Andorra casi creía estar condenada a un suministro de agua de baja calidad. La escasez de este elemento, su abundancia en cal y la necesidad de realizar captaciones en el Ebro para compensar la insuficiencia de los pozos explotados habían abocado a la localidad minera a un servicio muy deficiente, ante la indignación de los usuarios.

Esta situación se traduce en la necesidad de adquirir agua embotellada y en continuos problemas con los electrodomésticos, como lavadoras y lavavajillas, por la acumulación de cal en los conductos y mecanismos.

Sin embargo, Andorra podría estar a punto de entrar en una nueva era gracias a un acuerdo con la empresa Global Omniun, que aplica un novedoso sistema, a base de dióxido de carbono, para limpiar la red de distribución. Este gas, representado como CO2, se inyecta en forma líquida en la red de suministro y contribuye a rebajar los niveles de acidez y alcalinidad.

La estrategia, presentada por la alcaldesa Sofía Ciércoles la pasada semana, recurre a una tecnología innovadora que actúa, ya en estado gaseoso, antes de la llegada del agua a la planta potabilizadora. Fuentes de la empresa indicaron que este método no supone ningún tipo de riesgo de salud para las personas y además no causa daños en la red de suministro. El plan ha sido llevado a cabo por el Instituto Aragonés del Agua (IAA), que ha destinado a la mejora del suministro andorrano en torno a 60.000 euros.

BUENOS RESULTADOS

El sistema se ha probado con anterioridad para ver el resultado que arrojaba y en el consistorio existe optimismo respecto del funcionamiento que se obtendrá, dado que la prueba se ha desarrollado con normalidad.

El agua para el consumo de boca es una cuestión polémica en la villa minera, que ha vivido un proceso judicial, en el ámbito contencioso-administrativo, con la actual concesionaria, la empresa Aragonesa de Servicios Públicos.

De hecho, ha habido discrepancias entre los distintos grupos políticos de la corporación sobre la forma de conducir el pleito y más de un pleno dedicado a la cuestión ha acabado con sonoras discrepancias.

Tan es así que el año pasado el concejal socialista Ramón López Planas dimitió como responsable del Ciclo del Agua por estar en desacuerdo con la línea seguida por Sofía Ciércoles, de IU, a la que acusó de estar defendiendo los intereses de la empresa concesionaria del servicio, que tiene un contrato vigente hasta el año 2021.

PLATAFORMA

Quizá por ello, ante la división municipal, se creó el año pasado una plataforma ciudadana cuyo único objetivo es la mejora de la calidad del agua que llega a las casas de Andorra. Ahora, unos y otros miran con esperanza a la inyección de dióxido de carbono, un sistema que viene avalado por la comunidad científica.