Un año y tres meses después de la inauguración del CaixaFórum de Zaragoza, el entorno del nuevo edificio todavía no ha sentido su impulso. Así lo afirman tanto la asociación de vecinos Manuel Viola de Delicias como los responsables de los bares y restaurantes del entorno de Anselmo Clavé, la calle en la que está ubicada la entrada principal al museo.

La séptima sede del emblemático museo llegó a la capital aragonesa como último remanente de la Exposición Universal del 2008, como parte de un proyecto urbanístico más complejo que preveía la mejora del entorno de la antigua estación del Portillo y del solar que la circunda. Sin embargo, aunque desde el compromiso, en el 2008, de la construcción del CaixaFórum pasaron seis años hasta su inauguración, el resto de actuaciones se vieron frenadas por la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria. El Ayuntamiento de Zaragoza apenas acometió ninguna mejora en la zona, salvo la adecuación de la nueva estación de tren del Portillo y el paso que conecta ambos lados del solar.

"El CaixaFórum no ha tenido ningún efecto a nivel de los comercios de la zona, aunque obviamente sí ha mejorado mucho el entorno a nivel urbanístico", relató José Luis Zúñiga, presidente de la asociación de vecinos Manuel Viola del barrio de Delicias.

Con motivo del primer aniversario del museo, la asociación vecinal está elaborando un análisis de las repercusiones que el nuevo centro cultural ha tenido en el barrio. "Todavía es pronto para dar conclusiones tajantes, pero de momento todo indica que este es el primer impulso a la zona; por ejemplo, ahora la gente pasea más por aquí, pero deben producirse otras actuaciones para que la prosperidad del barrio sea una realidad", manifestó Zúñiga.

SIN LOCALES NUEVOS

Los comercios de Anselmo Clavé coinciden en el diagnóstico de los vecinos. Ningún nuevo local ha abierto sus puertas y los que han vivido la evolución en las ventas coinciden en que no entra más gente a sus locales a pesar de la apertura del museo. "Cuando estaban las obras sí que se notó mucho impulso porque aquí se acercaban todos los trabajadores y la cafetería se llenaba todos los días", explicó Valentina, responsable de la Cafetería Rose. Sin embargo, desde la inauguración el 28 de junio del año pasado, afirma que cuenta con la "clientela habitual". Una de las razones por las que Valentina considera que su negocio no nota el flujo de visitantes al museo es que tiene "su propio restaurante".

Lo mismo piensa Pablo, encargado del Bar Sorrento, otro de los negocios de la zona de Anselmo Clavé. "Aquí no se ha notado nada la apertura; en este año no hemos hecho más caja que en los anteriores", indicó. "Creo que o bien la gente se queda en otros bares, o directamente en el restaurante del propio CaixaFórum", manifestó.

En su inauguración, Elisa Durán, responsable de la Fundación La Caixa, afirmó que uno de los objetivos del CaixaFórum es la "cohesión social del entorno". A día de hoy, desde la asociación de vecinos Manuel Viola echan en falta una relación "más cercana". Aun así, su presidente José Luis Zúñiga reconoce que es pronto para valorar los efectos que el centro cultural tendrá en el barrio a largo plazo. "En la asociación recordamos a menudo los inicios del museo Guggenheim en Bilbao, que tardó diez u once años en reconvertir todo el entorno y transformarlo en un verdadero foco cultural de atracción de turistas y sabiduría", relató.

Para el próximo año, la entidad vecinal planea elaborar una lista concreta de medidas. "Queremos involucrar más al ayuntamiento y tenemos confianza en que el equipo de Gobierno verá que esta es una zona fundamental para el desarrollo de la ciudad y que podría ser un nuevo punto de atracción cultural".