El número de personas que viven en el asentamiento del solar trasero de la estación de Delicias, en Zaragoza, se ha duplicado en el último año. Actualmente hay 13 chabolas en las que viven 40 personas, 20 más que hace unos meses. Según la concejala de Derechos Sociales, Luisa Broto, se trata de ocupantes nómadas que permanecen en un mismo lugar durante un tiempo determinado y, después, cambian de ciudad.

Este enclave no es nuevo y el número de residentes que lo habitan varía constantemente. El plan de chabolismo del consistorio pretende, por un lado, controlar el número de enclaves que hay en la ciudad, y, por otro, ofrecer alternativas a aquellos que viven en la calle.

Según informó Broto en la última comisión de su área, a pregunta de Ciudadanos (C’s), el número de asentamientos chabolistas se ha reducido en el último año, pasando de 53 en el 2016 a 38 este año. Lo mismo ha sucedido con los espacios de convivencia, que se han reducido de 116 a 92.

La disminución no se ha notado tanto en el número de personas que habitan en conjuntos chabolistas. Si en el 2016 había 276, ahora se tienen controladas a 219. Se trata, principalmente, de hombres, un perfil que predomina en la calle y con edades comprendidas entre los 27 y 40 años. La diferenciación entre españoles e inmigrantes dejó de tener sentido desde que los desahucios se convirtieron en un drama para muchas familias.

Rechazo a las ayudas

Respecto al enclave de la estación de Delicias, Broto explicó que, según los funcionarios del departamento y tras la comprobación in situ de los técnicos realizada el pasado 15 de noviembre, su incremento es, «hasta cierto punto, normal debido al periodo estacional que se produce tras la finalización de las fiestas del Pilar y las ferias».

Esto provoca que determinada población trashumante entre ciudades resida allí temporalmente. El consistorio señala que no hay que olvidar que se producen desplazamientos entre los propios asentamientos de la ciudad.

La zona chabolista de las Delicias se encuentra situada en un amplio solar entre el centro comercial Augusta y las vías férreas. Las chabolas son de pequeño tamaño y se encuentran bastante separadas unas de otras, algo que dificulta la creación de focos de insalubridad en los alrededores.

En la mayoría de los casos están ocupadas por personas que han rechazado la alternativa de acudir al albergue municipal y que llevan años malviviendo en la calle en estas condiciones, donde tener un colchón viejo es una comodidad y donde soportan temperaturas extremas, da igual que sea por frío, como estas jornadas, que por calor. Hay sin techo que reciben algún tipo de subsidio desde la administración, pero son los que menos.

En el marco de su plan de sinhogarismo, el consistorio está trabajando en la actualización del protocolo que rige las normas del albergue municipal. Entre las novedades destaca la posibilidad de acceder al recinto con perros o cualquier otro tipo de mascota. Esta medida se enmarca en una estrategia más amplia del consistorio para abordar el problema de las personas sin hogar.

Cruz roja

Según un informe de Cruz Roja, el 9% de las personas sin hogar convive con uno o más animales y, en muchos casos, hay personas que descartan acudir a las instalaciones municipales para no tener que abandonar ni desprenderse de su mascota.

En los últimos diez años, los asentamientos de infraviviendas en Zaragoza, de población tanto local como inmigrante, se han situado en los alrededores del pabellón Príncipe Felipe y entre las naves industriales del polígono Cogullada. En el entorno de la estación de Delicias existe constancia de viviendas chabolistas de este tipo al menos desde el año 2012.

La tendencia de reducción de los asentamientos ilegales sin medidas de salubridad ha seguido una tendencia descendente en toda España. El Programa de Atención Social en Situaciones de Infravivienda (ASSI) del consistorio zaragozano se desarrolla mediante convenios de colaboración con la Asociación de Promoción Gitana y Fundación Federico Ozanam y cuenta con un equipo profesional formado por una trabajadora social municipal que lo coordina, una trabajadora social, tres educadores y tres mediadores.