El Ayuntamiento de Trasmoz y el escultor Luigi Maráez se disputan los 35.000 euros que la fiscala y el acusador particular Santiago Palazón pidieron a los supuestos autores del robo de la estatua de Gustavo Adolfo Bécquer, en abril del 2014. En la segunda y última sesión de la vista oral, celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal número 7 de Zaragoza, el ministerio público pidió dos años de cárcel para Gregorio A. P. y María Rosario M. C., por el supuesto robo o hurto de la figura, y otros dos años para el chatarrero Fernando S. C., por receptación. La responsabilidad civil recayó exclusivamente sobre los dos primeros al modificar la fiscala sus conclusiones provisionales.

En el caso de que los presuntos ladrones fueran condenados y pagaran la indemnización, si correspondiera al ayuntamiento este tendría que reinvertirla en una nueva estatua como la que había. Si el dinero fuera al escultor, este no tiene esa obligación, si bien en la primera sesión de la vista, celebrada en marzo, se comprometió a esculpir una nueva imagen del escritor y poeta sevillano.

En la sesión de ayer prestó declaración por videoconferencia un vigilante de seguridad de una empresa del polígono de Tudela donde apareció la estatua, la campana de un convento y piezas sueltas de una figura de María Moliner en Novallas. Declaró que la acusada se acercó sobre las 00.30 horas corriendo a donde estaba y le pidió que «llamara a la Policía porque le querían pegar». Sin embargo, no se quedó allí, «dijo que tenía prisa y se fue».

EN EL MISMO LUGAR

La figura de Bécquer apareció en parte y troceada en el coche de María Rosario, que era pareja de Gregorio, el cual está en prisión por delitos de robo. Su abogada, Carmen Sánchez, pidió alternativamente tres meses de cárcel, con la atenuante muy cualificada de drogadicción.

La fiscala aseguró que el chatarrero «conocía el origen ilegítimo» de la estatua, pese a que él lo negó cuando prestó declaración en la primera sesión del juicio.

Respecto a la autoría del robo dijo que no había «pruebas directas», pero señaló que los indicios apuntan a que Gregorio la arrancó de su pedestal, junto al castillo de Trasmoz, y que la introdujo en el coche de María Rosario.

Para el ministerio público, la indemnización debe ir al escultor, dado que este manifestó que la costeó con su propio dinero, pues la campaña de las redes sociales apenas obtuvo respuesta. Eso sí, la fiscala dejó claro que la figura de Bécquer «debe ser restituida y repuesta en el mismo lugar».

Santiago Palazón defendió que es el ayuntamiento el que debe cobrar la responsabilidad civil, con el fin de destinarla igualmente a que se esculpa otra imagen y se instale en donde estuvo hasta que fue robada y troceada par venderla como metal.