Casi el 43% de los docentes e investigadores de la Universidad de Zaragoza (1.631 según el portal de transparencia) son profesores asociados este curso, la cifra más alta de los últimos años en la institución académica. Se trata de personas que, sin necesidad de ser doctores, dan clases y trasladan su experiencia al aula en el área del que son especialistas y, al mismo tiempo, ejercen su trabajo en otra empresa pública o privada. De estos 1.631 docentes, alrededor de 500 trabajan en el área de Ciencias de la Salud, donde titulaciones como Medicina o Enfermería no se pueden impartir sin esta figura de asociado, que ha existido siempre.

La presencia de esta figura educativa en el campus es superior a la de los profesores titulares que, según los datos de la institución, ascienden este curso a 1.071 personas. En este sentido, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) en Aragón denunció que son los «docentes pobres», porque «con salarios de entre 300 y 600 euros asumen unas funciones que extralimitan su contrato», indicó Alfonso Zafra, presidente del sector educativo de CSIF en la comunidad.

La crítica por parte de este colectivo la ha realizado también la Universidad de Zaragoza varias veces, ya que no puede ofrecer estabilidad a su plantilla porque la situación depende del Ministerio de Educación y de la convocatoria de empleo público.

LA TASA DE REPOSICIÓN

Así, detrás del conflicto está el cambio que hizo el Gobierno de España en el 2012 en la tasa de reposición de catedráticos, profesores titulares y contratados doctores, cada vez más baja. Esta situación ha repercutido, paulatinamente, en una disminución de estas figuras en detrimento de los docentes temporales (ayudantes doctores y profesores asociados). «Padecen problemas económicos, muchos tienen que darse de alta como autónomos, y están sometidos a una gran inestabilidad laboral», añadieron desde CSIF. En este sentido, apuntaron a la consecución, «durante años», de contratos que se renuevan semestral o anualmente. «Además, son excluidos de los proyectos de investigación o despedidos sin indemnización, lo que provoca cada vez más frecuentes recursos que terminan ganando al considerarse despidos improcedentes en los tribunales », apuntó CSIF.

La situación creada desde Madrid ha obligado a las universidades españolas (el problema no solo se da en Aragón) a contratar personal para cubrir sus planes de estudios «con un perfil profesional totalmente precarizado», añadió Zafra.

«La convocatoria de plazas de empleo público solucionaría la situación a largo plazo, no de inmediato. Con esta fórmula precaria se pone en riesgo la calidad y la enseñanza a los estudiantes. Entonces, surgen teorías y debates sobre si los titulados, cuando terminan, no están bien formados. Habría que replantearse situaciones donde hay 20 asociados en una carrera y dos titulares», replicó el portavoz del sindicato educativo en Aragón.

En este sentido, el colectivo insistió en que la forma de actuar es «mediante parches», ya que la situación se repite cada año y no garantiza «ni estabilidad ni educación permanente».

Así, Zaragoza reitera en que los docentes asociados, tanto del campus aragonés como de otro, «cambian de materia cada curso, incluso se les asigna funciones de tutorías, coordinación de trabajos de final de grado y todo ello por el mismo salario», dice. En algunos casos, según el sindicatos, se dan cifras de «cuatro veces inferiores al sueldo de los profesores titulares». Por todo ello, desde CSIF exigen «que se retomen las negociaciones» para la mejora de las condiciones laborales de este colectivo y se convoquen las plazas de oposición necesarias «para evitar que se siga viciando la contratación docente en el sistema universitario», apuntó.