadores. La mayoría de esas denuncias que permanecen activas a día de hoy se localiza en la provincia de Zaragoza con una veintena, seguida de Teruel, con cuatro, y de Huesca, con otras tres.

En este sentido resalta una variedad que no sucede con los mayores de edad: la sustración de un menor, principalmente, por parte de un pariente. En el 2016 se denunciaron cuatro secuestros de este tipo, si bien la cifra se redujo de forma importante en comparación con años anteriores como el 2010 y el 2011 en los que se pidió ayuda policial para resolver 6 y 8 secuestros de niños, respectivamente. En total en España hubo 216 el pasado año.

Desde el Ministerio del Interior señalan que este fenómeno, en muchas ocasiones, responde a separaciones y divorcios «complejos» tanto por las relaciones personales como por lo que finalmente ocurre, ya que este tipo de hechos sobrepasa la jurisdicción civil y se convierte en penal al ser un delito.

Junto a la labor policial también es fundamental la que realiza la asociación Sosdesaparecidos que nació para «intentar que los protocolos se cumplan». Su responsable en Aragón, José María Rudiez, valora la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, si bien considera que hay cosas que «es necesario cambiar». Por ejemplo, un canal oficial de distribución de fotografías de desaparecidos que, actualmente, lo asume su colectivo de forma desinterasada. También exigen la creación de una oficina de atención a las familias que solo funciona en Cataluña.