Los habitantes de la colonia Lépida Celsa eran ciudadanos de pleno derecho del Imperio Romano. Y eso no es ser cualquier cosa. Este yacimiento, que se encuentra en la ladera de un cabezo sobre la población de Velilla de Ebro fue la primera colonia romana del valle del Ebro, fundada en el año 44 a.C, vivió épocas de gran esplendor. Por motivos que todavía no están muy claros, fue abandonada por sus pobladores apenas un siglo después. Posiblemente fue por los cambios económicos y administrativos derivados de la creación de una nueva y pujante colonia en la zona, Caesaraugusta, que monopolizó los principales flujos comerciales, según indica el servicio de cultura de la Diputación Provincial de Zaragoza. Gracias a esta particularidad los actuales vecinos de Velilla de Ebro disfrutan a poco más de 4 kilómetros de sus casas de uno de los yacimientos mejor conservados de la provincia de Zaragoza. No es como vivir en tiempos de Augusto, pero tampoco es cualquier cosa.

Para la alcaldesa, Rosario Gómez, "la ciudad responde a la máxima categoría que Roma otorgaba a sus asentamientos, por lo que estaba habitada por ciudadanos con los mismos derechos que los ciudadanos del Imperio". Además, Lépida se fundó 15 años antes que Caesaraugusta. Probablemente por la orografía del terreno y otras circunstancias políticas, Lépida Celsa quedó relegada en favor de la futura Zaragoza. "Esa fue la primera vez en la que la capital vampirizó el territorio", señala con humor Gómez.

Para Velilla de Ebro, la colonia es junto con la agricultura y la ganadería uno de los grandes ejes de desarrollo del municipio. "Nos encontramos con una ciudad romana que ocupa más de 40 hectáreas y que a diferencia de otros enclaves no tiene construida ninguna otra ciudad encima", expone la alcaldesa. Por esto motivo se conserva intacto el trazado urbano, las calles y el empedrado.

El yacimiento presenta un conjunto de terrazas urbanizadas y el muelle de un puerto fluvial, además de una necrópolis, una panadería y varias casas y villas de importancia. También se conservan restos de pintura que decoraban las paredes de algunas de las estancias mayores con pinturas en que aparecen hermosos cisnes, grecas florales, nereidas o tritones.

Viviendas decoradas

Desde 1976, sucesivas campañas arqueológicas han sacado a la luz barrios enteros, con calles pavimentadas y manzanas de viviendas de varios pisos ordenadas alrededor de patios. En sus estancias han aparecido numerosos objetos relacionados con la vida cotidiana. Como señala Gómez, si se sigue excavando los tesoros pueden ser todavía mayores.

La visita al yacimiento no presenta problemas de acceso, ya que se encuentra junto al casco urbano de Velilla. Se pueden concertar visitas guiadas (organizadas por la asociación Los trabajos de Hércules) y completar el recorrido con la entrada en el museo arqueológico dependiente del Museo de Zaragoza. En su interior se encuentra una muestra didáctica sobre la vida en la colonia Lépida.

Para Gómez, Velilla hasta el momento no ha sabido rentabilizar turísticamente los restos de esta ciudad imperial. "Confiamos en que la celebración del bimilenario del nacimiento de Augusto nos ayude a relanzar su existencia y a reactivar la actividad turístico cultural de la zona", expresa.

En Velilla también es interesante conocer la existencia de un molino hidráulico (muy cercano al museo) perfectamente conservado y recuperado, así como su templo parroquial, de estilo mudéjar.

Para completar el recorrido por los años de esplendor romano, también es recomendable visitar el yacimiento de La Malena en Azuara, una suntuosa villa que estuvo habitada hasta el siglo V. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz interesantes murales, estatuas y mosaicos.